Riesgo de retinopatía diabética disminuye ingiriendo dos raciones semanales de pescado graso | Por: @linternista
Según señala un análisis a posteriori del estudio PREDIMED publicado en versión electrónica el 18 de agosto en JAMA Ophthalmology, consumir al menos dos raciones semanales de pescado graso, rico en ácidos grasos polinsaturados (PUFA, por sus siglas en inglés) omega-3, puede ayudar a los pacientes con diabetes de tipo 2 a reducir su riesgo de retinopatía diabética.
Después del ajuste con respecto a factores como edad, género y grupo de intervención, los investigadores descubrieron que los participantes que tenían 55 años o más y consumían al menos 500 mg de ácidos grasos polinsaturados omega-3 al día mostraban una reducción de 48% en el riesgo de presentar retinopatía diabética, en comparación con los que consumían menos de 500 mg/día (hazard ratio: 0,52; p = 0,001).
De acuerdo con el estudio realizado por el Dr. Aleix Sala-Vila, DPharm, PhD, un investigador en CIBER-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición, Institut d’investigacions Biomèdiques Augus Pi i Sunyer, en Barcelona, España y sus colaboradores, «se observaron más reducciones en el riesgo en participantes con hipertensión, en aquellos con diabetes de más de cinco años de duración y en los tratados con insulina al inicio. Es un hecho que la cantidad de omega-3 en nuestro cuerpo, y por tanto en nuestra retina, se puede modular con nuestra dieta. Un consumo sostenido de dos raciones semanales de pescado graso aumentará las concentraciones de omega-3 en las células. Esto evitará o al menos contrarrestará la inflamación en nuestro cuerpo, un factor clave en el inicio y el avance de la retinopatía diabética. Nuestros datos respaldan la noción, hasta el momento sólo explorada en animales».
Los resultados son congruentes con los hallazgos en modelos experimentales y con lo que los investigadores ya saben sobre cómo los omega-3 afectan la retinopatía diabética, según el grupo.
El Dr. Sala-Vila dijo que no está claro si los suplementos podrían tener el mismo efecto que el consumo de pescado y hacen alusión a las posibles dudas planteadas por el estudio ORIGIN. El estudio no demostró ninguna reducción de las complicaciones cardiovasculares en el curso de seis años para los participantes que al inicio tenían un alto riesgo cardiovascular y que tomaron 1000 mg/día de ácidos grasos polinsaturados omega-3 en un suplemento.
Los autores del presente estudio resumen su contribución a la literatura: «Nuestros hallazgos respaldan el punto de vista de que el consumo constante de pescado podría resultar benéfico para retrasar el inicio o el avance de angiopatía en lechos arteriales, además de los coronarios y los cerebrovasculares».
Estudio basado en datos de PREDIMED
Los datos fueron analizados de pacientes con diabetes de tipo 2 en PREDIMED, un estudio de intervención de nutrición realizado en España, en el que se evaluaron dietas mediterráneas implementadas con aceite de oliva extra virgen o frutos secos, frente a una dieta de control baja en lípidos para la prevención primaria cardiovascular.
El análisis actual está basado en una subcohorte de PREDIMED de 3614 personas con diabetes de tipo 2 al inicio. Su edad incluyó un rango de 55 a 80 años. Se cuenta con datos completos para 3482 participantes (48% hombres; edad promedio 67 años). Se evaluó la ingesta de alimento al inicio cada año durante 6 años de seguimiento, utilizando un cuestionario de frecuencia de alimentos de 137 productos validada para el estudio PREDIMED. Luego los investigadores entrevistaron a los participantes para determinar la frecuencia de consumo de cada producto alimenticio en el último año y preguntaron sobre tamaños de porciones habituales.
El criterio principal de valoración fue la retinopatía diabética nueva, que precisó fotocoagulación con láser, vitrectomía o terapia antiangiógena. Después de un seguimiento promedio de seis meses, los investigadores identificaron 69 nuevos episodios de retinopatía diabética.
¿Aún más beneficio en Estados Unidos?
En un editorial complementario el Dr. Michael Larsen, DMSc, departamento de oftalmología, Righospitalet-Gostrup y Universidad de Copenhague en Glostrup, Dinamarca, señala que el estudio fue realizado en España, principalmente en grandes centros urbanos, donde el pescado es un elemento fundamental de la comida.
«El pescado y los frutos secos ya son parte de la variedad de alimentos disponible en todo supermercado, cafetería y restaurante, y en casi todos los hogares». No es sorprendente, dice, que 75% (2611 participantes) cumplieron al inicio los objetivos en los grados de consumo de omega-3.
El potencial para el cambio en la prevención de la retinopatía diabética es mayor en Estados Unidos, donde el consumo de pescado y frutos secos (también ricos en ácidos grasos polinsaturados omega-3) es mucho más bajo.
«Si se pueden verificar los resultados y si se extrapolan al estrato básico de la escala de omega-3, en el que muchos de nosotros nos hallamos, las implicaciones para la salud pública serían considerables», escribe en el editorial. «El valor potencial de un cambio a gran escala a una dieta rica en ácidos grasos omega-3 merece atención seria».
Fuente: espanol.medscape.com