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El cambio climático y calentamiento global puede aumentar el riesgo de ataque cardíaco | Por: @linternista

Según alerta un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Michigan en Ann Arbor (EE.UU.), los cambios súbitos y extremos en la temperatura que se producirán por este calentamiento planetario provocarán un mayor número de infartos de miocardio. Como explica Hedvig Andersson, directora de esta investigación que se presentó el sábado 10 de marzo de 2018 en Orlando (EE.UU.) en el marco de las Sesiones Científicas Anuales 2018 del Colegio Estadounidense de Cardiología (ACC), «se espera que el calentamiento global cause eventos climáticos extremos, lo que puede dar lugar a grandes fluctuaciones en la temperatura a lo largo de los días. Y de acuerdo con nuestro estudio, estas fluctuaciones en la temperatura exterior podrían conllevar un incremento en la cifra de infartos agudos de miocardio y afectar a la salud cardiaca global en el futuro».

Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de mortalidad en todo el mundo; de hecho, estas patologías fueron responsables solo en 2015 de un total de 17,7 millones de decesos. O lo que es lo mismo, del 31% de todos los fallecimientos acaecidos ese año en todo el mundo. Peor aún, esta cifra, lejos de disminuir, aumentará aún más en el futuro. Y no solo por el envejecimiento de una población que, además, será cada vez más numerosa con el paso de los años, también por el calentamiento global.

Variaciones letales

Infinidad de estudios han demostrado que la temperatura exterior o ‘ambiente’ influye en la tasa de infartos de miocardio. Por ejemplo, ya se sabe que el frío aumenta el riesgo de padecer un ataque al corazón, lo que explica que el índice de fallecimientos por causa cardiovascular –tal y como ocurre con el resto de patologías– sea superior en el invierno. Sin embargo, hasta ahora no se había evaluado si los cambios repentinos en la temperatura también pueden afectar a la mortalidad cardiovascular.

Como indica Hedvig Andersson, «el cuerpo cuenta con sistemas efectivos para responder a los cambios en la temperatura, pero es posible que las fluctuaciones rápidas y extremas provoquen un mayor estrés sobre estos sistemas, contribuyendo así a los problemas de salud».

En el estudio, los autores analizaron los historiales clínicos de más de 30.000 pacientes sometidos entre los años 2010 y 2016 en 45 hospitales del estado de Michigan (EE.UU.) a una intervención coronaria percutánea (ICP) para ‘desatascar’ sus arterias tras ser diagnosticados de un infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST –el tipo más grave de ataque al corazón.

Los autores calcularon las fluctuaciones en la temperatura que tuvieron lugar antes de cada infarto, para lo cual analizaron las temperaturas registradas en las zonas de los hospitales en los días en los que ingresaron los participantes. Concretamente, se estableció como fluctuación la diferencia entre la mayor y la menor temperatura registradas el día en el que se produjo el infarto.

En general, los resultados mostraron que el riesgo de un ataque al corazón aumentó en aproximadamente un 5 por ciento por cada salto de cinco grados en la diferencia de temperatura, en grados Celsius (9 grados Fahrenheit). Las oscilaciones de más de 25 grados Celsius (45 grados Fahrenheit) se asociaron con un mayor aumento en las tasas de ataque cardíaco en comparación con un aumento menor con oscilaciones de temperatura de 10 a 25 grados Celsius (18-45 grados Fahrenheit). El efecto fue más pronunciado en los días con una temperatura promedio más alta; en otras palabras, un repentino cambio de temperatura pareció tener un mayor impacto en los días más cálidos, es decir, los cambios repentinos de temperatura tienen un mayor impacto en los días templados y, sobre todo, calurosos.

En el otro extremo del espectro, en un caluroso día de verano, se pronosticaron casi el doble de infartos en días con una fluctuación de temperatura de 35-40 grados Celsius (63-72 grados Fahrenheit) que en días sin fluctuaciones.

«En general, pensamos en los factores de riesgo de ataque cardíaco como aquellos que se aplican a pacientes individuales y, en consecuencia, hemos identificado cambios en el estilo de vida o medicamentos para modificarlos. Los factores de riesgo a nivel de población necesitan un enfoque similar «, dijo Hitinder Gurm, MD, profesor de medicina y director clínico asociado de Michigan Medicine y autor principal del estudio. «Las fluctuaciones de temperatura son comunes y [a menudo] predecibles. Se necesita más investigación para comprender mejor los mecanismos subyacentes de cómo las fluctuaciones de temperatura aumentan el riesgo de ataques cardíacos, lo que nos permitiría quizás idear un enfoque de prevención exitoso «.

En su análisis, los investigadores ajustaron los totales de precipitación, el día de la semana y las tendencias estacionales para aislar los efectos de las fluctuaciones de temperatura diarias de otros factores ambientales potenciales.

Gurm advirtió que la asociación no prueba necesariamente que los cambios repentinos de temperatura son la causa del aumento de los ataques cardíacos; otros factores pueden haber contribuido a los resultados. Señaló que sigue siendo importante centrarse en factores de riesgo cardiovasculares modificables, como el tabaquismo, la presión arterial alta y el colesterol alto.

En definitiva, las oscilaciones repentinas en la temperatura aumentan el riesgo de sufrir un infarto. Y dado que parece que estas variaciones se dispararán en las próximas décadas como consecuencia del calentamiento global, es el momento de tomar cartas en el asunto. Y no tanto para tratar de contrarrestar la causa, esto es, el efecto invernadero, pues parece que muchos gobiernos del planeta no están por la labor, sino a nivel de prevención para paliar sus consecuencias.

Fuente: abc.es / acc.org

Comité editorial medicinapreventiva.info

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