No estar casado se asoció con un mayor riesgo de enfermedad CV y muerte por infarto y ACV | Por: @linternista
Según un nuevo estudio, la mayor revisión sistemática de los efectos del matrimonio en la salud, publicado en la revista especializada Heart, para una persona, el hecho de no estar casada está asociado a un riesgo un 55% mayor de morir por un ictus y un 43% mayor de fallecer por una enfermedad de las arterias coronarias, como una angina de pecho o un infarto agudo de miocardio.
La enfermedad cardiovascular (ECV) se asocia con morbilidad y mortalidad significativas. Para reducir la carga de ECV, existe un gran interés en identificar los factores de riesgo en la población general, de modo que aquellos que se consideren en alto riesgo de futuros eventos cardiovasculares puedan ser objeto de intervención.
Mientras que el 80% del riesgo de ECV futura puede predecirse a partir de factores de riesgo cardiovascular conocidos, como la vejez, el sexo masculino, la hipertensión, la hiperlipidemia, el tabaquismo y la diabetes mellitus, los determinantes para el 20% de riesgo restante siguen sin estar claros.
Un factor que puede estar asociado con la ECV es el estado civil y los estudios han informado hallazgos inconsistentes. Los beneficios del matrimonio en la salud y la mortalidad se han demostrado para ambos sexos, en diferentes grupos étnicos y parecen ser independientes de diversas características sociodemográficas.
Se ha informado un mejor pronóstico en individuos casados tanto después del infarto de miocardio como del accidente cerebrovascular, mientras que otros estudios no encontraron influencia del estado civil sobre el riesgo de futuras ECV.
El trabajo del cardiólogo Luciano Consuegra es uno de los incluidos en el estudio y recuerda cómo su equipo se empezó a dar cuenta de que las personas viudas morían antes que las casadas tras sobrevivir a un infarto de miocardio. Los médicos empezaron a acumular pistas, hasta tener una base de datos de 7.400 pacientes ingresados en dos hospitales de Murcia. Las personas viudas tenían un 30% más de posibilidades de fallecer de manera prematura. “Vimos, por ejemplo, que las personas viudas tardaban 40 minutos más que las casadas en acudir al hospital tras detectar las primeras señales de alarma de un infarto, como el dolor en el pecho”, explica.
El trabajo incluyó 34 estudios y repasó más de tres decenas de estudios anteriores, con datos de dos millones de personas de medio mundo, desde Estados Unidos a Japón, pasando por Finlandia y Reino Unido. Sus conclusiones sugieren que estar casado tiene un efecto saludable. “Los beneficios del matrimonio en la salud y en la mortalidad se han demostrado en ambos sexos, en diferentes grupos étnicos”, subrayan los autores, encabezados por el cardiólogo Mamas Mamas, de la Universidad de Keele, en Reino Unido.
En comparación con los participantes casados, no estar casado (nunca casado, divorciado o viudo) se asoció con 42% mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), 16% mayor riesgo de cardiopatía isquémica (CI), 43% más riesgo de muerte por CI y 55% mayor riesgo de muerte por ictus (llamado anteriormente ACV).
Estar divorciado se asoció con mayores probabilidades de CI (p <0,001) para hombres y mujeres, mientras que los viudos eran más propensos a desarrollar un ictus (P <0,001). Los hombres y las mujeres solteras con infarto de miocardio tuvieron una mortalidad 42% mayor en comparación con los participantes casados.
Se han sugerido varios mecanismos para explicar el efecto protector observado del estado civil en la ECV, especialmente en los hombres. La teoría de la causalidad social sugiere que las personas se benefician de la ayuda conyugal. Por ejemplo, vivir con otra persona permite un reconocimiento y una respuesta más tempranos a los síntomas de advertencia, especialmente si un infarto de miocardio se vuelve instantáneamente incapacitante.
Los estudios han informado que los pacientes solteros tenían retrasos más largos en la búsqueda de ayuda médica y tiempos de isquemia totales más largos que influyen directamente en el momento y la proporción de participantes tratados con trombolisis o procedimientos cardíacos invasivos que reducen la mortalidad.
Además, los cónyuges, en particular las esposas, fomentan un comportamiento de salud concordante, como un estilo de vida saludable y la adherencia al tratamiento que promueve la salud cardiovascular. En contraste, se observa que la disolución conyugal afecta negativamente el comportamiento de salud mencionado anteriormente.
Sin embargo, los resultados hay que analizarlos con cautela. En 2012, el cardiólogo suizo Franz Messerli anunció el hallazgo de “una correlación sorprendentemente poderosa entre la ingesta de chocolate per cápita y el número de premios Nobel en varios países”. Suiza aparecía como el país que más chocolate consumía y más galardones recibía por cada 10 millones de habitantes. El ejercicio, una broma de Messerli, pretendía llamar la atención sobre la fragilidad de las correlaciones en cardiología.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. La Organización Mundial de la Salud calcula que en 2015 murieron por este motivo 17,7 millones de personas, el 31% de todos los fallecimientos registrados en el planeta. “Mientras que el 80% del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en el futuro se puede predecir a partir de factores de riesgo conocidos, como la vejez, el sexo masculino, la hipertensión, la hiperlipidemia [el colesterol alto], el tabaquismo y la diabetes mellitus, los factores determinantes del 20% restante siguen sin estar claros”, explica el equipo de Mamas.
El estado civil debería considerarse, quizá, como “un factor de riesgo en sí mismo”, plantean los autores. Su estudio, sin embargo, reconoce sus limitaciones. Las decenas de investigaciones analizadas utilizaron diferentes metodologías. Por ejemplo, la definición de enfermedad cardiovascular es distinta en varios estudios. Y el trabajo tampoco examina la situación de personas que conviven fuera del matrimonio.
“Una de las principales limitaciones de nuestra investigación es que no compara los resultados de pacientes que están casados con los de aquellos que viven juntos en relaciones estables. Creo que los beneficios del matrimonio probablemente están relacionados con interacciones sociales más cercanas. Las parejas incitan a acudir al médico antes, cuando aparecen los primeros síntomas, y ofrecen apoyo. Este beneficio ocurriría también en personas que viven juntas sin estar casadas”, señala Mamas.
“No puede descartarse la posibilidad de que las diferencias observadas entre las personas casadas y las no casadas no tenga nada que ver directamente con su estado civil”, advierte el experto en estadística Kevin McConway, de la Universidad Abierta de Reino Unido. “Quizá haya otros factores que influyan en las posibilidades de que una persona se case o se mantenga casada y eso, independientemente, afecte a las posibilidades de tener una enfermedad cardiaca o un ictus”, ha explicado McConway al portal Science Media Centre.
El cardiólogo Luciano Consuegra —del Hospital Universitario de Santa Lucía, en Cartagena (Murcia)— es menos escéptico. “Estar casado es una forma de que alguien te cuide, es una relación de cuidado mutuo. Si alguien está pendiente de ti, te tomas las pastillas de tu tratamiento, te insisten en que dejes de fumar”, expone. “No es una cuestión de estar casado, sino de estar acompañado”.
Fuente: elpais.com
Referencia: Wong CW, Kwok CS, Narain A, et al. Marital status and risk of cardiovascular diseases: a systematic review and meta-analysis. Heart Published Online First: 19 June 2018. doi: 10.1136/heartjnl-2018-313005