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Refrescos ‘zero’ y ‘light’ reducen riesgo de muerte en pacientes con cáncer de colon avanzado | Por: @linternista

Según un estudio dirigido por investigadores del Centro Oncológico de la Universidad de Yale en New Haven (EE.UU.) publicada en la revista «PLOS ONE», el consumo de una o más latas diarias de estos refrescos ‘zero’ o ‘light’ reduce en hasta un 46% el riesgo de recurrencia o muerte por el tumor en pacientes con cáncer de colon avanzado.

El cáncer colorrectal es una de las enfermedades oncológicas más comunes sumando ambos sexos. Un cáncer que, además, se corresponde con el segundo tipo de tumor más letal, únicamente superado por el de pulmón. Una elevada mortalidad que se explica, fundamentalmente, por la elevada capacidad del tumor de expandirse a otros órganos –las llamadas ‘metástasis’– y de reaparecer –o ‘recurrir’– tras haber sido inicialmente curado. Sin embargo, es posible que los pacientes cuenten con un aliado ciertamente ‘inesperado’ en la lucha frente a esta devastadora enfermedad: las bebidas carbonatadas con edulcorantes artificiales.

Un creciente cuerpo de literatura apoya una asociación entre el exceso de balance energético -como denota el estilo de vida sedentario, diabetes tipo 2, aumento de la carga glucémica en la dieta, péptido C sérico elevado y dieta de patrón occidental- y supervivencia inferior para pacientes con cáncer de colon.

La ingesta de bebidas azucaradas se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardio-metabólicas relacionadas, y también aumento de la recurrencia del cáncer y la mortalidad en pacientes con cáncer de colon en estadio III.

Las bebidas endulzadas artificialmente sirven como sustitutos bajos en calorías para las bebidas endulzadas con azúcar, reduciendo potencialmente el exceso de balance de energía. Sin embargo, la preocupación de que los edulcorantes artificiales puedan aumentar la incidencia de obesidad, diabetes y cáncer se ha incrementado

Como explica Charles S. Fuchs, director de esta investigación, «las bebidas artificialmente edulcoradas tienen una muy mala reputación entre el público debido a unos supuestos riesgos para la salud que, en realidad, nunca se han demostrado en los estudios. Y en este contexto, nuestro trabajo muestra de forma muy clara que pueden ayudar a evitar la recurrencia y el deceso en pacientes que han recibido tratamiento para el cáncer de colon avanzado. Un resultado que es ciertamente interesante».

¿Preocupación injustificada?

En los últimos años, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI) ha promovido el desarrollo de distintos ensayos clínicos para evaluar la eficacia de distintos regímenes de quimioterapia en pacientes con cáncer colorrectal avanzado –en estadio III, en el que el tumor se ha expandido fuera del tracto colorrectal pero aún no ha colonizado ningún otro órgano– sometidos a cirugía.

Unos trabajos en los que, además, se evaluó el posible impacto del consumo de más de 130 alimentos y bebidas sobre la eficacia de la quimioterapia –y por tanto, sobre el pronóstico del paciente–. Y de acuerdo con los resultados, el consumo de café y nueces se asociaba con una disminución del riesgo de recurrencia y deceso por el tumor en estos pacientes. Pero, ¿qué pasa con los refrescos gaseosos edulcorados? Pues parece que aumentan, y mucho, el riesgo de desarrollo de cáncer colorrectal. Pero una vez el tumor ya ha aparecido –y progresado–, poco o nada se sabe al respecto.

Como refiere Charles Fuchs, «nuestra pregunta es: una vez el cáncer se ha desarrollado y avanzado, ¿pueden los cambios en el estilo de vida, caso del consumo de refrescos edulcorados, modificar el pronóstico del cáncer tras la cirugía? Hay una gran preocupación sobre la posibilidad de que estas bebidas aumenten la incidencia de obesidad, diabetes y cáncer. Pero los estudios sobre aspectos como la ganancia de peso y la diabetes han sido muy variados. Y por lo que respecta al cáncer, los estudios epidemiológicos en humanos no han demostrado la existencia de esta relación. En consecuencia, creemos que debe evaluarse el impacto de estos refrescos edulcorados sobre la salud».

En el estudio, los autores siguieron durante un periodo promedio de 7,3 años la evolución de 1.018 pacientes diagnosticados de cáncer colorrectal avanzado que respondieron a distintos cuestionarios sobre sus estilos de vida, caso de su actividad física y su dieta –incluido el consumo de refrescos edulcorados artificialmente–. Y una vez concluido el seguimiento, 348 participantes habían padecido un recurrencia del cáncer colorrectal o desarrollado nuevos tumores primarios. En consecuencia, y ya fuera por un tumor ‘nuevo’ o ‘recurrente’, 256 de estos 348 pacientes acabaron falleciendo.

