Fumar y tener parto prematuro elevan el riesgo de enfermedad coronaria | Por: @linternista
Por primera vez, un estudio apunta que tener un hijo pretérmino es un factor de riesgo independiente para sufrir enfermedad cardiovascular. Si se suma al hábito tabáquico, un desencadenante por excelencia, las probabilidades de daño al corazón se triplican.
La última edición de la revista European Journal of Preventive Cardiology devela esta asociación basada en el análisis de más de 900.000 madres. Hasta la fecha, señala el cardiólogo español David Vivas, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, se creía que la gran mayoría de las mujeres con problemas coronarios que habían tenido un parto prematuro fumaban. Creíamos que si eliminábamos el tabaco, el parto pretérmino no era tan relevante».
Dado que «los tratamientos de fertilidad van en aumento y que la tasa de fumadoras embarazadas continúa siendo alto», expone Anh Ngo, investigador de la Universidad de Sydney (Australia), «conocer el impacto de ambas condiciones en las enfermedades cardiovasculares es importante para la prevención».
Para ello, Ngo y su equipo de científicos examinaron los registros perinatales de un total de 902.008 madres que habían tenido que ser ingresadas por un problema cardiovascular e incluso por fallecimiento entre 1994 y 2011. Se clasificaron los casos de acuerdo al hábito tabáquico y el parto prematuro y mediante un método estadístico se determinó el valor de cada factor y de los dos juntos.
La conclusión parecía clara: eran factores independientes. Las mujeres que fumaban y habían tenido un hijo prematuro, tenían un riesgo 3,35 veces mayor que las no fumadores y con hijos nacidos a término, lo que se traduce en un 29% más de probabilidades que si se da uno de los condicionantes de forma independiente. «Fumar y tener un hijo pretérmino aumenta sinérgicamente el riesgo de enfermedad cardiovascular cuando estas dos condiciones coexisten en un mismo individuo», concluye Ngo.
Ngo y sus compañeros también observaron que cuanto más prematuridad y más partos de este tipo recurrentes, mayor aún era el riesgo. En mujeres fumadoras, el riesgo de enfermedad cardiovascular fue 3,83 veces mayor con un parto muy prematuro (20-33 semanas de gestación) y 3,18 veces mayor con un parto pretérmino moderado (34 a 36 semanas de gestación), en comparación con las madres que no fumaban y habían tenido a sus niños a partir de la semana 37.
Las mujeres fumadoras tenían 4,47 más probabilidades de problemas cardiovasculares con dos o más partos prematuros y un riesgo 3,2 veces mayor con un sólo parto antes de tiempo. «Nuestra investigación muestra, por primera vez, que el tabaquismo y el parto prematuro interactúan para crear un mayor riesgo coronario», rezan los autores en su estudio.
Falta investigar más
Las causas no están claras. Una de las hipótesis podría centrarse en que «fumar produce crecimiento intrauterino retardado y eso aumenta el riesgo pretérmino», apunta el doctor Vivas.
Otra de las teorías que recuerdan los investigadores se basa en el «estrés que produce cuidar a un recién nacido prematuro, que puede conducir a comportamientos poco saludables como fumar, lo que a su vez incrementa la probabilidad de futuros nacimientos prematuros». El estrés en sí «provoca trastornos metabólicos, aterosclerosis y, en última instancia, enfermedad cardiovascular», agrega Ngo.
Se trata de un análisis retrospectivo en el que se analizan cerca de un millón de mujeres durante 20 años. «Nuestros hallazgos tienen implicaciones en la prevención de múltiples enfermedades del corazón», señala Ngo. Por ejemplo, las clínicas de reproducción asistida son un buen lugar donde recomendar a las mujeres que dejen de fumar por el mayor riesgo que conlleva precisamente el tabaco sumado al mayor riesgo de parto prematuro a través de estas técnicas de fertilidad.
«Es muy importante tomar conciencia y dejar de fumar, si se quiere una gestación segura tanto para el feto como para la madre», coincide el cardiólogo del Clínico San Carlos. Aquellas que abandonen este hábito «recibirán doble protección: reducirán las posibilidades de parto prematuro y también de sufrir daños en el corazón», remarca el investigador principal.
Fuente: La Razón.
Daniel Ricardo Hernández
Comunicador Social