Los MÉDICOS debemos reflexionar antes de publicar en las redes sociales | Por: @linternista
La mayoría de la gente esperaría que los médicos actualmente pensaran antes de actuar de manera poco profesional en un foro público, sin embargo, un nuevo estudio publicado el 9 de abril en BJU International sugiere lo contrario.
En 2011, un médico de una sala de urgencias en Rhode Island, Estados Unidos, fue despedido de su trabajo y multado por el consejo médico del estado por comentar en una publicación en Facebook de una enfermera en donde aparecían las nalgas de un paciente. Ninguno de ellos mencionó el nombre del paciente, pero el médico reveló suficiente información como para que otros identificaran al individuo, socavando claramente la dignidad del paciente y potencialmente violando el Código de Portabilidad del Seguro de Salud y Contabilidad de 1996 (HIPAA) y la Ley de Confidencialidad.
El nuevo estudio incluyó a 281 urólogos recién graduados, de estos 201 (72%) tenían perfiles de Facebook identificables públicamente. De los especialistas médicos, 80 (40%) publicaban contenidos potencialmente censurables o cuestionables. La mayoría de los mensajes ofensivos fueron escritos por los propios médicos, en lugar de uno de sus «amigos», y tanto los médicos de género masculino como femenino publicaron de forma inapropiada en una proporción similar.
El error más común identificado en estos médicos fue el uso de un lenguaje inapropiado sin censura, discusiones sobre temas delicados como la política o la religión, y referencias o muestras de intoxicación, conductas sexuales o vestimenta inadecuada. El 2% de las publicaciones denigraba a un colega o a su lugar de trabajo, y otro 1% hacía referencia a comportamientos ilegales.
Aunque menos del 3% de los médicos en el estudio publicaron detalles explícitos o privados sobre sus pacientes, el hecho de que un médico lo pueda hacer en cualquier circunstancia es preocupante, dijo el Dr. Kevin Koo, maestro en salud pública y en filosofía, quien es el autor principal del estudio y especialista en urología en Dartmouth-Hitchcock Medical Center, en New Hampshire, Estados Unidos.
«Está muy claro que este tipo de información debe mantenerse protegida y confidencial. Que cualquier persona pueda publicar detalles sobre un caso del que puede deducirse quien es el paciente es, sin duda, muy preocupante», añadió el Dr. Koo.
Los autores no investigaron si el comportamiento en línea de los urólogos es típico de otras especialidades, pero el Dr. Koo dijo que, a medida que más médicos usan las redes sociales, hay más oportunidades para el uso indebido y el abuso. A pesar de que las redes sociales son una herramienta poderosa que puede ayudar a los médicos a relacionarse entre sí, a mejorar la atención clínica y a difundir rápidamente los hallazgos de la investigación médica, también tiene inconvenientes potenciales, expresó.
Una guía de buenas prácticas en las redes sociales puede disuadir a los usuarios de cometer fallas importantes, pero el Dr. Koo admite que no está claro cuántos consultorios médicos y sistemas de salud cuentan con guías formales propias.
Una de las cosas más importantes a tomar en cuenta al publicar en las redes sociales es el mantener la confianza en la profesión y en las relaciones médico-paciente, aconsejó el Dr. Koo.
«Uno debe pensar en cosas como la intención de las publicaciones, el cómo mantener la confidencialidad y en lo que uno puede hacer para mantener los principios éticos», señaló el investigador.
No hay que desdibujar las líneas entre la vida profesional y la vida personal, continuó el Dr. Koo. Considere cuánto de sus propios datos personales son apropiados como para divulgarlos en las cuentas de redes sociales. Y, en la misma línea, las comunicaciones electrónicas, incluyendo las redes sociales y el correo electrónico, solo deben usarse en una relación médico-paciente establecida y con el consentimiento del paciente.
Considerar cuidadosamente los límites de la relación médico-paciente en las redes sociales es primordial, destacó el Dr. Koo. Quién a su vez recomendó tener un plan para cómo responder a las peticiones, tales como cuando los pacientes piden consejo médico o piden respuesta a urgencias médicas.
Por último, el Dr. Koo dijo que los médicos nunca deben olvidar la naturaleza permanente de las publicaciones en las redes sociales, y señala que los mensajes siguen existiendo incluso después de su eliminación. Además advierte que lo que se publica puede tener implicaciones futuras en la vida profesional.
Aunque el Dr. Koo no utiliza aplicaciones de intercambio de información médica como Medscape Consult o Figure1, recordó a los que sí las usan que deben tener cuidado al proporcionar información sobre los casos médicos, la divulgación en un exceso de detalle puede infringir en la privacidad del paciente.
«Aunque las plataformas tienen mucho potencial, necesitamos seguir vigilando nuestro comportamiento para que actuemos en el mejor interés de los pacientes», dijo el Dr. Koo.
Estableciendo una política
Para las instituciones y los consultorios médicos que buscan una guía para crear sus propias políticas para redes sociales, el Dr. Koo recomendó comenzar con el modelo publicado conjuntamente por el American College of Physicians y la Federation of State Medical Boards en el año 2013.
La declaración conjunta contiene criterios específicos para permitir que los médicos utilicen de manera profesional y ética las redes sociales. Sin embargo, el Dr. Koo señaló que establecer mejores prácticas, políticas y posicionamientos no es suficiente si el personal no sabe que existen.
«Las instituciones necesitan asegurarse de que todos sus empleados están conscientes de las políticas y que las estén siguiendo», puntualizó el investigador.
La intención del estudio no era juzgar a los médicos que usan las redes sociales, recalcó el Dr. Koo. Más bien, los investigadores trataron de mostrar una cara de la problemática contemporánea a la que los médicos enfrentan, y recordar a los médicos que deben cumplir los mismos estándares estén en línea o no.
«Lo que decimos y hacemos en las redes sociales puede afectar el cuidado de nuestros pacientes, y también cómo somos vistos como profesionales, de igual manera que en el mundo real», concluyó el Dr. Koo.
Fuente: espanol.medscape.com