Los resultados mostraron que los participantes que consumían una o más latas diarias de refrescos edulcorados –o lo que es lo mismo, ‘zero’ o ‘light’– tuvieron un riesgo hasta un 46% inferior de recurrencia del tumor o de fallecer a consecuencia del mismo. Un beneficio, además, que resultó independiente de otros factores conocidos por su impacto sobre el pronóstico de la enfermedad, caso del nivel de ejercicio físico, el índice de masa corporal (IMC) o la adopción o no de una alimentación ‘prediabética’ –como la dieta occidental–. Solo había una condición: los refrescos, además de bajos o nulos en azúcar, tenían que ser carbonatados. Y daba igual que contuvieran o no cafeína.

Fig 2. Multivariable hazard ratios (HRs) and 95% confidence intervals (CIs) for cancer recurrence or mortality across strata of patient demographics, treatment and disease characteristics, and dietary and lifestyle factors. Analyses used four categories of artificially sweetened beverage intake (<2 servings per month, 2 per month to 2 per week, 3 to 6 per week, and ≥1 servings per day). The forest plot represents the HRs of the comparison of 1 serving per day or more of artificially sweetened beverages with less than 2 servings per month, adjusting for age (continuous variable in years), sex (male or female), depth of invasion through bowel wall (binary variable, pT1-2 or pT3-4), number of positive lymph nodes (binary variable, 1–3 nodes or ≥4 nodes), baseline performance status (binary variable, 0 or 1–2), chemotherapy treatment group (binary variable, 5-fluorouracil and leucovorin or irinotecan, 5-fluorouracil, and leucovorin), consistent aspirin use (yes on Q1 and Q2), and time-varying total calorie intake (continuous variable, in kilocalories per day), physical activity (continuous variable in metabolic equivalent task hours per week), and body mass index (continuous variable in kilogram per meter-squared). P values are two-sided; p-inter indicates P for interaction between strata and artificially sweetened beverage intake; p-trend indicates P for trend across levels of artificially sweetened beverage intake. Abbreviations: BMI, body mass index; d, day; FU/LV, fluorouracil and leucovorin; IFL, irinotecan, fluorouracil, leucovorin; kg/m2, kilogram per meter-squared; MET h/w, metabolic equivalent task hours per week; MSI, microsatellite instability; MUT, mutant; No., number; Q1, questionnaire 1, midway through adjuvant chemotherapy; Q2, questionnaire 2, 14 months after surgery; Q1-2, quintiles 1 and 2; Q3-5, quintiles 3 to 5; p-inter, P for interaction; T stage, tumor stage; wk, week; WT, wild type.

Sin propiedades ‘mágicas’

Pero, ¿cómo se explica este beneficio de los refrescos ‘zero’ o ‘light’? ¿Tienen propiedades ‘mágicas’ frente al cáncer de colon? Pues no. Los resultados mostraron que al menos la mitad de esta reducción en el riesgo de recurrencia o mortalidad se debía a que, dado que se bebían refrescos edulcorados, no se consumían bebidas azucaradas. Es decir, parece que la clave se encuentra en el azúcar.

Fig 3. Results of isovolumetric substitution analysis, calculating change in relative risk of patient outcomes with substitution of 1 serving/day of artificially sweetened beverage for sugar-sweetened beverage. Change in relative risk is displayed for each outcome as a percentage both graphically and in text, with 95% confidence intervals depicted graphically as error bars. Adjusted for age (continuous variable in years), sex (male or female), depth of invasion through bowel wall (binary variable, pT1-2 or pT3-4), number of positive lymph nodes (binary variable, 1–3 nodes or ≥4 nodes), baseline performance status (binary variable, 0 or 1–2), chemotherapy treatment group (binary variable, 5-fluorouracil and leucovorin or irinotecan, 5-fluorouracil, and leucovorin), consistent aspirin use (yes on both questionnaire 1 and 2), and time-varying total calorie intake (continuous variable, in kilocalories per day), physical activity (continuous variable in metabolic equivalent task hours per week), and body mass index (continuous variable in kilogram per meter-squared). P values are two-sided. Abbreviations: CI, confidence interval.

En palabras de Brendan J. Guercio, co-autor de la investigación, «cada vez hay más evidencias de que los hábitos dietéticos poco saludables, como sería el consumo elevado de bebidas azucaradas, puede incrementar el riesgo de recurrencia y de mortalidad en el cáncer de colon. Para los pacientes que tienen problemas para abstenerse de tomar bebidas azucaradas, la elección de alternativas artificialmente edulcoradas podría conllevar la evitación de estas complicaciones para la salud».

Así, como concluye Charles Fuchs, «si bien la asociación con una menor recurrencia y mortalidad en el cáncer de colon resultó mucho más contundente de lo que sospechábamos, nuestros resultados se encuentran en consonancia con todo lo que sabemos sobre el cáncer de colon en general. Factores como la obesidad, el sedentarismo y las dietas asociadas a la diabetes son factores de riesgo bien conocidos. Y ahora sabemos que, en términos de recurrencia y supervivencia en el cáncer de colon, el empleo de bebidas con edulcorantes artificiales no suponen un riesgo para la salud, sino, cuando menos en nuestro estudio, una opción saludable».

Fuente: abc.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

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