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El «ciberbullying», los adolescentes y la ayuda médica | Por: @linternista

El «ciberbullyng» o ciberacoso constituye una realidad reciente que afecta principalmente a los adolescentes, con una incidencia de casos que crece año tras año.

En la actualidad los menores acceden a Internet a edades cada vez más tempranas: a los 13 años, más del 75 % de los adolescentes tiene ya un teléfono móvil, y el 40 % de los menores de entre 9 y 13 años de edad tiene perfiles en las redes sociales, pese a que estas establecen límites de edad para su uso.

Dada la complejidad de este tema y el desconocimiento que todavía le rodea, la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), el Ministerio de Industria y el Hospital de La Paz (Madrid), crearon una guía clínica sobre el ciberacoso para profesionales de la salud que se ha presentado este lunes.

Los pediatras son la puerta de entrada al sistema sanitario para niños, adolescentes y padres, y son precisamente ellos -además de los educadores- los primeros consultados en estos casos. María Angustias Salmerón, pediatra en la unidad de adolescencia del Hospital Universitario La Paz en España y coordinadora médica de la publicación, explica que esta guía se gestó cuando empezaron a llegar a su consulta casos de ciberacoso y se dio cuenta de la poca bibliografía que existía a este respecto.

Es a raíz de este vacío del que surge este documento que pretender ser muy práctico, para que los profesionales de la salud sepan cómo dar respuesta a este problema que, recordemos, tiene importantes repercusiones clínicas debido al alto riesgo de depresión e incluso suicidio que padecen las víctimas. «El principal problema del ciberacoso es que los adolescentes se mueren por esto», expresó Salmerón.

Según la pediatra, la patología del ciberacoso es muy confusa y variable desde el punto de vista médico. «Los adolescentes no llegan diciendo que sufren ciberacoso; vienen porque les duele la cabeza, o la barriga, o porque tienen problemas para dormir», comentaba. La alarma debe saltar cuando estos problemas son muy intensos o muy prolongados en el tiempo, o cuando se trata de menores a los que se les han realizado muchas pruebas y no se encuentra nada.

Así, el pediatra debe de estar alerta ante cualquier síntoma que pueda ser psicosomático, porque, tal y como queda reflejado en la guía, cualquier síntoma recurrente y/o inexplicable puede ser un signo de alarma de estar sufriendo ciberbullying.

Los primeros pasos hacia la solución

Dado que en la mayoría de los casos el paciente tenderá a ocultar a su familia el sufrimiento y la presión que está soportando, el pediatra debe realizar una entrevista a solas con él, siempre intentando no culpabilizarle, ya sea una víctima o un acosador. A partir de ahí, hay que pactar con él cuáles serán los siguientes pasos a seguir: explicarle que debe bloquear en sus redes sociales o en sus aplicaciones de mensajería instantánea a su acosador, y hacerle entender que debe almacenar toda la información posible sobre su situación a través de capturas de pantalla.

Además, y siempre sin traicionar la confianza del adolescente, el pediatra debe hacerle entender que es necesario que sus padres sepan por lo que está pasando. Además, el profesional médico deberá preguntar específicamente por el estado de ánimo y por la existencia o no de ideación suicida, para valorar así la necesidad de derivación a salud mental.

Igualmente, es necesario contactar con el centro escolar de la víctima, porque puede haber más chicos afectados, así como, en el caso de que se conozca al perpetrador del acoso, ponerse en contacto con él y con sus padres. En estos casos, apuntaba Salmerón, «la denuncia debe ser el último recurso», porque debe primar la mediación, y en la mayoría de los casos no hay repercusión legal de los hechos.

En cambio, las actuaciones deberán ser diferentes en el caso de que el acosador sea un adulto y la violencia ejercida tenga fines sexuales, lo que se conoce como un caso de grooming. En este caso, sí que se debe denunciar inmediatamente. Además, se le debería hacer una exploración al menor, entregarle una copia del informe asistencial al paciente, emitir un parte de lesiones con copia al Juzgado, a la Fiscalía de Menores y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, además de rellenar, como en el anterior caso, la hoja para la derivación, si así procediera, al centro de salud mental o de intervención en abuso sexual infantil.

A pesar de que la guía pretende ser, principalmente, un instrumento para que los pediatras sepan cómo actuar en consulta cuando se encuentran con un caso de ciberbullying o grooming, el documento también hace especial hincapié en la prevención -y para ello se han desarrollado documentos informativos para padres, acosadores, víctimas y observadores- y en el tratamiento.

Dicho tratamiento, para que sea completo, llevará años, porque se trata de recuperar poco a poco la autoestima, y puede implicar el uso combinado de psicoterapia y psicofármacos que le ayuden a tratar los trastornos surgidos a raíz del acosos: ansiedad, agresividad, insomonio, etc. En todo el proceso, la víctima deberá estar acompañada por un terapeuta, un psiquiatra o psicólogo, que le ayude a sanar tanto sus heridas físicas como las psíquicas.

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Fuentes: El Mundo.

Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

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