La artrosis es muy frecuente después de los 40 | Por: @linternista
La artrosis es una patología que nos puede afectar seriamente después que cumplimos los 40 y si no acudimos al médico y nos tratamos, estamos condenados a padecer dolores y deformaciones en nuestras articulaciones.
Al inicio, la enfermedad requiere de un tratamiento no farmacológico, basado en ejercicio físico y de dieta, que permita retrasar las crisis dolorosas.
Según un estudio del Instituto de Investigación en Atención Primaria, IDIAP Jordi Gol, la artrosis es la más prevalente de las enfermedades reumáticas, llega a afectar aproximadamente a un 12% de la población mayor de 40 años de edad y representa el 6% de todas las muertes relacionadas con la artritis.
Esta investigación se hizo con una muestra de casi 300 personas mayores de 40 años, de las que el 11,7% presentó artrosis, localizada en diversas partes del cuerpo, pero principalmente en las rodillas (68,1%) y las vértebras lumbares (39,5%).
De las personas diagnosticadas con esta patología, un 64,6% fueron derivados al traumatólogo, los cuales recomendaron prótesis de rodilla al 17,1% de los pacientes. Además, un 31,9% necesitaba aparatos externos para caminar, de los que la mitad terminó usando bastón.
Tratamiento
Son importantes tanto las terapias no farmacológicas como la indicación de fármacos.
Alba Muriscot, autora del trabajo, junto con los doctores Aura María Stan y Pablo Hsu e investigadores de ABS Reus 2 e IDIAP Jordi Gol, explica que “En la muestra estudiada observamos que un 54,6% no practicaba ningún tipo de actividad física y asimismo el índice de masa corporal (IMC) era elevado”.
“Las medidas no farmacológicas, como el seguimiento de una dieta y de ejercicio físico, en etapas iniciales y aún no invalidantes es fundamental para intentar frenar la evolución e impedir la aparición de complicaciones y deformidades incapacitantes”, señala la experta.
Medidas no farmacológicas
El inicio siempre debe ser la prevención y a posterior cuando la enfermedad está avanzada, se pasa a los fármacos y, si se requiere se puede realizar cirugía.
Primera fase es importante que el paciente pierda peso y haga ejercicio físico, ya sean en el agua o con calzado adecuado.
“En el agua se evita el impacto, disminuye el factor peso a la hora de moverse y además, el calor del agua disminuye el dolor”, aclara Muriscot.
Debe haber una concienciación de la población con relación a la enfermedad, que comienza con el médico de atención primaria.
“Hay que promocionar la actividad física como un tratamiento más”, recomienda Muriscot.
“En una situación ideal deberíamos poder enviar a la gente a hacer aquagym o natación, al igual que enviamos a rehabilitación cuando tienen crisis de dolor importante; introduciendo un programa de ejercicio físico durante 3 meses, de al menos 2 veces por semana. Y después que los pacientes pudieran seguir por su cuenta”, dice la doctora.
Crisis dolorosa
Cuando comienzan las crisis de dolor se hace necesario recurrir a un tratamiento farmacológico.
“Hemos observado que hay una buena educación farmacológica siguiendo las guías clínicas, por lo que ante dolores agudos se ha prescrito en un 86,7% antiinflamatorios no esteroideos (AINES), y en el 84,8% paracetamol o acetaminofén”, señala Muriscot.
“En los pacientes con dolor crónico su tratamiento habitual es con 71,8% el paracetamol tal como marcan las guías clínicas; pero también se ha observado que en un 36% de la muestra no se prescribía o no necesitaba ningún tipo de tratamiento”.
En conclusión
Este estudio se le da importancia tanto al tratamiento no farmacológico, sobre todo en las fases iniciales de la enfermedad, como al uso de medicamentos cuando ya esta establecida la enfermedad como tal.
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Fuente: laverdad.es