Miguel Ángel y la artrosis que padecía | Por: @linternista

Reciente se realizó un análisis de los retratos del gran artista italiano Miguel Ángel Buonarroti, y los expertos muestran el gran deterioro articular que presentaba en sus manos y que le impedía escribir cartas pero no trabajar el mármol con el cincel y el martillo.

Así lo determina un estudio realizado  Davide Lazzeri, médico especialista en cirugía reconstructiva de la clínica Villa Salaria de Roma y sus colegas de la facultad de Medicina de la Universidad de Florencia e historiadores del arte y que fue publicado en Journal of the Royal Society of Medicine.

Michelangelo Buonarroti (1475-1564) el gran artista del Renacimiento tuvo artrosis en sus manos mientras pintaba, esculpía y construía alguna de las mayores obras de arte.

A esta conclusión han llegado los especialistas en reumatología e historia del arte luego de analizar varios cuadros en los que aparece el genio italiano.

Además, confirman que era zurdo, y que sufría un desgaste de las articulaciones provocado o agravado por su trabajo. Pero, cada cincelada en el mármol ayudó a que sus manos no se quedaran inútiles como de piedra.

Miguel Ángel, de edad avanzada, sufrió de cálculos renales (piedras en el riñón), ataques de gota en uno de los pies y problemas de visión, lo que se ha relacionado con el envenenamiento con el plomo usado en las pinturas y otros con las duras condiciones en las que pintó la Capilla Sixtina.

Desde el punto de vista psicológico, sus cartas revelan continuos estados depresivos alternados con otros de euforia.

Era obsesivo con el trabajo, su aspecto eternamente descuidado y sus nulas habilidades sociales, han hecho sostener a algunos que Buonarroti tenía algún tipo de autismo, como el síndrome de Asperger.

Lo más seguro es que durante décadas sufrió de serios problemas en sus manos, con intensos dolores que llegaron a impedirle poder escribir.

Davide Lazzeri, coautor de la investigación, explica que «Parece claro que Miguel Ángel padecía una enfermedad que afectaba a sus articulaciones. Hasta ahora se pensaba que se trataba de gota, pero nuestro análisis muestra que podemos descartarla».

Se analizaron todos los detalles de los retratos:

• Dos de ellos pintados en vida de Miguel Ángel.
• El tercero, treinta años después de su muerte.

Los tres cuadros comparten dos detalles claves para esta investigación.

1. Muestran a un Miguel Ángel ya mayor, entre los 60 y los 65 años.
2. Resaltan su huesuda y rígida mano izquierda.

Algunas conclusiones

• En los dos cuadros contemporáneos al artista no se muestra la mano derecha, lo que ha llevado a algunos a defender que era zurdo.
• Miguel Ángel sufrió de artrosis al menos 29 años en los que esculpió varias de sus obras como la ‘Pietà’ y dirigió las obras de la Basílica de San Pedro
• Los científicos han podido descartar que Miguel Ángel tuviera artritis, al ampliar la zona de las manos de los cuadros, lo que sufría era una osteoartritis o artrosis.

A pesar de la similitud en los nombres, ambas patologías son afecciones que provocan dolores crónicos en las articulaciones, pero tienen diferentes orígenes y manifestaciones exteriores.

La artritis cursa con inflamación y, en muchas ocasiones, se presentan los tofos gotosos, que son bultos de ácido úrico. Pero, a pesar de que sufría de intensos dolores, en de los cuadros se deduce que ni tenía inflamaciones en los dedos ni tofos.

«La artrosis es un tipo de enfermedad de las articulaciones caracterizada por el desgaste del cartílago articular y el hueso subyacente. Sus síntomas más comunes son dolor en las articulaciones y rigidez», aclara Lazzeri.

Esta inmovilización de los huesos de la mano por el deterioro articular lleva a una pérdida de habilidades motoras que afectan a la funcionalidad de las manos.

En una de sus cartas, el propio Miguel Ángel reconocía que hacía tiempo que él no respondía a las que recibía, ya que no podía escribir y solo redactaba y dictaba a otros cada carta, reservándose la firma manuscrita.

Sin embargo, fue visto martillando una de sus esculturas inconclusas, la Pietà Rondandini, unos días antes de su muerte.

«Este tipo de artrosis hace que la articulación se vuelva cada vez más rígida hasta que el paciente ya no puede mover las articulaciones de forma correcta», añade Lazzeri.

Sin embargo, «el ejercicio y la terapia física, así como el uso diario de las manos son beneficiosos para mitigar el dolor y mejorar la funcionalidad de la mano. Esta es la razón por la que seguir trabajando pudo ayudar a Miguel Ángel contra la rigidez y la inmovilidad de sus manos», agrega.

No se sabe desde cuándo sufría Buonarroti esta enfermedad, lo que está claro es que cuando Jacopino del Conte le hizo el primero de los pocos retratos que hay de él, la artrosis de Miguel Ángel ya era evidente.

«Podemos suponer que debido a su trabajo sin descanso como escultor, el desgaste de los cartílagos de las articulaciones y huesos de la mano provocado por los continuos golpes debió empezar al menos en 1535 como documenta el primer retrato o incluso antes y los síntomas se volverían incapacitantes ya en 1552», narra el especialista.

Ya en esa época, Miguel Ángel se quejaba a su sobrino de los continuos dolores en la mano cuando escribía.

Las fechas mencionadas son importantes porque, de ser válida la estimación de los científicos, Miguel Ángel tuvo artrosis por lo menos durante 29 años, que son las tres últimas décadas de su vida, en las que esculpió tres de sus Pietà, una de ellas inacabada, dirigió las obras de la Basílica de San Pedro y pintó frescos como La conversión de San Pablo, entre muchas otras grandes obras.

¿Afectó la artrosis la obra del maestro?

Nunca lo sabremos, pero lo que si es cierto es que algunos de sus últimos trabajos, denotaron el trazo del pincel y el cincel más toscos, y han sido señalados por los historiadores como manieristas y recargados, como anticipando ese movimiento artístico que siguió al clasicismo del primer Renacimiento.

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