Claves para dar malas noticias de la manera más adecuada | Por: @linternista
Dar las malas noticias, puede ser demoledor, puede causar el derrumbe instantáneo de una persona y marcar un antes y un después definitivos en su vida.
Recibir noticias como: padecer una enfermedad mortal, de que alguien conocido o un ser querido ha muerto, despido del trabajo o que estamos en quiebra económica, son situaciones repentinas para las que nadie está preparado.
No en todos los casos las personas reaccionan de forma igual, todo depende de las características de cada individuo, y de eso depende el impacto físico y emocional que sufra. De entrada, las personas experimentan una serie de reacciones ante la impresión como respuesta a la noticia, que incluyen confusión, obnubilación y variaciones cardiovasculares como el aumento de la presión arterial o hipotensión (reacción vagal), lo que puede llevar a la persona a la pérdida del conocimiento.
Y, las emociones también varían; así como algunos simplemente guardan silencio o se ‘apagan’, otros se ponen histéricos, gritan, se desesperan e incluso son capaces de agredir o causarse daño.
Por eso, quien da la mala noticia tiene que saber cómo y cuándo hacerlo, para facilitar el proceso de adaptación del afectado, y que el impacto puede ser sobre llevado.
Claudia Agámez, médica paliativista, quien enfrenta estas situaciones con frecuencia, explica que no todas las personas cuentan con las habilidades necesarias para comunicar asuntos negativos.
En ocasiones, la forma como se hace “puede multiplicar el daño que la misma noticia causa”, y eso incluye el tratar de atenuar o de disfrazar la gravedad de la noticia, en un vano intento por aminorar el malestar.
“Nadie ama al mensajero que trae malas noticias” (Antígona de Sófocles), pero se debe hacer el esfuerzo de transmitirlas de la mejor manera posible, pues nadie está exento de afrontar una situación de este tipo.
Algunas claves:
- Es usted el indicado. Establezca si es la persona idónea para transmitir una mala noticia; no es suficiente ser de la persona afectada cercano, familiar o emocionalmente para asumir esta tarea. Siempre es más útil que las personas más informadas al respecto, y que estén en capacidad de resolver las inquietudes que surjan de inmediato, comuniquen lo que sucede ante un diagnóstico médico, un desenlace judicial o el estado de salud de un cercano. El no tener respuestas incrementa la angustia. Si además, considera que la situación lo va a afectar emocionalmente, mejor hágase a un lado.
- Prepare el terreno. Aunque las malas noticias surgen de manera inesperada, hay otras que permiten anticipar los desenlaces. Si este es el caso, y usted es la persona idónea, hable calmadamente con la persona y plantee los escenarios que se avizoran, incluido el más oscuro. Aunque no se trata de algo definitivo, quien recibe la información tiene la oportunidad de ir procesando, e ir preparándose, para lo que ocurrirá, incluido lo peor.
- En el momento más indicado. Si se debe comunicar la mala noticia enseguida, hágalo cara a cara; nunca lo haga por teléfono ni, mucho menos, por escrito. Trate de hacerlo en un sitio privado y tranquilo donde no sean interrumpidos y puedan estar sentados. Si lo considera útil y prudente, pídale a un familiar de la persona o a alguien de confianza que los acompañe.
- Sea concreto. Evite los rodeos, los eufemismos o las narraciones innecesarias. Nada de lo que diga puede suavizar o atenuar lo que ha ocurrido o sucederá. Con sensibilidad, pero con claridad, cuente de entrada lo que pasa. No dé demasiados detalles en la primera parte. Dele la oportunidad a la persona de reaccionar y respete la forma como lo haga. A veces pasa que esta lanza juicios y culpa a otros; en este caso es mejor ser prudentes, mantenerse calmado y no entrar en contradicciones.
- Conviértase en un soporte. La persona que da la noticia se convierte automáticamente en el primer respondiente de ese duelo; prepárese para acompañar y ofrecerle algún tipo de ayuda o apoyo: colaborar con un trámite, hacer averiguaciones, conectarlo con familiares, llevarlo a su casa e incluso llamarlo al otro día para preguntarle cómo está. No deje la sensación de que usted se limitó a dar la mala noticia y luego se apartó.
- Presente alternativas. Siempre hay opciones, por mala que sea una noticia, generalmente podrán superarse u manejarse en los casos más dramáticos. Frente a un mal diagnóstico, una posibilidad de tratamiento; frente a una muerte inminente, el soporte espiritual y paliativo; ante el despido, opciones para encontrar una nueva fuente de ingresos, y en caso de muerte, todo el acompañamiento posible.
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Fuente: El Tiempo.
Daniel Hernández
Comunicador Social