Gota a gota, hay que saber por qué es imprescindible hidratarse bien | Por: @linternista
Después del oxígeno, el agua es el recurso vital más importante para el hombre, a tal punto que puede sobrevivir más días sin comer que sin beber. Sin embargo, sobre algo tan indispensable y cotidiano como la hidratación, hay muchísimas personas que tienen dudas acerca de las cuales les gustaría hablar con su médico.
En un sondeo realizado en Argentina en el que participaron 1.000 personas de entre 18 y 70 años de todo el país, la principal inquietud señalada por el 91% de los encuestados está referida al tipo de bebidas que conviene tomar, seguido por los beneficios del agua para el organismo (82%), la cantidad diaria requerida (70%) y la presencia de sodio en agua (60%). Esas preocupaciones dispararon la elaboración de una guía de respuestas sobre hidratación de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), en cuya confección participaron profesionales de diferentes áreas (Nutrición, Cardiología, Nefrología, Pediatría y Dermatología). Aquí, las principales conclusiones:
En Argentina, un estudio realizado por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil demostró que sólo el 21% de la ingesta de líquidos está satisfecha por agua pura, mientras que la mitad de lo que se toma por día son bebidas e infusiones azucaradas. No todas hidratan por igual: “Elegir agua pura permite incorporar una bebida que no agrega ni aditivos ni azúcar, dando sensación de saciedad sin incorporar calorías logrando alcanzar las recomendaciones de ingesta de líquidos de manera más saludable”, afirmó Florencia Flax Marcó, licenciada en Nutrición especializada en políticas públicas de la nación sureña.
La recomendación diaria para adultos es de 2 a 2,5 litros de líquidos por día, de los cuales lo ideal es que al menos ocho vasos sean de agua. Su origen puede ser diverso, pero para que sea apta para consumo la condición ineludible es que sea potable o potabilizada (por lo general es la de red). Dentro del agua embotellada están las minerales naturales, que son envasadas en el lugar de origen, y las mineralizadas, a las que se les agrega contenido mineral de manera artificial, diferenció Diana Kabbache, profesora de Licenciatura en Nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Los niños y jóvenes están más expuestos a la deshidratación que los adultos porque retienen agua para el crecimiento. Al respecto, la médica pediatra Blanca Ozuna alertó sobre la necesidad de estar atentos “a la ingesta diaria particularmente en los niños más pequeños para asegurar el aporte adecuado de agua, ya que la alteración del balance hídrico tiene efectos negativos para el crecimiento y las funciones del organismo, incluso la cognitiva”.
“El agua es el principal componente del cuerpo humano. Es esencial para los procesos fisiológicos de la digestión, absorción y eliminación de desechos metabólicos no digeribles y también para la estructura y función del aparato circulatorio. Actúa como medio de transporte de nutrientes de todas las sustancias corporales y tiene acción directa en el mantenimiento de la temperatura”, explica Jorge Tobili, médico nefrólogo del Hospital Alemán, en Argentina.
Pero la acción del agua no sólo es importante para el interior del organismo. Los efectos de una buena hidratación saltan a la vista. Estela Bilevich, médica dermatóloga del Hospital de Clínicas, también en Argentina, señaló que existen estudios que indican que tomar agua incrementa el flujo de la sangre en los capilares de la piel. “Se puede medir el efecto al examinar la turgencia cutánea, que mide cuánto tiempo le toma a la piel volver a su estado normal al pellizcarla y levantarla. Si la piel está deshidratada, le toma más tiempo retornar a su estado original”.
El agua ingresa al organismo principalmente a través de la ingesta de líquidos y en segundo lugar por los alimentos y egresa por la orina, la sudoración, la respiración y la materia fecal. Un desbalance entre esa entrada y salida provoca un cuadro de deshidratación. “Tan sólo un 2% de deshidratación es suficiente para afectar negativamente el rendimiento cognitivo y la función motora”, precisó Sandro Murray, vicepresidente de la SAN. A corto plazo, el impacto de la falta de agua en el organismo puede manifestarse a través de un aumento en la fatiga, disminución en la memoria, somnolencia, aumento de la tensión o la ansiedad y la dificultad para completar tareas. A largo plazo puede derivar en cálculos renales o infecciones urinarias.
Quienes practican deportes deben tener en cuenta que la hidratación es indispensable antes, durante y después de la actividad física. Si el ejercicio es menor a una hora, el agua basta para cubrir las necesidades del organismo. “Pero en esfuerzos mayores a 50-60 minutos de duración y en esfuerzos prolongados con mucha sudoración conviene hidratarse con bebidas que contengan glucosa, sodio y potasio”, aconsejó Alicia Bernasconi, coordinadora del área de Nutrición y Actividad Física de la SAN.
Fuente: Clarín.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social