Cereales integrales reducen riesgo de varias enfermedades crónicas y de mortalidad | Por: @linternista
Un nuevo estudio internacional dirigido por investigadores del Colegio Imperial de Londres (Reino Unido), demostró que cuanto mayor es el consumo de cereales integrales, mayor es la reducción del riesgo de desarrollar patologías crónicas como la cardiopatía isquémica y de mortalidad por enfermedades como el ictus, el cáncer, la diabetes y las enfermedades infecciosas y respiratorias.
Según explica Dagfinn Aune, director de esta investigación publicada en la revista «The BMJ», «nuestros resultados sustentan de forma rotunda la recomendación de incrementar el consumo de cereales integrales por la población general con el objetivo de reducir el riesgo de enfermedades crónicas y de muerte prematura».
Los cereales integrales –también denominados ‘granos completos’, en los que se conserva la cáscara– son muy beneficiosos para nuestra salud. Y no solo porque, como todo el mundo sabe o cree saber, nos ayuden a adelgazar y a combatir el estreñimiento, sino porque su consumo aumenta nuestra salud y por lo tanto nuestra longevidad.
Enteros, no refinados
En el nuevo estudio o ‘metanálisis’, los investigadores analizaron los resultados alcanzados en 45 investigaciones que, ya publicadas, fueron diseñadas para evaluar la relación entre el consumo de cereales integrales con la aparición de distintas enfermedades y la mortalidad general. En total, las 45 investigaciones sumaron más de 700.000 participantes y registraron más de 7.000 casos de cardiopatía isquémica, más de 2.000 ictus, cerca de 26.000 casos de enfermedad cardiovascular y más de 100.000 fallecimientos –hasta 34.000 de los mismos atribuidos al cáncer.
Una vez analizadas las evidencias alcanzadas en los estudios previos, los nuevos resultados mostraron que el consumo de 90 gramos diarios de cereales integrales se asoció con una reducción del riesgo del 19% para la cardiopatía isquémica, del 22% para la enfermedad cardiovascular, del 17% para la mortalidad por cualquier causa, del 14% para la mortalidad por ictus, del 15% para el desarrollo de cáncer, del 22% para las enfermedades respiratorias, del 26% para las enfermedades infecciosas, y del 51% para la diabetes.
Concretamente, las reducciones en el riesgo de enfermedad cardiovascular y de mortalidad general se asociaron con el consumo de pan integral y de cereales de desayuno integrales, no encontrándose apenas ningún beneficio con la toma de granos refinados –esto es, los cereales en los que se ha extraído la cáscara– o de los distintos tipos de arroz.
Es más; las mayores reducciones en el riesgo cardiovascular y de mortalidad por cualquier causa se observaron con el consumo más elevado de granos enteros registrado en el estudio –hasta 225 mg/diarios–, lo que sugiere que a mayor cantidad de cereales, mayor es el beneficio. Sea como fuere, cualquier pequeño incremento ya supone un efecto positivo para la salud.
Cuanto más, mejor
En definitiva, y a la luz de las evidencias del estudio, concluye Dagfinn Aune, «debe recomendarse el incremento en la dieta de la cantidad de cereales integrales, así como la elección de granos enteros en lugar de granos refinados».
Y es que como refieren Cecilie Kyrø y Anne Tjønneland, del Centro de Investigación de la Sociedad Danesa del Cáncer en Copenhague (Dinamarca), en un editorial del mismo número de la revista, «el aumento del consumo de granos integrales podría tener un efecto positivo y substancial sobre la salud pública. Además, y si bien la toma de 225 gramos diarios de estos alimentos es ambiciosa, resulta asimismo posible».
Fuente: abc.es