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El estrés eleva el antojo de azúcar, grasa y carbohidratos | Por: @linternista

¿Por qué cuando estamos tristes o deprimidos, o cuando sencillamente hemos tenido un mal día, lo que más nos apetece es comer mucha comida y no comida sana, precisamente? Helados, chocolate, galletas, hamburguesas.

Pues sencillamente se trata de un comportamiento que responde a una cuestión hormonal. Esto afecta más a las mujeres que a los hombres. Son las hormonas del estrés las que nos hacen comer más. Se trata de una aparentemente simple reacción de nuestro cerebro, que cuando experimenta la sensación de peligro repentino, envía una señal a nuestro cuerpo para la liberación hormonal de cortisol. A medida que las situaciones que dan lugar a estrés perduran, mantienen el aumento gradual de la producción de cortisol.

El resultado se mide en los antojos de azúcar, alto contenido de grasa y carbohidratos para que el cerebro calme al cuerpo (y nosotros nos sintamos bien). Nuestros niveles de insulina se elevan cuando comemos ese tipo de alimentos tan cómodos y apetecibles; existe una correlación directa entre el aumento de los niveles de serotonina (neurotransmisor para sentirse bien) y aumento de los niveles de insulina.

Pero todos esos trastornos tienen sencillas soluciones:

  • 1. Ser honesto con uno mismo: antes de buscar una barquilla de helado, párese y piense: ¿qué le ha traído hasta aquí? ¿Por qué está sintiendo esto? Ver nuestros sentimientos reflejados en un papel nos hace más conscientes del momento en el que nos encontramos. Y sobre todo, nos da un margen de ventaja para recapacitar.
  • 2. Hay que comer: eso de dejar de comer porque ayer comimos demasiado o comimos algo que no debimos, es algo que no se puede hacer. Recuerde que si baja la insulina, es cuando más apetecen el azúcar y los carbohidratos para que nos vuelva a dar un “subidón”. Una buena ensalada, un recipiente de frutas y mucha agua solucionarán el problema y hará que se sienta bien.
  • 3. El ejercicio, funciona: queda demostrado que hacer ejercicio causa felicidad porque nuestro cuerpo libera las hormonas llamadas endorfinas. Si no está acostumbrado a hacer deporte en plan alto rendimiento, un simple paseo o una clase de yoga también ayudarán. Y después, seguro, además de sentirnos más relajados, nos sentiremos más felices.
  • 4. Dichosa azúcar: el cuerpo se acostumbra a lo que le da, por eso si come alimentos con mucha azúcar, el cuerpo siempre pedirá azúcar para sentirse bien. El problema es que el consumo de azúcar engancha mucho, por eso es importante regular su consumo para así evitar el shock de tener que dejarlo y tener nuestras hormonas en orden.

Fuente: La Razón.

Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

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