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Entorno afecta la respuesta de los niños al estrés | Por: @linternista

Se considera que los entornos tempranos de los niños tienen un impacto duradero en sus respuestas al estrés en la vida, y que sus efectos negativos solo pueden superarse si se corrigen antes de los primeros dos años de la vida.

Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences de una investigación realizada por la Universidad de Washington (Seattle, EE.UU.) determinó que «El ambiente temprano tiene un impacto muy fuerte sobre el sistema de respuesta al estrés que se desarrolla en el cuerpo. Pero incluso los niños expuestos a un ambiente negativo muy extremo, si se les asigna una familia de apoyo pueden superar esos efectos en el largo plazo», así lo explica Katie McLaughlin, autora principal y profesora ayudante de psicología en la Universidad de Washington.

Niños huerfanos

El estudio utilizó una muestra que fueron niños que pasaron los primeros años de su vida en orfanatos rumanos y otros que fueron retirados de los orfanatos y colocados en hogares de acogida. Se observa que las conductas asumidas por los niños institucionalizados tuvieron respuestas al estrés deficientes -por ejemplo, menos aceleración de la frecuencia cardíaca y menos aumento de la presión arterial durante las tareas estresantes y menor producción de cortisol, la principal responsable hormonal de la respuesta al estrés.

En comparación a los niños que fueron retirados de estas instituciones rumanas y a los cuales se les signaron padres adoptivos antes de la edad de 24 meses tuvieron respuestas al estrés similares a los de los niños que son criados por sus familias.

Efectos perjudiciales

Las primeras experiencias de los niños pueden afectar el desarrollo del sistema de respuesta al estrés, y que sacarlos de entornos adversos pueden mitigar esos efectos perjudiciales, así lo demuestran los resultados.

McLaughlin afirma que «La institucionalización es una forma extrema de abandono temprano». «La colocación de los niños en un ambiente de apoyo en el que tienen padres sensibles, incluso si habían sido desatendidos al nacer, tiene un efecto duradero y significativo».

Resultados de Rumanía

La investigación es parte del Proyecto de Intervención Temprana de Bucarest, lanzado en 2000 para estudiar los efectos de la institucionalización en el desarrollo cerebral y el comportamiento de algunos de los miles de niños rumanos colocados en orfanatos durante el mandato de Nicolae Ceausescu (que instauró una política de gran expansión demográfica).

Los investigadores observaron una muestra de 138 niños de unos 12 años de edad, divididos en tres grupos: los que habían pasado varios años en las instituciones, otros que fueron retirados de las instituciones y colocados en hogares de crianza de alta calidad, y niños criados en familias que viven en zonas cercanas a las instituciones.

Los niños colocados en hogares de acogida se trasladaron a ellas entre los seis meses y 3 años de edad. Los que se quedaron en las instituciones permanecieron allí durante un tiempo variable antes de ser finalmente adoptados, reunirse con sus padres biológicos o ser colocados en hogares gubernamentales, después de que las políticas en torno a la institucionalización cambiaran en Rumanía.

Durante las pruebas, se les pidió a los niños que realizaran tareas potencialmente estresantes, incluyendo hacer un discurso ante los profesores, recibir devolución (feedback) social de otros niños, y jugar un juego que se interrumpió a la mitad. Los investigadores midieron la frecuencia cardíaca de los niños, la presión arterial y varios marcadores más, incluyendo el cortisol.

Los niños criados en instituciones mostraron respuestas deficientes en el sistema nervioso simpático, asociado con la respuesta de lucha, y en el eje HHA (hipotalámico-hipofisario-adrenal), que regula el cortisol. Un sistema de respuesta al estrés embotado está ligado a problemas de salud, incluyendo la fatiga crónica, el síndrome de dolor y las enfermedades autoinmunes, así como la agresión y otros problemas de conducta.

«Juntos, los patrones de reactividad al estrés debilitados entre los niños que se quedaron bajo atención institucional podrían conducir a un mayor riesgo de problemas físicos y mentales», escriben los investigadores.

Es difícil decir con certeza por qué se hicieron menos reactivos los sistemas de respuesta al estrés de los niños. Es posible que dado que sufrieron un estrés extremo pronto en la vida, las tareas de los investigadores eran relativamente benignas en comparación y por lo tanto no provocaban una respuesta fuerte, aclara McLaughlin.

Sus sistemas de respuesta al estrés podrían haber sido inicialmente hiperactivos en puntos anteriores del desarrollo, y haberse adaptado a los altos niveles de hormonas del estrés mediante la reducción del número de receptores hormonales en el cerebro.

«Si hubiéramos sido capaces de medir sus sistemas de estrés al principio de su vida, esperaríamos encontrar niveles muy altos de las hormonas del estrés y de reactividad al estrés», dice.

Investigación relacionada con el estudio encontró que los niños criados en orfanatos tenían un tejido cerebral más delgado en áreas vinculadas al impulso de control y atención, y menos materia gris en general.

Los niños que participaron en el estudio tienen ahora alrededor de 16 años de edad, y el próximo plan de los investigadores es investigar si la pubertad tiene un impacto en sus respuestas al estrés. Podría tener un efecto positivo, dice McLaughlin, dado que la pubertad podría representar otro periodo sensible en el que los sistemas de respuesta de estrés están particularmente sincronizados con las entradas ambientales.

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Fuente: La Razón.

Daniel Ricardo Hernández

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

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