Los que incluso haciendo ejercicio ‘piensan’ que no hacen lo suficiente viven menos | Por: @linternista
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.) muestra que las personas que se autoproclaman más ‘sedentarias’ cuando se comparan con sus homónimos de su misma edad tienen un riesgo hasta 71% mayor de fallecer prematuramente que aquellas que consideran que su actividad física se encuentra por encima de la media. Y todo ello aunque, en realidad, el ejercicio físico practicado por unos y otros sea exactamente el mismo.
Como explica Octavia Zahrt, co-directora de esta investigación publicada en la revista «Health Psychology», «mucha gente sabe que no realizar suficiente ejercicio físico es malo para la salud. Pero lo que la mayoría de la población desconoce es que el pensar que uno no está realizando suficiente ejercicio también puede dañar su salud».
El ejercicio físico, tal y como han constatado infinidad de estudios, es muy beneficioso para la salud. Sin embargo, parece que no es suficiente con practicar ejercicio, también hay que ser consciente de que se practica. Y es que las personas que piensan que son menos activas que el resto de la población de su misma edad tienen un riesgo notablemente mayor de morir de forma precoz.
‘Efecto placebo’
Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron los datos de un total de 61.141 adultos estadounidenses que habían respondido a distintos cuestionarios sobre su actividad física –entre otras cuestiones, el tipo de ejercicio realizado y su duración, frecuencia e intensidad– y estado de salud entre los años 1990 y 2006 con motivo de su participación en tres estudios. Y asimismo, evaluaron los datos referidos a la mortalidad de todos los participantes en el año 2011.
En este contexto, debe destacarse que los participantes en uno de los tres estudios portaron durante una semana un acelerómetro para medir su nivel de actividad física real. Es decir, el ejercicio realizado pudo cuantificarse a partir de datos objetivos, que no simplemente a partir de las valoraciones y estimaciones de cada participante. Sea como fuere, los 61.141 adultos respondieron a una pregunta clave: ¿diría que, desde un punto de vista físico, es Ud. más activo, menos activo o igual de activo que el resto de personas de su edad? Y de acuerdo con los resultados, las percepciones sobre la actividad física distaron mucho de ajustarse a la realidad.
Como indica Octavia Zahrt, «nuestra percepción sobre cuánto ejercicio estamos realizando y sobre si creemos que es o no adecuado está influida por muchos factores que van más allá de cuánto ejercicio estamos realmente practicando. Por ejemplo, si uno vive en una zona en la que sus vecinos están realmente en forma, se verá asimismo como relativamente inactivo incluso aunque su nivel de ejercicio sea suficiente. Y si uno cree que el único ejercicio que cuenta como ‘ejercicio real’ es el que se lleva a cabo en el gimnasio o al salir a correr, puede pasar por alto el que realiza en el trabajo o mientras limpia la casa».
Y esta autopercepción de los participantes sobre su nivel de actividad física, ¿tuvo algún efecto sobre su salud? Pues sí. Y es que aquellos que creyeron ser más sedentarios que sus coetáneos tuvieron un riesgo hasta un 71% superior de haber fallecido en el año 2011 que los que consideraban que realizaban más ejercicio que el resto. Un hallazgo que resultó independiente de la edad, nivel socioeconómico, características demográficas, presencia o ausencia de enfermedades crónicas y nivel de ejercicio físico ‘real’ de los participantes y que, en opinión de los autores, podría explicarse por el ‘efecto placebo’ –esto es, que un fármaco activo resulte menos eficaz en el caso de no saber que lo estamos tomando.
Como refiere Alia Crum, co-directora de la investigación, «siguiendo esta lógica, alguien que no crea que se está ejercitando lo suficiente puede lograr menos beneficios fisiológicos que aquel que piense que su nivel de actividad física es adecuado. El efecto placebo es muy robusto en medicina, y es lógico esperar que también juegue un papel sobre los beneficios potenciales de los comportamientos saludables».
Pensamientos saludables
En definitiva, y con objeto de proteger nuestra salud, debemos hacer ejercicio. Y asimismo, ser conscientes de la práctica de este ejercicio y no menospreciar en ningún caso el esfuerzo realizado. Y es que el hecho de que no estemos entrenando para las Olimpiadas no significa que nuestro nivel de actividad física no sea adecuado.
Como concluye Alia Crum, «la mayoría de los estadounidenses piensa que la única actividad física saludable es el ejercicio vigoroso que se realiza en un gimnasio o al correr. Y en este contexto, nuestro trabajo sugiere que percibir las actividades cotidianas como un ‘buen ejercicio’ es casi tan importante como realizar las actividades referidas. En nuestra búsqueda de la salud y la longevidad es importante no solo adoptar hábitos saludables, sino también pensamientos saludables».
Fuente: abc.es