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La clave para perder peso y no recuperarlo es seguir una ‘dieta intermitente’ y evitar las ‘dietas continuas’ | Por: @linternista

Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Tasmania en Launceston (Australia), la clave para bajar definitivamente de peso parece estar en alternar períodos de «dieta» con periodos de ‘descanso’ cada dos semanas. O lo que es lo mismo, seguir una ‘dieta intermitente’ y evitar las ‘dietas continuas’.

Uno de cada tres habitantes del planeta presenta sobrepeso u obesidad. Un exceso de peso que, más allá de sus consecuencias estéticas, se asocia a un mayor riesgo de desarrollo de enfermedades muy graves y potencialmente mortales, caso sobre todo de las cardiovasculares, la diabetes y distintos tipos de cáncer. De ahí que para disminuir su probabilidad de fallecer prematuramente, los más de 2.200 millones de niños y adultos con sobrepeso u obesos se vean abocados a bajar de peso. Y para ello, hay que reducir la ingesta de alimentos. O lo que es lo mismo, ponerse a dieta. El problema es que, por muy duradera que sea, seguir una dieta no siempre conlleva la ansiada pérdida de peso. Todo ello sin olvidar que una vez finalizada la dieta, la gente tiende a recuperar los kilos perdidos, a veces con creces.

Como explica Nuala Byrne, directora de esta investigación publicada en la revista «International Journal for Obesity», «si bien se necesitan más estudios sobre este enfoque de dieta intermitente, los hallazgos de nuestro trabajo ofrecen un apoyo preliminar para este modelo como alternativa superior a las dietas continuas para la pérdida de peso».

Dieta intermitente

El objetivo del nuevo estudio fue evaluar la ‘reacción a la hambruna’ que experimenta todo organismo sometido a una dieta continuada y su impacto sobre la pérdida de peso en adultos con obesidad. Y para ello, los autores dividieron a los participantes en dos regímenes dietéticos en los que se restringió en una tercera parte la ingesta ‘normal’ de calorías: un primer grupo en el que la dieta se mantuvo de forma continua y constante a lo largo de 16 semanas; y un segundo grupo en el que se alternaron, durante un total de 30 semanas, dos semanas de dieta y dos semanas con un régimen alimenticio diseñado para mantener el peso.

En este contexto, debe tenerse en cuenta que, por una parte, la dieta seguida por los participantes de ambos grupos fue similar y, por otra, que la duración total de la dieta fue igual para todos los participantes –16 semanas, ya fuera de forma continua o con ciclos en los que se alternó la pérdida y el mantenimiento de peso cada dos semanas y a lo largo de 30 semanas–. Entonces, ¿los resultados fueron igualmente similares? Pues no.

Los participantes en el segundo grupo no solo perdieron más peso, sino que recuperaron menos kilos a la conclusión del estudio. Concretamente, y frente a aquellos sometidos a la dieta continua durante 16 semanas, presentaron un promedio de ocho kilos menos de peso corporal a los seis meses de la finalización de la dieta.

Como indica Nuala Byrne, «seguir una dieta altera una serie de procesos biológicos en el organismo que ralentizan la pérdida de peso y, muy probablemente, conlleven a una ganancia de kilos. Cuando reducimos nuestra ingesta energética durante la dieta, el metabolismo en reposo se reduce de una forma mucho mayor de lo esperable. Un fenómeno denominado ‘termogénesis adaptativa’ que provoca que la pérdida de peso sea mucho más difícil de lograr».

Dos semanas de ‘descanso’

Numerosos estudios han constatado que cuanto más duradera es una dieta, más difícil es lograr la ansiada pérdida de peso. Como refiere la directora de la investigación, «la ‘reacción a la hambruna’, esto es, el mecanismo de supervivencia que ha ayudado a lo largo de la Historia al ser humano a sobrevivir como especie cuando la disponibilidad de alimentos era inconsistente, está ahora contribuyendo al aumento de nuestras cinturas en una época en la que los alimentos siempre están disponibles».

Por tanto, parece que la clave para eludir que esta ‘reacción a la hambruna’ tire nuestros sacrificios alimentarios por tierra se encuentra en alternar la dieta y el descanso. Pero no vale ‘descansar’ de cualquier manera. Por ejemplo, no sirven las dietas, cada vez más populares, en las que los periodos de ayuno se alternan con otros en los que la persona puede comer cuanto quiera. O al menos si el objetivo es perder los kilos para siempre.

Como concluye Nuala Byrne, «cada vez hay más evidencias que muestran que los regímenes dietéticos en los que la persona alterna periodos de uno a siete días de ayuno total o parcial con otros ‘ad libitum’ o sin restricciones no son más efectivos que la dieta continua convencional para la pérdida de peso. Parece que el ‘descanso’ de la dieta que hemos utilizado en nuestro trabajo es crucial para el éxito de esta estrategia».

Fuente: abc.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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