«Partánatos», la cadena de eventos moleculares que dan lugar a la muerte de las neuronas | Por: @linternista
Es bien conocido que si bien el alzhéimer, el párkinson, el ictus (también llamado accidente cerebrovascular), la enfermedad de Huntington y las lesiones cerebrales tienen un origen y una sintomatología muy diferentes, cada vez hay más evidencias que sugieren que, de la misma manera, también tienen un denominador común: en todos y cada uno de estos episodios y enfermedades tiene lugar la misma cadena de eventos moleculares que dan lugar a la muerte de las neuronas.
Un aspecto a tener muy en cuenta dado que la interrupción de esta cadena o proceso podría resultar muy útil en el tratamiento de todos estos trastornos cerebrales. En este contexto, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad John Hopkins en Baltimore (EE.UU.) han identificado el paso final de este proceso de muerte celular que han denominado como ‘partánatos’ –término que surge de la combinación de PPAR, enzima participante en la cadena, y Tánatos, dios griego que personificaba la muerte sin violencia.
Como explica Ted Dawson, director de esta investigación publicada en la revista «Science», «no puedo ni llegar a enfatizar lo importante que es esta forma de muerte celular. Y es que juega un papel en casi todas y cada una de las formas conocidas de daño celular».
‘Partánatos’
El estudio, llevado a cabo con cultivos celulares en placas de laboratorio, es el punto final a una serie de investigaciones que, a lo largo de muchos años, han tratado de identificar la cadena de eventos que dan lugar a la ‘partánatos’ y las proteínas implicadas en la misma. Y de acuerdo con los resultados de los trabajos previos, el causante final de la muerte celular –o ‘apoptosis’– es una proteína denominada ‘factor inductor de apoptosis’ (AIF), que en lugar de permanecer en la mitocondria –esto es, los orgánulos celulares responsables de la producción de energía que requiere la célula– a la que pertenece, migra hasta el núcleo y ‘destroza’ el ADN celular. ¿El resultado? Obviamente, la muerte de la célula.
Sin embargo, esta AIF por sí sola no es capaz de ‘trocear’ el ADN. Necesita un ayudante que no había sido identificado hasta este último estudio. Y para hallarlo, los investigadores utilizaron un chip de proteínas para detectar qué proteínas humanas interactúan de forma más estrecha con AIF. ¿Y qué es lo que lograron? Pues partiendo de varios millares de proteínas, reducir la cifra de candidatas a ‘solo’ 160.
Finalmente, los autores utilizaron un ARN interferente (ARNi) para interrumpir la síntesis, una por una, de las 160 proteínas candidatas y, así, identificar cuál era la que colaboraba con AIF para provocar la muerte celular. Y según los resultados, la ganadora fue el ‘factor inhibidor de la migración de macrófagos’ (MIF).
Como indica Ted Dawson, «lo que hallamos es que AIF se une a la proteína MIF y la lleva dentro del núcleo, donde MIF trocea el ADN. Creemos que este el paso final del proceso que hemos denominado ‘partánatos’».
Un fármaco, ¿múltiples enfermedades?
Llegados a este punto, y más allá de la mera curiosidad biológica, ¿hay alguna manera de detener esta colaboración fatal entre AIF y MIF? Pues sí, dado que el estudio también identificó una serie de compuestos químicos capaces de bloquear la actividad de MIF y, por tanto, de detener la ‘partánatos’. Tal es así que los autores ya están planificando realizar un estudio con estos compuestos en modelos animales para evaluar su eficacia y seguridad.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que si bien la ‘partánatos’ causa la muerte cerebral en muchos trastornos cerebrales, la capacidad de MIF para trocear el ADN solo ha podido ser constatada en el caso del ictus. De hecho, los estudios llevados a cabo con modelos animales –ratones– han demostrado que la inactivación del gen responsable de la expresión de MIF se asocia con una reducción muy significativa del daño causado por un ictus.
Como concluye Ted Dawson, «estamos muy interesados en comprobar si la proteína MIF también está implicada en el alzhéimer, el párkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. De ser así, y de lograr unos resultados exitosos en los estudios con los inhibidores de MIF, tendría notables implicaciones en el tratamiento de numerosas enfermedades».
Fuentes: abc.es / science.sciencemag.org