El humo del cigarrillo afecta directamente la función del músculo esquelético | Por: @linternista
Según muestra un estudio internacional dirigido por investigadores de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.), el humo del cigarrillo destruye los vasos sanguíneos que portan oxígeno y nutrientes a los músculos esqueléticos, reduciendo así notablemente nuestra capacidad para hacer ejercicio.
Como explica Ellen Breen, directora de esta investigación publicada en la revista «The Journal of Physiology», «es de vital importancia que la población sea consciente de que el consumo de cigarrillos tiene consecuencias muy nocivas por todo el organismo, incluidos los grupos de grandes músculos necesarios para la vida diaria, y que desarrollemos estrategias para detener el daño desencadenado por los componentes lesivos del humos del tabaco».
Más allá de los pulmones
Es bien sabido que la capacidad de ejercicio de los fumadores se ve notablemente reducida antes de que presenten una disminución en la función respiratoria, porque el tabaco causa que sus músculos sean menos ‘funcionales’. O lo que es lo mismo, que sean más ‘débiles’. ¿La razón? Se sabe que la inflamación que provoca el humo de los cigarrillos en los pulmones, que se ven progresivamente destruidos y, por ende, incapaces de enviar los necesarios aportes de oxígeno al resto de órganos y tejidos. Pero, ¿esto es ‘todo’ o hay alguna razón más?
Para responder a esta pregunta, los autores recurrieron a un modelo animal –ratones–. Y lo que hicieron fue exponerlos durante ocho semanas al humo del tabaco, ya fuera ‘gaseando’ sus jaulas de forma continuada (CS) o inyectándoles una solución salina repleta extracto de humo de cigarrillo (CSE) . ¿Y qué pasó? Pues que el humo dañó directamente el sistema muscular de los animales al reducir la cifra de vasos sanguíneos que irrigan los músculos de las extremidades inferiores. Y cuanto menor es esta vasculatura, menor será la cantidad de oxígeno y nutrientes que lleguen a los músculos. Un perjuicio, además, que podría tener consecuencias más graves, si cabe, que la disminución de la capacidad de realizar ejercicio físico.
El humo del cigarrillo entregado por cualquiera de las rutas no alteró el tamaño del espacio aéreo pulmonar. La fatiga muscular medida in situ fue un 50% menor en los grupos CSE y CS que en el control. Esto fue acompañado por 34% y 22% de disminución en la relación sóleo-capilar a fibra de los grupos CSE y CS, respectivamente, y una tendencia para menos arteriolas positivas a la actina del músculo esquelético (P = 0.07).
Las propiedades contráctiles de los músculos extensor extensor digitorum longus y sóleo estaban alterados. En las miofibras flexor digitorum brevis aisladas de ratones CSE, la resistencia a la fatiga disminuyó en un 43% en comparación con las miofibras de control y CS, y esto se acompañó de una disminución pronunciada de la relajación, un aumento en la acumulación intracelular de Ca2 + y una disminución en la captación de Ca2 + del retículo sarcoplásmico.
Estos datos sugieren que los componentes del humo del cigarrillo pueden deteriorar la estructura vascular del músculo de la extremidad posterior, la resistencia a la fatiga y el manejo del calcio por miofibras, y estos cambios afectan finalmente la eficacia contráctil de los músculos locomotores independientemente de un cambio en la función pulmonar.
Como apuntan los autores, «esta reducción en el aporte oxígeno y nutrientes puede tener un impacto sobre el metabolismo y los niveles de actividad, los cuales son factores de riesgo bien conocidos para el desarrollo de muchas enfermedades crónicas, caso de la diabetes y de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica».
Hacen falta más estudios
En definitiva, el tabaco disminuye nuestra capacidad de ejercicio no solo porque deteriore los pulmones, sino porque también provoca un daño directo sobre los músculos. Pero, de los más de 4.000 compuestos químicos que se encuentran en el humo de los cigarrillos, ¿cuáles son los responsables de este daño? Pues la verdad es que no se sabe. De hecho, ni siquiera se conocen los mecanismos moleculares que se encuentran detrás de este daño –y no sabiendo cuáles son, no se pueden diseñar medidas para paliarlos–. Por tanto, hacen falta más estudios.
Como concluyen los autores, «la identificación de los productos químicos responsables es un aspecto clave que debe ser evaluado en ulteriores investigaciones, en las que también se deberán analizar los procesos por los que reducen el número de vasos sanguíneos».
Fuente: abc.es
Referencia: Nogueira, L. , Trisko, B. M., Lima‐Rosa, F. L., Jackson, J. , Lund‐Palau, H. , Yamaguchi, M. and Breen, E. C. (2018), Cigarette smoke directly impairs skeletal muscle function through capillary regression and altered myofiber calcium kinetics in mice. J Physiol. Accepted Author Manuscript. . doi:10.1113/JP275888