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Desenmarañan el misterio de la herencia de la ansiedad y la depresión | Por: @linternista

La ansiedad y la depresión afectan a millones de personas en todo el mundo y son la principal fuente de discapacidad, según la Organización Mundial de la Salud. Algunos niños desarrollan desde muy temprano un temperamento extremadamente ansioso, que aumenta la predisposición a desarrollar estos trastornos del estado de ánimo.

Aproximadamente la mitad de los niños que muestran ansiedad extrema en la infancia llegan a desarrollar trastornos relacionados con el estrés en el futuro. Un estudio publicado en las “Actas de la Academia Nacional de Ciencias” (PNAS) proporciona importantes sobre cómo se transmite ese riesgo de desarrollar ansiedad y depresión de padres a hijos.

El estudio llevado a cabo con monos rhesus en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Wisconsin-Madison, muestra cómo un circuito cerebral sobreactivado que implica a tres áreas del cerebro es heredado de generación en generación y puede ser el responsable del desarrollo de ansiedad y trastornos depresivos.

Como en los humanos, algunos pequeños monos rhesus muestran rasgos excesivamente ansiosos que se manifiestan como una reacción exagerada a potenciales amenazas, tanto en su comportamiento como en sus parámetros fisiológicos (respiración, tasa cardiaca, etc). Esta hipersensibilidad les hace susceptibles al desarrollo de ansiedad y/o depresión en la vida adulta.

Mediante un estudio de imagen, los investigadores han descubierto que esa hipersensibilidad se corresponde con una actividad muy elevada en un circuito cerebral que conecta el sistema límbico (emociones), la corteza prefrontal (planificación y toma de decisiones) y el mesencéfalo (movimiento, dolor y nivel de activación). Y creen que podría ser clave en la transmisión de la ansiedad de padres a hijos, que se puede observar ya en la primera infancia.

«El exceso de actividad de estas tres regiones del cerebro se debe a alteraciones hereditarias que están directamente relacionadas con el riesgo de desarrollar ansiedad y depresión más tarde, y es un gran paso en la comprensión de las bases neuronales de la ansiedad”, explican los investigadores. Esas alteraciones, resaltan los investigadores, no son estructurales (de tamaño), sino funcionales o metabólicas y constituyen precisamente el punto crítico que inclina la balanza genética peligrosamente hacia un mayor riesgo de ansiedad y depresión.

Mediante el estudio de cerca de 600 monos rhesus jóvenes de una familia extensa de varias generaciones, los investigadores encontraron que alrededor del 35 por ciento de la variación en las tendencias de ansiedad se explican por la historia familiar. Para entender qué regiones del cerebro son responsables de pasar la ansiedad de generación en generación, los autores midieron el comportamiento relacionado con la ansiedad con imágenes cerebrales funcionales y estructurales de alta resolución.

Expusieron los monos jóvenes a una situación ligeramente amenazante, la exposición a un extraño que no establece contacto visual, algo que también sería amenazante para un niño. Durante este encuentro, se utilizaron técnicas de imagen habituales en clínica, como la tomografía por emisión de positrones (PET) para identificar las regiones del cerebro en las que el aumento del metabolismo predecía el nivel de ansiedad.

Correlación genética

Examinando de cerca las diferencias individuales en la función cerebral y los comportamiento relacionados con la ansiedad a través del árbol de familia, los autores identificaron los sistemas cerebrales responsables de la transmisión de padres a hijos del comportamiento ansioso. Mediante este enfoque de «correlación genética», los autores encontraron que un circuito neuronal donde el metabolismo y el temperamento ansioso en los primeros años probablemente comparte la misma base genética.

Curiosamente, el circuito cerebral que fue correlacionado genéticamente con las diferencias individuales en la ansiedad temprana involucra tres regiones del cerebro relacionadas con la supervivencia. Estas regiones fueron localizadas en el tronco cerebral, la parte más primitiva del cerebro, que se encarga de funciones automáticas; la amígdala, el centro del miedo del cerebro, perteneciente al sistema límbico; y la corteza prefrontal, que es responsable del razonamiento de nivel superior y se desarrolla plenamente sólo en los seres humanos y otros primates, nuestros parientes más cercanos en la escala evolutiva.

«Básicamente, creemos que, en cierta medida, la ansiedad puede proporcionar una ventaja evolutiva, ya que ayuda a una persona a reconocer y evitar el peligro, pero cuando esos circuitos son más activos, se convierten en un problema y puede dar lugar a ansiedad y trastornos depresivos» señalan los investigadores.

Sorprendentemente, estos estudios encontraron que era la función de estas estructuras cerebrales – y no su tamaño – la responsable de la transferencia genética de un temperamento ansioso. La investigación ayuda a explicar cómo los genes pueden afectar al funcionamiento del cerebro y dar lugar a la ansiedad infantil extrema, lo que aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar ansiedad y trastornos depresivos posteriormente.

Fuente: ABC.

Daniel Ricardo Hernández

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

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