La hora en que se come influye en la salud cardiovascular | Por: @linternista
Somos lo que comemos, pero también cuándo lo comemos. Se sabía qué alimentos eran más o menos saludables, pero a partir de ahora también conocemos que, al menos para proteger nuestra salud cardiovascular, debemos ingerirlos durante períodos determinados de tiempo, mejor de 12 horas, y desde luego olvidarnos de picar en la noche ya que no es muy saludable.
Lo dice un artículo que publica la revista Science en el que investigadores de la Universidad Estatal de San Diego y del Instituto Salk (EE.UU.) vieron, en moscas, que limitar el tiempo durante el cual podían comer previene problemas asociados con el corazón y el envejecimiento relacionados con la dieta. Los investigadores también detectaron que los genes responsables del ritmo circadiano (ciclo día/noche) son parte integral de este proceso, pero todavía no están seguros cómo.
Los investigadores sabían que las personas que tienden a comer de una forma más desordenada durante el día y la noche tienen una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades del corazón que aquellas que son más ordenadas en sus horarios de comida. La pregunta es, dice Girish Melkani, «¿qué ocurre cuándo las personas comen tarde?» En realidad, señala, «no están cambiando su dieta, sólo el momento en el que comen».
Melkani y Satchidananda Panda, un experto en ritmos circadianos del Instituto Salk, se propusieron estudiar si el cambio en los patrones de alimentación diaria de las moscas de la fruta (un modelo clave en el estudio de enfermedades humanas) podía influir en los efectos de la alimentación.
Y la respuesta fue positiva. Los investigadores trabajaron con un grupo de moscas de dos semanas de vida durante 3 semanas a las que se alimentó con una dieta estándar de la harina de maíz durante todo el día o únicamente durante 12 horas al día. Finalizado el estudio los resultados eran claros: aquellas con un horario de alimentación de 12 horas tienen mejores patrones de sueño, no ganaron tanto peso y tenían corazones mucho más saludables que las del grupo que comían sin restricción de horarios, a pesar de que comieron cantidades similares de los alimentos. Los mismos resultados se observaron después de cinco semanas.
Los investigadores llevaron a cabo el mismo experimento en moscas más mayores y vieron que los beneficios de una dieta restringida temporalmente no eran exclusivos de moscas jóvenes. Cuando los investigadores introdujeron estas restricciones de tiempo en la dieta a las moscas de mayor edad, sus corazones se volvieron más sano. (El promedio de vida de una mosca de la fruta es de unos 30 días.).
Una vez demostrado esto, los investigadores secuenciaron el ARN de las moscas en varios puntos del experimento para encontrar qué sus genes habían cambiado como resultado de la alimentación de tiempo restringido. Identificaron tres vías genéticas que parecen estar implicadas.
Los resultados complementan una investigación previa que mostró los beneficios de la alimentación regulada temporalmente para la obesidad, enfermedades metabólicas y la diabetes tipo 2 en ratones. Para Panda, «los resultados refuerzan la idea de que el patrón de alimentación diaria tiene un impacto profundo en el organismo y en el cerebro».
Sin embargo, advierte Gill, existen algunos obstáculos antes de extrapolar la investigación a los seres humanos. «Los humanos no consumimos la misma comida todos los días, y nuestro estilo de vida es un factor determinante de cuándo podemos o no comer. Pero al menos, nuestros estudios nos sugieren que nos deberíamos hacer las mismas preguntas en los seres humanos».
Melkani, por su parte, cree que los resultados podrían traducirse en beneficios para la salud cardíaca y la obesidad en humanos. «En realidad, no se trata de cambiar drásticamente el estilo de vida, solo los momentos del día en el que comemos –apunta-. Y, desde luego, olvidarnos del ‘picoteo’ nocturno».
Fuente: ABC.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
ComunicadorSocial