NO es mito: El tener hambre puede causarnos mal humor | por: @linternista
¿Te pones de mal humor cuando te da hambre? O tal vez conoces a alguien al que le pasa justo eso. No, no es ninguna leyenda urbana. Existen personas a las que las ganas de comer le causan un humor irascible. Por supuesto, nuestro cuerpo está detrás de este fenómeno y el porque se encuentra relacionado con los niveles de azúcar en sangre.
Este tema ha crecido tanto que incluso en la lengua inglesa existe la palabra coloquial «hangry«, mezcla de angry (enojado) y hunger (hambriento), para definir ese mal humor procedente exclusivamente del hambre.
Ahora expliquemos un poco por qué ocurre esto. Cuando comemos, se digieren los alimentos y convertimos en componentes más pequeños: azúcares, proteínas, grasas… Los azúcares son los que proveen la energía inmediata a nuestras células y por ende a nuestro cuerpo. Además, son el mayor «combustible» del que se alimenta el cerebro ya que son fácilmente transportables mediante la sangre. En definitiva, el nivel de glucosa en sangre es una medida de lo bien alimentados que estamos en el momento, ya que es un indicativo cerebral de la cantidad de «combustible» disponible.
Al baja la concentración de azúcar, nuestro cerebro detecta un problema: ¡falta de alimento! (esto ocurre a nivel celular), y como respuesta se genera el hambre: necesidad de comer para restaurar los nivel adecuados de energía. ¿Y qué ocurre mientras no comemos?
El cerebro, emite señales a varios órganos para que sinteticen y liberen hormonas que incrementarán los azúcares.
- Una de ellas va dirigida al páncreas para que segregue glucagon, una hormona que ayuda a que se genere glucosa, en primer lugar a partir del glucógeno que, básicamente, es la reserva de azúcares del cuerpo.
- Otra se envía a la glándula hipófisis para que controle los niveles de hormona del crecimiento, la cual disminuye el almacenamiento de glucosa por parte del hígado.
- La última va dirigida a las glándulas suprarrenales, encargadas de segregar adrenalina y cortisol. Estas dos hormonas proveen azúcares a los músculos para salir corriendo o luchar. De esta manera predisponen al cuerpo para defenderse o huir en caso de peligro.
Además de esto el cerebro segrega otra sustancia conocida como el neuropéptido Y (un neurotransmisor) que participa en la regulación del balance energético, así como también esta asociado a otros procesos fisiológicos cerebrales, como la memoria y el aprendizaje. Asociado a este existen varios subtipos de receptores, entre ellos los conocidos como Y1; este par de transmisor-receptor no solo actúa en el cerebro para controlar el hambre, también regulan la ira o la agresión . De hecho, las personas con grandes cantidades de neuropéptido Y en su sistema nervioso, suelen mostrar una tendencia a ser más impulsivos y agresivos.
La combinación de todo lo anterior puede desencadenar mayor irritabilidad, hacernos más propensos a discutir, cometer errores, generar sensación de cansancio, es más difícil concentrarse, incluso, se pueden reducir nuestras habilidades sociales, debido a que nuestro cerebro, en esas circunstancias, no posee un funcionamiento adecuado u óptimo por la falta de glucosa.
Por supuesto, esto no ocurre en todas las personas. Hay quien reacciona relativamente bien, manteniendo unos niveles de azúcar en sangre bastante estables. También hay quien segrega menos adrenalina, cortisol y neuropéptido Y ante la falta de glucosa. Pero lo importante es recordar y entender que a veces, el mal humor y la agresividad ante el hambre tienen una razón fisiológica que no depende de nosotros. Así que antes de discutir lo mejor es tener el estómago lleno.
Fuentes: hipertextual.com | wikipedia | labioguia.com | cnnespanol.cnn.com