El riesgo global de ACV a lo largo de la vida es de 25% | Por: @rigotordoc
De acuerdo con un estudio publicado en « The New England Journal of Medicine» el 20 de diciembre de 2.018, en el que se compararon las estimaciones de los riesgos de por vida en los años 1990 y 2016, en éste último, el riesgo de ictus a lo largo de toda la vida a partir de los 25 años en adelante, fue de aproximadamente el 25%, tanto en hombres como en mujeres.
El término «ICTUS» viene a sustituir a todos aquellos términos que han hecho historia en nuestro acervo cultural para referirse a la brusca obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral (trombosis, embolia), a su rotura (derrame) o a ambas (apoplejía). Según que el origen del problema sea la obstrucción de una arteria cerebral o su rotura hablaremos de ictus isquémico (infarto cerebral) o ictus hemorrágico (hemorragia cerebral).
Según Gregory Roth, del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, (EE.UU.) y autor principal del estudio, «resulta imperativo que los médicos adviertan a sus pacientes sobre cómo prevenir los ictus y otras enfermedades vasculares. De alguna manera –indica- debemos conciencia a los jóvenes sobre los riesgos de salud a largo plazo. Por ejemplo, una dieta más saludables, hacer ejercicio regularmente y evitar el tabaco y el alcohol puede suponer una gran diferencia en términos de salud de mayores» .
Por primera vez, el estudio estima el riesgo de presentar un ictus a lo largo de todo una vida a partir de los 25 años, mientras que los estudios anteriores comienzan a los 45 años.
Los investigadores han empleado los datos del estudio Global Burden of Disease (carga mundial de la enfermedad ) (GBD) 2016, que estimó la mayor carga de la enfermedad de 1990 a 2016, para comparar los riesgos de ictus globales, regionales y específicos de cada país en 2016, utilizando datos de un estudio exhaustivo sobre la prevalencia de enfermedades graves y han desarrollado un nuevo valor de medición que combina el riesgo de sufrir un ictus y sobrevivir o de sufrirlo y morir.
Estas estimaciones se estratificaron según el subtipo patológico de ictus, edad, sexo e índice sociodemográfico (SDI) y representaron el riesgo competitivo de muerte por cualquier causa que no fuera el ictus.
Los ictus representan casi el 5% de todos los años de vida afectados por discapacidad y el 10% de todas las muertes en todo el mundo, y la mayor parte de esta carga (> 75% de las muertes y > 80% de años de vida afectados por discapacidad) ocurre en países de ingresos bajos y medios medios.
Según varias encuestas, la carga mundial de ictus ha ido en aumento, y la prevención de estos puede requerir una mejor comprensión de los riesgos entre las personas más jóvenes.
Las estimaciones del riesgo de por vida (definida como la probabilidad acumulada de que una enfermedad se desarrolle en una persona de una edad y sexo determinada durante el resto de la vida de esa persona, después de tener en cuenta los riesgos de muerte en competencia) proporcionan una medida del riesgo de enfermedad en poblaciones grandes.
Se han reportado estimaciones previas de riesgo de ictus durante la vida en un número limitado de poblaciones seleccionadas. Se han observado tendencias divergentes en su incidencia y las tasas de mortalidad entre países desarrollados (donde las tasas están disminuyendo) y países en desarrollo (donde las tasas están aumentando) en un contexto de aumento de la esperanza de vida en casi todos los países.
De 1990 a 2016
Se utilizaron las estimaciones del Estudio GBD 2016 sobre la incidencia de ictus y los riesgos competitivos de muerte por cualquier causa que no sea el propio ictus para calcular los riesgos acumulados de por vida del primer ictus, ictus isquémico o hemorrágico entre adultos de 25 años de edad o mayores.
Se compararon las estimaciones de los riesgos de por vida en los años 1990 y 2016. Los países se clasificaron en quintiles del índice sociodemográfico (SDI) utilizado en el estudio GBD, y los riesgos se compararon entre los quintiles. El GBD es una colaboración global continua que utiliza todos los datos epidemiológicos disponibles para proporcionar una evaluación comparativa de la pérdida de salud de 328 enfermedades en 195 países y territorios.
Los países se clasificaron en quintiles del SDI (nivel de desarrollo alto, medio-alto, medio, medio-bajo y bajo) utilizado en el estudio GBD 2016.
El SDI, un indicador compuesto de desarrollo similar al Índice de Desarrollo Humano, se basa en el ingreso per cápita a nivel nacional, el promedio de logros educativos de las personas mayores de 15 años y la tasa de fecundidad total.
Se utilizó la incidencia, la prevalencia y las tasas de mortalidad por ictus en cada grupo de edad de 5 años para estimar el riesgo a lo largo de la vida del ictus en personas de una edad determinada.
El riesgo de ictus de por vida a cada edad, representa el riesgo acumulado de tener un ictus desde esa edad en adelante y está condicionado a la supervivencia de esa persona a esa edad sin haber tenido un ictus no mortal.
