¿Sabe usted a dónde va la grasa que uno quema? | Por: @linternista
Aunque cuesta creerlo cuando una persona hace dieta o ejercicio, la mayor parte de grasa eliminada se trasforma en dióxido de carbono.
Este hallazgo casi derrumba la teoría que tenían los fisiólogos, según la cual, el peso se convertía esencialmente en calor, en realidad, no se pierde sino que regresa al medio ambiente. Esa es la principal conclusión de una investigación publicada en el British Medical Journal, que pretendía establecer cómo es el proceso mediante el cual los seres humanos pierden grasa.
Frente a esta lógica cualquiera se preguntaría si el CO2 aumentaría el calentamiento global. La respuesta es no. El carbono que se está devolviendo a la atmósfera forma parte de una cadena que empezó en la misma atmósfera y que el cuerpo humano solo retuvo por unos meses.
El estudio demuestra que la pérdida de 10 kilos de grasa requiere la inhalación de 29 kilogramos de oxígeno y que en este proceso metabólico se producen 18 kilogramos de dióxido de carbono y 11 litros de agua.
Esta conclusión fue obtenida a partir del análisis bioquímico de un grupo significativo de personas que perdían peso en los que se rastrearon las moléculas de grasa de manera específica.
En concreto, encontraron que al seguir estas moléculas, de 10 kilos de grasa perdida estos se trasformaron en 8.4 kilos de CO2 exhalado, a través del pulmón y sobre la teoría de que la energía no se pierde los 1.6 restantes sencillamente se convirtieron en agua, que se desechan a través de la orina, las heces, el sudor, las lágrimas y otros fluidos corporales.
“Creemos que es porque hay muchos pasos distintos involucrados en el proceso, y cada uno se estudia en asignaturas completamente distintas», explicó Ruben Meerman, de la escuela de Biotecnología y Ciencias Biomoleculares de Australia y coator del estudio.
Según la investigación, en posición de descanso, una persona que pese 70 kilos y siga una dieta variada expulsa unos 0.74 kilos de CO2 en ocho horas, lo que supone que el cuerpo pierde 203 gramos de carbono durante este tiempo.
De alguna forma, esto significaría que perdemos unos 200 gramos “sin hacer nada”, aunque esto no es del todo cierto, ya que, tal y como Meerman recuerda, nuestro cuerpo nunca descansa. Incluso cuando estamos dormidos sigue trabajando: genera nuevas células, nos crece el pelo, o simplemente genera calor para mantener la temperatura corporal.
Eso tampoco implica que respirando vamos a bajar más fácilmente de peso, porque caeríamos en una hiperventilación que puede desembocar en mareos, palpitaciones y pérdidas de consciencia.
Por eso, de otra parte, se confirma que el deporte es un aliado para bajar de peso. Cuando hacemos ejercicio, nuestra tasa metabólica se incrementa, lo que significa que nuestro organismo necesita más oxígeno y, por tanto, produce más dióxido de carbono.
Meerman da algunas cifras que pueden ayudar a hacerse una idea de qué ejercicios funcionan mejor para adelgazar: «Caminar eleva tres veces nuestra tasa metabólica en reposo, y si subimos una colina en bicicleta serían 12 veces», explica. «Incluso el sexo puede elevar nuestra tasa metabólica unas 3,5 veces», añade.
Fuentes: El Mundo, British Medical Journal, El Tiempo.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social