Volver a la actividad física después del covid-19 | Por: @rigotordoc
Importante tener en cuenta:
- Estratifique el riesgo de los pacientes antes de recomendar el regreso a la actividad física en personas que han tenido covid-19: Los pacientes con síntomas continuos o que tuvieron covid-19 grave o antecedentes que sugieran afección cardíaca necesitan una evaluación clínica adicional.
- Solo vuelva a hacer ejercicio después de al menos siete días sin síntomas y comience con al menos dos semanas de esfuerzo mínimo.
- Utilice el autocontrol diario para realizar un seguimiento del progreso, incluido cuándo buscar más ayuda.
Después de una sospecha de covid-19 leve, una proporción de personas experimenta una recuperación prolongada, particularmente cuando intentan volver a hacer ejercicio. Además, existe un reconocimiento cada vez mayor de las posibles complicaciones a largo plazo del covid-19, que incluyen enfermedades duraderas (covid «postaguda» o «prolongada»), enfermedad cardiopulmonar y secuelas psicológicas en algunas personas.
Nos enfocaremos en ayudar a los pacientes a regresar de manera segura a la actividad física después de una infección sintomática por SARS-CoV-2, centrándonos en aquellos que han perdido la forma física o han tenido un período prolongado de inactividad, pero que no tienen una enfermedad por covid-19 postaguda permanente.
Los beneficios para la salud de la actividad física, desde la salud cardiovascular hasta la mental, están bien establecidos. Antes de la pandemia de covid-19, una buena cantidad de personas en el mundo no eran lo suficientemente activas físicamente para gozar de buena salud y existe evidencia de una mayor disminución de la actividad física desde el inicio de la pandemia para las personas con enfermedades crónicas como la obesidad y la hipertensión, condiciones asociadas con peores resultados con la covid-19.
Es posible que algunos hayan intentado volver a su ejercicio inicial y se dieron cuenta de que no podían hacerlo, lo que les causó preocupación. Muchas pueden sentirse inseguras de cómo y cuándo volver a la actividad física después del covid-19, y si es seguro hacerlo.
La comprensión actual de la recuperación del covid-19 es limitada, pero la investigación preliminar ha resaltado varias preocupaciones clave. El primero es la posibilidad de lesión cardíaca, incluida la miocarditis viral. Esto es importante, ya que hacer ejercicio en presencia de miocarditis se asocia con un aumento de la morbilidad y la mortalidad.
La mayoría de los datos sobre lesiones cardíacas después de la enfermedad por covid-19 provienen de pacientes que fueron hospitalizados y no pueden extrapolarse a aquellos con una enfermedad leve. De hecho, se desconoce la incidencia de miocarditis en aquellos que estaban asintomáticos o tenían una enfermedad leve o moderada.
Las complicaciones tromboembólicas, como la embolia pulmonar, también se asocian con covid-19. Actualmente no se conocen los efectos a largo plazo sobre la función pulmonar, pero los datos de la epidemia del coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV) de 2003 sugieren deficiencias persistentes en la función pulmonar y la capacidad de ejercicio en los supervivientes.
Finalmente, los fenómenos psiquiátricos primarios, como la psicosis, se han identificado como una característica de presentación potencial del covid-19, y las secuelas psicológicas después de la infección pueden incluir el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y la depresión.
Algunos de estos riesgos potenciales, la miocarditis viral en particular, conducen comprensiblemente a la precaución cuando se aconseja volver a la actividad física o al ejercicio después de la infección. Sin evidencia de estudios sólidos para informar la práctica, toda la orientación actual hasta la fecha se basa en el consenso o la opinión de expertos.
Una declaración de consenso de los médicos deportivos de la Federación Europea de Asociaciones de Medicina Deportiva de julio de 2020 recomienda una revisión con un médico especialista en medicina deportiva y del ejercicio después de una infección sintomática leve, e investigaciones que incluyan ecocardiografía y pruebas de función pulmonar en los casos en que se presenten síntomas cardiopulmonares.
La guía de la Sociedad Holandesa de Cardiología establece que, para aquellos con características sistémicas que incluyen fiebre, se debe considerar la realización de pruebas de electrocardiografía antes de reanudar la actividad.
Sin embargo, la incidencia de lesión miocárdica o complicaciones tromboembólicas después de un covid-19 leve o moderado en la comunidad se desconoce actualmente, pero se cree que es bajo. Por lo tanto, se necesita un equilibrio entre impedir que una población ya inactiva realice actividad física a los niveles recomendados beneficiosos para su salud y el riesgo potencial de consecuencias cardíacas o de otro tipo para una pequeña minoría.
