¿Dar explicaciones a los pacientes es perder el tiempo? | Por: Dr. Eduardo Alegría Ezquerra
Muchos cardiólogos, especialmente los superespecialistas, consideran que no es trabajo suyo «perder el tiempo» dando explicaciones a los pacientes. Creen que no han pasado tantos años preparándose y llegado a adquirir una superhabilidad para acabar dedicando su tiempo a tareas menores, como explicar a los pacientes en qué consiste su trastorno.
Piensan que de eso deben encargarse otros profesionales de menor rango. Y así se da el caso de que bastantes pacientes que acuden o son enviados (no es lo mismo) al especialista no salen con lo que buscaban de este. Es el caso de las patologías consideradas funcionales. Hipertensión lábil, extrasístoles benignas, mareos banales y dolores torácicos atípicos son algunas de ellas. Después de miríadas de pruebas diagnósticas normales o imprecisas se llega al diagnóstico de patología funcional. Pero comunicar esto al paciente no es fácil. Muchos se escudan en la normalidad de las pruebas y le dicen al paciente displicentemente «no le veo nada mal». Y basta. Como diciendo «no tengo nada más que hacer por usted». Y el paciente lo entienda unas veces como «para lo mío no hay tratamiento» y otras como «nadie me hace caso». Ambas opciones, lógicamente, inconvenientes.
Las extrasístoles, por ejemplo, son casi siempre benignas y muchas veces enojosas. En la mayoría de los casos se deben a uno o más desajustes del estilo de vida. Que deben detectarse mediante un interrogatorio dirigido a veces prolijo. Para después aconsejar al paciente sobre cómo afrontarlos. Pero muchos especialistas soslayan esta parte y la sustituyen por ordenar un registro de Holter (otra vez El síndrome del videojuego). Cuyo resultado casi siempre es normal o cuasi-normal. Y tras lo cual se despacha la faena en tres palabras: «no hay nada». Y adiós. Que a veces los propios pacientes o los familiares entienden (o los propios médicos lo insinúan o formulan explícitamente incluso): quizá haya que ir al psicólogo porque todo «son nervios».
A los amantes de las directrices de práctica clínica quizá les sorprenda saber que esta actitud no es conforme a ellas. Es más, en muchas aparece una recomendación clara como primer paso del tratamiento de este tipo de patologías. Dicha directriz se expresa con una palabra: reassure. En castellano puede significar algo parecido a confortar, o bien dar seguridad. Y eso necesita confianza mutua, firmeza, aprecio, armonía y bienquerencia. Y tiempo.
Una versión castiza de esta expresión podría ser dar jarabe de saliva. Hay que gastarla bastante en algunos casos. Que además… ni agradecido ni pagado, como dice el refrán. Pero que es muy eficaz como terapia, extraordinariamente provechosa para el paciente y, además, ¡está en las guías!
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Dr. Eduardo Alegría Ezquerra
Servicio de Cardiología. Policlínica Gipuzkoa, San Sebastián.
www.secardiologia.es/multimedia/blog/5856-jarabe-de-saliva