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La dieta mediterránea se asocia con una mejor calidad del sueño entre los 65 y 75 años | Por:@linternista

Según un reciente estudio, publicado en versión electrónica el 5 de septiembre en Geriatrics and Gerontology International, el cumplimiento en el consumo de una dieta mediterránea puede mejorar la calidad del sueño en adultos mayores.[1]

Los investigadores analizaron la duración y la calidad del sueño, así como el cumplimiento en el consumo de una dieta mediterránea, en más de 1.600 adultos. Los resultados mostraron que en las personas de 65 a 75 años la calidad del sueño fue mejor para los que se adhirieron a la dieta mediterránea, que para los que no lo hicieron, incluso después de ajustar según los posibles factores de confusión, incluido el estado cognitivo. Sin embargo, la asociación desapareció en individuos mayores de 75 años. No se encontró conexión entre la dieta y la duración del sueño.

La autora principal, la Dra. Mary Yannakoulia, Ph. D., profesora asociada de nutrición y comportamiento alimentario, del Departamento de Nutrición y Dietética, en la Facultad de Ciencias de la Salud y Educación, de la Harokopio University, en Atenas, Grecia, explicó que «los hallazgos del presente estudio muestran que la calidad del sueño, y no su duración, se asocia positivamente con el cumplimiento en el consumo de una dieta mediterránea en una gran muestra de adultos de 65 años o más».

«Adoptar o adherirse a un patrón dietético de tipo mediterráneo ha demostrado repetidamente tener múltiples efectos benéficos para las personas mayores, incluso evitar el deterioro cognitivo. Por tanto, de acuerdo con nuestros hallazgos, seguir dicha dieta también sería benéfico para los hábitos de sueño de los adultos mayores», señaló la autora.

Efectos sinérgicos y antagonistas 

«La reducción del sueño y su baja calidad son problemas comunes que refieren los adultos mayores, con varios parámetros, incluidos los factores dietéticos, que pueden afectar la duración y la calidad del sueño», señaló la Dra. Yannakoulia.

«La investigación previa se ha centrado en la ingesta calórica, nutrientes individuales o alimentos que pueden estar relacionados con los patrones de sueño, pero aun así, la evaluación del consumo de alimentos individuales no explica los posibles efectos sinérgicos o antagónicos con los parámetros del sueño», agregó.

«Nuestra experiencia de investigación previa analizando los componentes y los efectos de la dieta mediterránea sobre la salud, un enfoque holístico que considera toda la dieta, nos motivó a evaluar las posibles asociaciones entre el patrón de alimentación basado en las plantas y el sueño».

Aunque la investigación previa sugirió que el cumplimiento en el consumo de una dieta mediterránea tuvo efectos benéficos sobre los patrones de sueño en los adultos mayores, no tomó en cuenta el estado cognitivo.

Para despejar estas preguntas, los investigadores evaluaron a los participantes del estudio Longitudinal helénico de investigación del envejecimiento y la dieta (HELIAD). Este estudio poblacional, multidisciplinario y colaborativo, fue diseñado para estimar la prevalencia e incidencia de deterioro cognitivo leve, enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia en la población griega. También evaluó varios factores que contribuyen al estado de salud de las personas mayores.

Los participantes fueron adultos mayores que vivían en la comunidad (n = 1.639, edad promedio: 72,7 años) que proporcionaron información sobre su dieta y patrones de sueño.

La dieta habitual durante el mes anterior se evaluó mediante un cuestionario validado de 69 preguntas, y preguntas semicuantitativas sobre frecuencia de consumo de alimentos (FFQ), que fue completado por cada participante, o si era necesario, por un cuidador.

El cuestionario sobre frecuencia de consumo de alimentos incluye preguntas sobre la ingesta de varios alimentos. Los participantes indicaron la frecuencia absoluta de consumir una cantidad predeterminada de alimentos usando una escala de 6 puntos. Las respuestas se convirtieron para indicar la ingesta diaria de alimentos específicos, y se extrapolaron para indicar la ingesta de energía.

Los investigadores usaron MedDietScore, un puntaje que se obtiene de 11 ítems basados en la ingesta de alimentos obtenida del cuestionario sobre frecuencia de consumo de alimentos, para evaluar el cumplimiento de la dieta mediterránea en cada participante.

