Un patrón de sueño saludable compensa la susceptibilidad genética a enfermedades cardiovasculares | Por: @rigotordoc
En un estudio prospectivo publicado el 18 de diciembre de 2019 en el «European Heart Journal», un grupo de investigadores del Centro de Investigación de Obesidad de la Universidad de Tulane en la Universidad de Tulane, dirigidos por el profesor Lu Qi, determinaron que un patrón de sueño saludable se asoció con riesgos reducidos de enfermedad cardiovascular (ECV), cardiopatía isquémica (CHD) y accidente cerebrovascular entre los participantes con riesgo genético bajo, intermedio o alto.
Por primera vez, los investigadores han evaluado el impacto sobre el riesgo de problemas cardíacos o vasculares de la combinación de patrones de sueño y susceptibilidad genética a enfermedades cardiovasculares y han hallado que incluso si las personas tenían un alto riesgo genético de enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular, esto parecía compensarse en cierta medida por buenos patrones de sueño.
La ECV, incluidas la CHD y el ictus, se encuentran entre las principales causas de mortalidad a nivel mundial. Además de los comportamientos de estilo de vida tradicionales, la evidencia emergente ha implicado que varios comportamientos insalubres del sueño eran factores de riesgo importantes para la ECV. Por ejemplo, la duración de sueño corta o larga, el cronotipo tardío, el insomnio, los ronquidos y la somnolencia diurna excesiva se asociaron con un aumento del riesgo de ECV de 10 a 40%.
Estos comportamientos del sueño generalmente están correlacionados y pueden afectar de manera concertada; y las modificaciones en un comportamiento del sueño generalmente conducen a cambios compensatorios en otros comportamientos del sueño. Sin embargo, en la mayoría de los estudios previos, los comportamientos del sueño se evaluaron individualmente, sin tener en cuenta la complejidad y las correlaciones de varios comportamientos del sueño entre las personas de vida libre.
Además, está bien aceptado que los factores genéticos y de comportamiento contribuyen al desarrollo de ECV. En los últimos años, varios estudios han demostrado que la susceptibilidad genética podría interactuar con factores de estilo de vida en los resultados cardiometabólicos, y un aumento genéticamente predeterminado del riesgo de ECV podría compensarse al menos en cierta medida con un estilo de vida saludable.
Para llegar a estas conclusiones los investigadores analizaron en muestras de sangre de 385.292 participantes sanos del Biobank del Reino Unido unas variaciones genéticas muy frecuentes en el genoma humano, llamadas polimorfismos de un solo nucleótido (SNP por sus siglas en inglés), que están relacionadas con la hipertensión, la obesidad y la cardiopatía isquémica, entre otras. Los resultados se puntuaron en alto, medio o bajo riesgo de enfermedades cardiovasculares. Los investigadores siguieron a los participantes durante un promedio de 8,5 años. Durante ese tiempo hubo 4.667 casos de enfermedad coronaria y 2.650 ictus.
El estudio
El profesor Qi y sus colegas también crearon un nuevo ‘puntuación de sueño saludable’ al preguntarles a los participantes si eran una persona ‘matutina’ o ‘vespertina’, cuánto tiempo dormían y si sufrían insomnio, ronquidos o no, y somnolencia frecuente y excesiva durante el día. La puntuación de sueño saludable varió de 0 a 5, siendo 5 el patrón de sueño más saludable, representando a una persona ‘matutina’, que dormía entre 7 y 8 horas por noche, sin insomnio, ronquidos o somnolencia diurna.
Descubrieron que los participantes con una puntuación de 5 respecto a sus hábitos de sueño tenían un 35% menos de riesgo de enfermedad cardiovascular y un 34% menos de probabilidades de sufrir un ictus en comparación con los individuos con unos patrones de sueño de 0 a 1. Es decir, entre los que obtuvieron 5 puntos, hubo casi 7 casos menos de enfermedad coronaria por cada 1.000 personas al año comparados con aquellos cuyas rutinas a la hora de dormir alcanzaron menores puntuaciones.
Cuando en el siguiente paso, los científicos cruzaron los datos del riesgo genético y los hábitos de sueño hallaron que los participantes con alto riesgo genético y unos malos hábitos de sueño tenían un 2,5 más de riesgo de patología coronaria y un 1,5% más de ictus.
En cambio, una persona con alta susceptibilidad genética, pero con buenos hábitos de sueño estas posibilidades disminuían: tenía un riesgo 2,1 veces más de enfermedad cardiaca y de 1,3 más de ictus que los que tenían bajo riesgo y buenos hábitos. Y cuando las rutinas de sueño no eran las adecuadas, aunque la persona tuviese por su genética pocas posibilidades de infarto o apoplejia, tenía un riesgo 1,7 mayor de enfermedad cardiaca y 1,6 mayor de ictus.
El profesor Qi concluye: «Al igual que con otros hallazgos de estudios observacionales, nuestros resultados indican una asociación, no una relación causal. Sin embargo, estos hallazgos pueden motivar otras investigaciones y, al menos, sugerir que es esencial tener en cuenta los comportamientos generales del sueño cuando se considera el comportamiento de una persona riesgo de enfermedad cardíaca o ictus».
Según los investigadores aunque estos hallazgos son observacionales, los resultados demuestran que hay una asociación y no excluyen que dormir mal sea precisamente un síntoma de algún problema de salud no diagnosticado que podría estar relacionado con la enfermedad cardiovascular.
Referencias:
- Mengyu Fan, Dianjianyi Sun, Tao Zhou, Yoriko Heianza, Jun Lv, Liming Li, Lu Qi, Sleep patterns, genetic susceptibility, and incident cardiovascular disease: a prospective study of 385 292 UK biobank participants, European Heart Journal, , ehz849, https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehz849
- abc.es
- webconsultas.com
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Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier @rigotordoc
Medicina Interna
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