¿Cómo sé si mi paciente puede volver a la actividad física de forma segura?
Un enfoque de estratificación de riesgos puede ayudar a maximizar la seguridad y mitigar los riesgos, y es necesario tener en cuenta una serie de factores. Primero, ¿la persona está físicamente lista para volver a la actividad?
En el curso natural del covid-19, el deterioro que significa una infección grave a menudo ocurre alrededor de una semana desde el inicio de los síntomas. Por lo tanto, el consenso es que el regreso al ejercicio o la actividad deportiva solo debe ocurrir después de un período asintomático de al menos siete días, y sería pragmático aplicar esto a cualquier actividad física extenuante.
La guía del Instituto de Deporte Inglés y Escocés sugiere que, antes de la reiniciación del deporte para los atletas, las actividades de la vida diaria deben ser fácilmente realizables y la persona debe poder caminar 500 m en el piso sin sentir fatiga excesiva o dificultad para respirar. Sin embargo, se recomienda considerar el estado basal del paciente previo a la enfermedad y adaptar la orientación en consecuencia.
Es posible que algunos no hayan podido caminar 500 m sin disnea antes de la enfermedad del covid-19, y no se les debe impedir que comiencen la actividad física a un nivel tolerable para ellos.
Las personas que no requirieron tratamiento hospitalario pero que tuvieron síntomas durante su enfermedad que sugieren una lesión miocárdica, como dolor en el pecho, falta de aire severa, palpitaciones, síntomas o signos de insuficiencia cardíaca o síncope y presíncope, deben ser evaluados por el médico. Dependiendo de la gravedad de los síntomas y hallazgos encontrados, pueden requerir la derivación a servicios de cardiología o post-covid-19.
En el caso de presentar síntomas continuos, pueden ser indicativos de una enfermedad por covid-19 posaguda. Esto requerirá inicialmente una evaluación en la atención primaria y posiblemente un enlace con los servicios de rehabilitación locales posteriores al covid-19. Actualmente no está claro si existe un papel para la actividad física graduada como tratamiento para esta afección.
Aquellos que tuvieron una enfermedad covid-19 más grave, como los que fueron hospitalizados, tienen un mayor riesgo de complicaciones cardíacas y eventos tromboembólicos. Tanto las guías europeas como las estadounidenses recomiendan restricciones en el ejercicio durante tres a seis meses en casos de miocarditis confirmada por resonancia magnética cardíaca o biopsia endomiocárdica.
La actividad física tiene un impacto positivo en el estado de ánimo y el bienestar mental y tiene un papel en la prevención y el tratamiento de las condiciones de salud mental. La presencia de tales condiciones no debería impedir que las personas realicen actividad física, pero pueden requerir un apoyo adicional cuando sea necesario.
Las secuelas psicológicas de la infección por covid-19 se pueden detectar en la consulta. Pregunte sobre el estado de ánimo, el sueño, el apetito y la motivación. Escuche, reconozca y valide las preocupaciones del paciente. Si se necesita más apoyo, las personas pueden ser dirigidas a recursos de autocuidado, servicios comunitarios y apoyo de pares. En algunos casos, puede ser necesaria la coordinación con el apoyo psicológico local o los servicios de rehabilitación posteriores al covid-19.
No existe una forma clara y basada en la evidencia para orientar el regreso a la actividad física, pero un enfoque prudente es que debe ser gradual, individualizado y basado en la tolerancia subjetiva de la actividad.
Una vez que un paciente ha sido estratificado por riesgo y ha estado libre de síntomas durante al menos siete días, se puede utilizar un enfoque por fases para aumentar los niveles de actividad física a los niveles de referencia, de referencia o más.
Si la persona no estaba físicamente activa antes del covid-19, este puede ser un momento oportuno para discutir cómo volverse más activo. La reaparición o la aparición de nuevos síntomas, que incluyen tos, dificultad para respirar anormal, palpitaciones, fiebre y anosmia, indican la necesidad de detenerse, buscar consejo médico si es necesario y reiniciar el proceso cuando no haya síntomas.
Referencia:
Salman D , Vishnubala D , Le Feuvre P , Beaney T , Korgaonkar J , Majeed A et al. Regreso a la actividad física después del covid-19 BMJ 2021; 372 : m4721 doi: 10.1136 / bmj.m4721
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Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier @rigotordoc
Medicina Interna
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Caracas. Venezuela.