Los participantes también completaron la escala del sueño, del Medical Outcomes Study, que consta de 12 ítems de autonotificación. La calidad del sueño se utilizó como una variable continua (que va de 1 a 54), con puntuaciones más altas indicando una mayor disfunción del sueño.

Las covariables incluyeron edad, género, años de educación, ingesta total de energía (kcal/día), índice de masa corporal y depresión. Los investigadores también evaluaron la actividad física utilizando el Athens Physical Activity Questionnaire.

En los análisis estadísticos se utilizaron los puntajes de MedDietScore como variable continua o como terciles. El primer tercil (es decir, el cumplimiento en el consumo de la dieta más bajo) fue el grupo de referencia, que se comparó con los otros terciles. El último tercil representaba el mayor cumplimiento a la dieta mediterránea.

¿Papel potencial de la melatonina?

En comparación con los participantes con adherencia media y alta a la dieta mediterránea, aquellos con la adherencia más baja eran mayores (72,4 ± 5,6 y 72,1 ± 5,4 frente a 73,4 ± 5,9 años, respectivamente), y tuvieron una mayor frecuencia de depresión (20,4% y 15,3% frente a 25,7%), un mayor índice de masa corporal (28,6 ± 4,5 y 28,6 ± 4,3 frente a 29,5 ± 5,0), y una menor ingesta total de energía (1.985 ± 535 kcal/día y 2.118 ± 509 kcal/día frente a 1.829 ± 519 kcal/día).

Para los participantes con baja adherencia a la dieta mediterránea, la calidad del sueño fue peor, según lo indicado por las puntuaciones más altas de la escala del sueño, que para aquellos con adherencia media y alta (18,8 ± 7,7 frente a 17,6 ± 7,8 y 16,3 ± 7,2, respectivamente).

La asociación positiva entre la adherencia a la dieta mediterránea en el modelo no ajustado persistió después del ajuste por edad, género, depresión, años de educación, índice de masa corporal, nivel de actividad física y consumo total de energía.

Tanto en los modelos ajustados como en los no ajustados, la duración del sueño no se asoció con la adherencia a la dieta mediterránea. Los hallazgos no cambiaron cuando los investigadores excluyeron a los participantes con deterioro cognitivo leve.

Análisis adicionales de las asociaciones entre MedDietScore y componentes individuales de la calidad del sueño revelaron que la adherencia a la dieta mediterránea se asoció negativamente con los problemas para conciliar el sueño y sus trastornos, y se vinculó positivamente con la suficiencia de este, incluso después de controlar según las covariables antes mencionadas.

Los resultados no cambiaron cuando la muestra de población se dividió en subgrupos de hombres y mujeres.

Sin embargo, cuando la muestra se dividió en participantes de 75 años o menos, y mayores de 75 años, tanto los modelos ajustados como los no ajustados mostraron que la calidad del sueño se asoció positivamente con la adherencia a la dieta mediterránea solo en el grupo más joven. La duración del sueño permaneció sin asociación con el cumplimiento de la dieta mediterránea en ambos grupos de edad.

La Dra. Yannakoulia advirtió que debido a que el estudio tenía un diseño transversal, no se podían establecer relaciones causales. Más bien, es «establecer hipótesis para futuras investigaciones», indicó.

La autora sugirió que una posible hipótesis para los hallazgos es que «la mala calidad del sueño está relacionada con niveles altos en los marcadores de inflamación y oxidación, y las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes se han atribuido ampliamente al patrón dietético del mediterráneo».

Además, «algunos alimentos que caracterizan el patrón dietético del mediterráneo, como las aceitunas, algunos tipos de pescado, y frutas de temporada, son buenas fuentes de melatonina, una neurohormona que modula los ritmos circadianos y está involucrada, entre otros factores, en el ciclo de sueño-vigilia, promoviendo el sueño y, posteriormente, mejorando la calidad del mismo «, puntualizó.

Fuente: espanol.medscape.com

Referencia: Mamalaki E, Anastasiou CA, Ntanasi E, Tsapanou A, y cols. Associations between the mediterranean diet and sleep in older adults: Results from the hellenic longitudinal investigation of aging and diet study. Geriatr Gerontol Int. 5 Sep 2018. doi: 10.1111/ggi.13521. PMID: 30187649. Artículo

Comité editorial medicinapreventiva.info

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