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Conozca cómo el bótox soluciona casos agudos de sudoración | Por: @linternista

La temperatura de nuestro cuerpo está regulada por más de tres  millones de glándulas sudoríparas. Cuando más activos somos, sudamos más y esto puede llegar a ser hasta de  cuatro litros, especialmente si se es deportista.

El problema surge cuando la sudoración es desproporcionada o excesiva aunque estemos en reposo, cuando es así, se convierte en un problema llamado hiperhidrosis y se trata de sudoración profusa en situaciones de relajación y normalidad.

Se calcula que en España más de 1.200.000 personas conviven con esta patología. Es de origen desconocido, aunque dos tercios de los pacientes tienen un familiar afectado.

José Luis López Estebaranz, dermatólogo y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos, explica: «No se sabe por qué afecta a unas personas y a otras no. Los datos sugieren que pueda existir una causa genética. Además, esta patología afecta por igual a hombres y a mujeres y se empieza a manifestar desde la infancia y la adolescencia».

La doctora Esther Querub, directora de la clínica Querub en España, sostiene que pese a que su origen es desconocido, se podría decir que «se cree que puede producirse por un sobreestímulo del sistema simpático, paralelo a la columna vertebral independiente de la temperatura ambiental. En sus formas más severas puede provocar hongos, descamación, mal olor, irritación y pigmentación de la piel y, sobre todo, afectar la calidad de vida de la persona».

«Esta alteración se puede producir de forma primaria sin causa aparente o como consecuencia de la diabetes, la menopausia, la pubertad, alteraciones de la glándula tiroidea, hipófisis o por una enfermedad que afecte el hipotálamo, que es donde se encuentra el centro regulador de la temperatura», agrega la experta.

Las personas con hiperhidrosis producen sudor «en cantidades mucho más grandes de las necesarias para controlar su temperatura corporal, especialmente en las palmas de las manos, las plantas de los pies y las axilas», aclara López.

Algo tan cotidiano como sudar puede convertirse en un auténtico problema en las actividades cotidianas y las relaciones sociales, hasta el punto de condicionar la elección del trabajo e, incluso, limitar su forma de vestir.

Según un estudio realizado entre personas con esta patología, un 34 % piensa que sudar excesivamente en público es peor que tener miedo escénico y un 30 % cree que produce más vergüenza que tener acné o sufrir obesidad.

Algunas opciones de tratamiento

Los tratamientos tópicos con soluciones antitranspirantes que incluyan clorhidrato de aluminio hexahidratado son las medidas iniciales, pero en muchos casos son insuficientes.

El doctor Javier Pedráz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirón Madrid, explica que «los tratamientos más utilizados suelen ser las sales de aluminio, que en función de la concentración pueden ser más o menos efectivas. La terapia con iontoforesis es una opción para la sudoración en las palmas de las manos: consiste en sumergir las manos en agua a través de la cual pasa una corriente eléctrica muy suave. La inyección de toxina botulínica suele ser una de las mejores opciones ya que es un tratamiento eficaz, seguro y que se puede repetir un número indefinido de veces».

Ahora el bótox

El bótox se ha posicionado como una opción terapéutica de primera línea que cuenta con el aval médico. «La toxina botulínica tipo A aplicada de forma local intradérmica es el tratamiento que ha revolucionado el manejo de los pacientes con hiperhidrosis focal idiopática», explica López.

«Se realiza de forma ambulatoria y dura entre 15 y 30 minutos. Sus efectos se mantienen en torno a siete meses y su eficacia es cercana al 100 por cien», agrega.

«En las axilas el tratamiento es prácticamente indoloro. Dentro de la primera semana de tratamiento, ya es notoria la mejoría en la sudoración. Los efectos duran algo menos en las palmas de las manos. Un segundo tratamiento es necesario cuando se empieza a notar una vuelta a la sudoración excesiva. Esto suele ocurrir pasados los 4-9 meses», añade.

Y según las últimas investigaciones, «tras tratamientos repetidos con toxina botulínica se logra aumentar la duración del efecto en más de un 20 %. También se ha comprobado que en algunos pacientes, con el tiempo la hiperhidrosis disminuye espontáneamente», recuerda el experto. Pese a su seguridad, «no se debe emplear en personas con enfermedades neurológicas específicas como la miastenia gravis, síndrome de Eaton Lambert ni en personas alérgicas a la albúmina», añade.

Pero cuando el bótox resulta insuficiente, sobre todo en los casos de hiperhidrosis palmar muy grave, «los cirujanos torácicos realizan simpatectomía por laparoscopia que consigue reducir totalmente la sudoración palmar.

Sin embargo, es una cirugía general con la posibilidad de un efecto secundario que a veces es incómodo, como la hiperhidrosis compensatoria», dice Agustín Alomar, profesor de Dermatología de la Universidad Autónoma de Barcelona.

El empleo del láser se perfila como el futuro más inmediato, pero según Pedráz «no está demostrado hoy por hoy al cien por cien. Cada vez existen más estudios al respecto, pero utilizan diferentes tipos de láser, en ocasiones en combinación con otro tipo de tratamientos y no se sabe muy bien cuál es su eficacia real».

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Fuente: La Razón.

Daniel Ricardo Hernández

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

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