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Duerma bien y estará mejor protegido contra infecciones | Por: @linternista

El sueño profundo, que es el de ondas lentas, es esencial para que se pueda almacenar en nuestra memoria duradera lo más relevante que experimentamos durante el día.

Este proceso de memoria no es exclusivo del sistema nervioso, también, el sistema inmune tienen memoria y debe su eficacia a la existencia de células que se especializan en guardar información de los microorganismos patógenos que han entrado en contacto con el organismo.

Como estos procesos se parecen, en un artículo publicado en Trends in Neurosciences, se propone que el sueño también es esencial para consolidar la memoria duradera del sistema inmune, indispensable para «fichar» a los patógenos y combatirlos con eficacia.

Jan Born, de la Universidad de Tubinga, autor principal destaca que «Aunque se admite desde hace tiempo que el sueño permite la formación de la memoria a largo plazo en el ámbito psicológico, la idea de que la consolidación de la memoria inmune dependa de la eficacia del sueño es un punto de vista totalmente nuevo».

«Consideramos que nuestro enfoque hacia un concepto unificador de la formación de la memoria biológica a largo plazo, en el que el sueño juega un papel fundamental, independientemente del sistema en el que ocurra, ofrece una nueva perspectiva en la investigación del sueño y los procesos de memoria», agrega el experto.

Anteriores trabajos habían mostrado que incluso una sola noche con falta de sueño, no sólo nos vuelve más olvidadizos, sino que también pone en jaque al sistema inmune, porque desequilibra las defensas y las hormonas implicadas.

En este año, en el mes de febrero se publicó un estudio en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism (JCEM), donde se mostraba el poder sanador del sueño al encontrar que una siesta de 30 minutos puede revertir el impacto de supone dormir poco, y devuelve los marcadores inmunológicos y neuroendocrinos a sus niveles normales.

¿Cómo funciona ésta memoria?

El sistema inmunológico al igual que el cerebro también es capaz de “recordar” un encuentro con una bacteria o virus. Esto lo hace porque recopila fragmentos del micoorganismo para crear un tipo especial de células inmunes, denominadas células T de memoria, que duran meses o años y ayudan al cuerpo a dar una respuesta rápida a las infecciones.

Un ejemplo de esto es el objetivo de las vacunas que generan células de memoria duraderas mediante la exposición a un patógeno atenuado, de manera que el organismo responda de manera rápida y eficaz. Estas células T de memoria recogen la «información esencial» y la guardan.

Pero, la selección adecuada de la información más relevante sobre virus y bacterias es esencial y corre a cargo de otro tipo de células denominadas presentadoras de antígenos. Estas constituyen una especie de memoria inmunológica “a corto plazo”, y es equivalente a la que se almacena en el cerebro en el hipocampo.

Durante el sueño tiene lugar el traspaso de información entre estas células presentadoras y las células T de memoria, que serían el equivalente a la memoria a largo plazo del sistema nervioso, que ya no se guarda en el hipocampo, sino en la corteza cerebral.

Estudios en seres humanos han demostrado que en efecto los aumentos a largo plazo de las células T de memoria se asocian con el sueño profundo de ondas lentas después de la vacunación.

Los resultados apoyan la idea de que este sueño de ondas lentas contribuye a la formación de recuerdos a largo plazo a partir de la información general obtenida, lo que conduce tanto a comportamientos adaptativos como a la puesta en marcha de respuestas inmunológicas eficaces.

Entonces, esto implica que es obvio que la falta de sueño puede suponer un riesgo tanto para el rendimiento cognitivo como inmunológico.

Destacan los investigadores que si no dormimos lo suficiente, el sistema inmune podría centrarse en partes equivocadas del patógeno a la hora de hacer la selección. Esto es fundamental en el caso de los virus, que en muchos casos pueden mutar fácilmente algunas de sus proteínas para escapar de la respuesta inmune.

Y, hay pruebas de que las hormonas liberadas durante el sueño favorecen la comunicación entre las células presentadoras de antígenos y de memoria, implicadas en la respuesta inmune. Por lo que algunas de estas hormonas importantes pueden escasear si no dormimos bien, con la que la comunicación estaría mermada.

La investigación futura debe centrarse en la información que se selecciona durante el sueño para ser almacenada en forma de memoria a largo plazo, y en cómo se lleva a cabo esta selección, ya sea en el cerebro o en el sistema inmune, pues consideran que podría tener importantes implicaciones clínicas.

«Esperamos que la comparación de los conceptos de memoria neuronal y memoria inmunológica pueda ser útil para el desarrollo de vacunas», añaden los expertos.

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Fuente: ABC.

Daniel Hernández

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

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