Alta frecuencia cardíaca con baja variabilidad asociadas con deterioro funcional en Ancianos | Por: @rigotordoc
Los marcadores de la función autonómica cardiaca también pueden ser marcadores tanto del estado funcional actual y futura en los pacientes de edad avanzada, independientemente de la enfermedad cardiovascular.
Los datos acerca de más de 5.000 participantes del Estudio Prospectivo de Pravastatina en la Tercera Edad en Riesgo (PROSPER, por sus siglas en inglés) mostraron que aquellos que tenían una alta frecuencias cardíacas basal en reposo (entre 71 y 117 latidos / minuto) tenían un riesgo significativamente mayor que aquellos con frecuencias cardíacas más bajas de deterioro tanto en las actividades básicas de la vida diaria (tales como el aseo, la alimentación y la continencia urinaria) como en las actividades instrumentales (como las tareas del hogar, uso de la tecnología, y tomar la medicación prescrita). Los hallazgos fueron publicados en línea el 31 de agosto 2015 en CMAJ.
Además, aquellos con una variabilidad de la frecuencia cardíaca (la variación de la frecuencia del latido cardiaco durante un intervalo de tiempo definido) más baja al inicio del estudio, eran más propensos a desarrollar ambos tipos de deterioro funcional vs aquellos con mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca.
La frecuencia cardiaca (FC) es uno de los parámetros no-invasivos más utilizados en el análisis y en la valoración de la actividad cardiaca. En una persona sana, en reposo, los latidos se van produciendo con una frecuencia variable, es decir, el tiempo (en milisegundos) entre dos latidos va variando latido a latido. Este aspecto representa el concepto de variabilidad de la frecuencia cardiaca -VFC-, que se define como la variación de la frecuencia del latido cardiaco durante un intervalo de tiempo definido con anterioridad (nunca superior a 24 horas) en un análisis de períodos circadianos consecutivos.
La manera habitual de medir esta variabilidad es a partir del electrocardiograma (ECG), donde se detecta cada una de las ondas R y se calcula el tiempo entre las diferentes ondas R consecutivas o intervalo RR. Este intervalo RR mide el período cardíaco y la función inversa mide la FC. La serie de intervalos RR es lo que llamamos VFC (Figura 1).
La VFC es el resultado de las interacciones entre el Sistema nervioso autónomo -SNA- (con su equilibrio simpático-vagal) y el sistema cardiovascular. El análisis adecuado de este parámetro permite el estudio de la actividad del SNA de manera no-invasiva.
Según el Dr. Behnam Sabayan (Leiden University Medical Center, en Los Países Bajos), esto podría ser una herramienta utilizada por los clínicos e investigadores para identificar a los sujetos de edad avanzada que están en riesgo de deterioro en los años siguientes e incluso puede ser una pista para trabajar en ellos y darles seguimiento para evitar dicho declive.
Sabayan señaló que más de la mitad de los participantes del estudio eran mujeres. Sin embargo, no hubo diferencias significativas en cuanto a la asociación entre hombres y mujeres. Esto es prometedor ya que los hallazgos parecen generalizables a ambos géneros.
PROSPER y deterioro
Para este análisis, los investigadores evaluaron los datos de 5.042 participantes del estudio PROSPER de Irlanda, Escocia, y los Países Bajos (52% mujeres, con una media de edad de 75,3 años) que fueron seguidos durante una media de 3,2 años.
A todos se les practicó un ECG de 12 derivaciones de 10 segundos al inicio del estudio. Esto se utilizó para determinar la frecuencia cardíaca (media del grupo, 65 latidos / minuto) y la variabilidad de la frecuencia cardíaca, definido como la desviación estándar del intervalo R-R normal a normal (SDNN, con una media 18,6 ms).
Al inicio del estudio y durante el seguimiento, el cuestionario para el Índice de Barthel se utilizó para medir las actividades básicas y se utilizó la escala de Lawton para las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) para medir las actividades más complejas.
En ambos modelos mínimamente ajustados y totalmente ajustados, las frecuencias cardíacas más altas al inicio del estudio se asociaron significativamente con las puntuaciones de funcionamiento básicas e instrumentales más bajas en comparación con las frecuencias cardíacas más lentas (para todas las comparaciones, P para la tendencia <0,05).
Los que estaban en el tercil más alto de la frecuencia cardíaca en reposo tenían un riesgo 79% significativamente mayor (RR: 1.79) para el desarrollo de un deterioro en las funciones básicas y 35% mayor (RR: 1,35) para un deterioro de las habilidades instrumentales (ambos con P <0,001).
Sin embargo, las tasas más bajas de SDNN se asociaron con bajo funcionamiento en ambos tipos de actividades sólo en el modelo mínimamente ajustado. En el modelo ajustado plenamente, las SDNN se asociaron únicamente con las puntuaciones más bajas de actividad instrumental (todos P<0,05).
Sin embargo, los modelos completamente ajustados mostraron que aquellos que estaban en el tercil más bajo de variabilidad de variabilidad de frecuencia cardíaca, entre 1,70 y 13,30 ms, tuvieron un riesgo 21% significativamente mayor de deterioro futuro en las funciones básicas (Razón de Riesgo 1.21) y 25% en las funciones instrumentales (RR 1.25; ambos P <0,05) frente a los del tercil más alto de SDNN de 26.6-422.6 ms.
Según los investigadores, los participantes con una mayor frecuencia cardiaca en reposo eran mayores y tenían más probabilidades de ser mujeres y fumadoras, así como también tenían un mayor índice de masa corporal (IMC) y una mayor prevalencia de diabetes mellitus. Aquellos con bajas frecuencia cardíaca en reposo utilizaban betabloqueantes con más frecuencia y, curiosamente, tenían una mayor prevalencia de infarto miocárdico (MI) previo.
El grupo de variabilidad más baja de la frecuencia cardíaca, tenían un mayor IMC, no eran usuarios frecuentes de bloqueadores beta y una alta prevalencia de diabetes.
Sabayan dijo que los investigadores se sorprendieron gratamente al ver estas asociaciones en el ECG de 10 segundos, ya que los estudios anteriores acerca de la frecuencia cardíaca y de la variabilidad de ella y se basaron en indicadores de mediciones de tiempos más largos, como 10 minutos o 24 horas.
Los resultados no cambiaron significativamente después de que los investigadores excluyeron a los participantes que recibían betabloqueantes o aquellos con ictus incidente o eventos coronarios durante el período de seguimiento. Además, el sexo, el uso de estatinas, y la historia de la hipertensión no afectó ninguna de las asociaciones encontradas.
Sin embargo, se necesita más investigación para determinar si la frecuencia cardíaca y la variabilidad de ella son factores de riesgo potencialmente modificables para el deterioro funcional. Las intervenciones farmacológicas y no farmacológicas dirigidas a la modulación de la función autonómica cardíaca pueden ser beneficiosass en preservar el estado funcional.
Sabayan agregó que esto es sólo el principio y abre la puerta para futuros estudios. Una de las cosas más importantes que se encontró es que las asociaciones fueron independientes de los eventos cardiovasculares. Eso significa que tenemos que explorar las vías y mecanismos para estas asociaciones.
Referencia:
- Ogliari G, Mahinrad S, Stott DJ, et al. Resting heart rate, heart-rate variability, and functional decline in old age. CMAJ 2015; DOI:10.1503/cmaj.150462. Article
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Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier @rigotordoc
Medicina Interna
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