Riesgo de por vida según el sexo, la edad y el tipo de ictus
En 2016, el riesgo de ictus a lo largo de la vida a partir de los 25 años en adelante fue de 24.9%, y hubo diferencias regionales y entre países. El riesgo entre los hombres fue del 24,7% y el riesgo entre las mujeres fue del 25,1%. El riesgo de ictus isquémico fue del 18,3% y el riesgo del hemorrágico fue del 8,2%.
China tenía el riesgo estimado más alto (39,3%), y los riesgos eran igualmente altos en Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Letonia, Macedonia, Montenegro, Rumania y Rusia.
Entre las 21 regiones de GBD, Asia Oriental tuvo el mayor riesgo (38,8%), seguida de Europa Central (31,7%) y Europa Oriental (31,6%); El África subsahariana oriental tuvo el riesgo más bajo (11.8%).
En 2016, el riesgo global de vida del ictus entre los hombres (24,7%) no fue significativamente diferente del de las mujeres (25,1%), pero hubo diferencias regionales y entre países en el riesgo específico por sexo (Tabla 1 y Figura 1).
El mayor riesgo entre los hombres fue en China (41,1%); entre las mujeres en China, el riesgo fue de 36.7%, lo que representó la mayor diferencia de riesgo entre hombres y mujeres entre las naciones.
El mayor riesgo entre las mujeres fue en Letonia (41,7%), y los riesgos entre las mujeres en Albania, Bielorrusia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Lituania, Macedonia, Montenegro, Rumania, Rusia, Serbia, Eslovaquia y Ucrania fueron similares.
Entre las 21 regiones de GBD, el mayor riesgo de por vida entre los hombres fue en Asia Oriental (40,6%), mientras que los mayores riesgos de por vida entre las mujeres se registraron tanto en Europa Oriental (36,5%) como en Asia Oriental (36,3%) (Tabla 1).
Cuando se comparó el riesgo de ictus de por vida entre mujeres y hombres a nivel regional, el riesgo fue significativamente mayor entre las mujeres en América Central, África subsahariana meridional y occidental, África del Norte y Medio Oriente, Asia del Sur y Europa Central .
Hubo menos variación según el sexo en el riesgo de ictus hemorrágico de por vida que en el riesgo de ictus isquémico. El riesgo de por vida de un ictus isquémico fue aproximadamente el doble que el de uno hemorrágico entre hombres y mujeres en diferentes regiones y quintiles SDI.
En 2016, el riesgo restante de ictus a lo largo de la vida a los 25 años y a los 70 años no difirió significativamente para ambos sexos (24,7% y 22,6%), respectivamente, entre hombres y entre mujeres, 25,1% y 22,3%, respectivamente.
Para cada categoría de edad mayor de 70 años, el riesgo de ictus restante de por vida disminuyó, alcanzando el 13,4% entre los adultos de 95 años de edad (Figura 2).
Patrones de edad similares en el riesgo de por vida fueron evidentes tanto para el ictus isquémico como para el hemorrágico en todos los quintiles de SDI, con una menor diferencia entre los grupos de edad en el riesgo de ictus hemorrágico en países de SDI bajo-medio y bajo.
La suma de los riesgos de por vida del ictus isquémico y el ictus hemorrágico, según se determinó en análisis separados, fue mayor que el riesgo de ictus porque es posible tener ambos subtipos de ictus durante toda la vida.
Cuando se compararon los riesgos entre los quintiles de SDI, los países con SDI alto y medio tenían el mayor riesgo (31,1%), seguidos de los países con SDI medio (29,3%); los países con bajo SDI tuvieron el riesgo más bajo (13.2%). El riesgo fue del 23,5% en los países con alto SDI. Los intervalos de incertidumbre del 95% no se superponen entre estas categorías.
La media del riesgo de ictus a lo largo de la vida mundial aumentó del 22,8% en 1990 al 24,9% en 2016, un aumento relativo del 8,9%; en este cálculo se consideró el riesgo competitivo de muerte por cualquier causa que no fuera un ictus.
Ahora bien, reconoce Roth, «el menor riesgo de ictus en África subsahariana no necesariamente representa una menor incidencia o estrategias de prevención y tratamiento más efectivas. Más bien al contrario, las personas allí simplemente corren un mayor riesgo de fallecer por otra causa primero».
El informe advierte un dato positivo: el riesgo de ictus entre los adultos depende en gran medida de los factores de riesgo modificables y de las características de los sistemas de salud. Por lo tanto, los resultados pueden ser útiles para la planificación a largo plazo, especialmente en términos de prevención y educación pública.
Se deben desarrollar, continúa el documento, programas que alienten a los jóvenes a comer dietas más saludables, así como a evitar el tabaco y el alcohol, aumentar la actividad física y mantener un peso saludable.