La hipertensión altera la estructura y función de los vasos sanguíneos cerebrales y conduce a deterioro cognitivo | Por: @linternista
De acuerdo a una declaración institucional de la Asociación Estadounidense de Cardiología, publicada en su revista «Hypertension», la hipertensión arterial, muy especialmente en la mediana edad, aumenta, y mucho, el riesgo de deterioro cognitivo en etapas avanzadas de la vida.
Hipertensión altera la estructura y función de los vasos sanguíneos cerebrales, conduce a daño isquémico de las regiones de la materia blanca críticos para la función cognitiva, y puede promover la patología que lleva al Alzheimer. Hay una fuerte evidencia de un efecto nocivo de la hipertensión a mitad de la vida sobre la función cognitiva en la vejez, pero el impacto cognitivo de la hipertensión en la edad avanzada es menos claro. Los estudios observacionales demostraron un efecto acumulativo de la hipertensión en el daño cerebrovascular, pero la evidencia de los estudios clínicos de que el tratamiento antihipertensivo mejora la cognición no es concluyente.
Como explica Constantino Iadecola, director del grupo de trabajo encargado de redactar la declaración, «la mayoría de estudios observacionales sugieren que tratar la hipertensión puede reducir el impacto cognitivo asociado a una presión sanguínea elevada, especialmente sobre el daño cognitivo vascular ocasionado por un deterioro del flujo de sangre en el cerebro».
Hasta un 30% de la población mundial padece hipertensión arterial. Un aspecto muy a tener en cuenta dado que tener unas cifras elevadas de presión sanguínea conlleva un riesgo mucho mayor de enfermedades cardiovasculares, caso del infarto de miocardio o un ictus. Sin embargo, parece que la relación entre la hipertensión y la salud cerebral no se limita solo a los ictus –o accidentes cerebrovasculares–.
Numerosos interrogantes
Concretamente, el objetivo de este nuevo trabajo o ‘declaración’ es el de revisar todas las evidencias publicadas y ofrecer una visión global sobre cómo influye la hipertensión arterial en las enfermedades cerebrales como el ictus, el deterioro vascular cognitivo o la enfermedad de Alzheimer.
Como refiere Constantino Iadecola, «ya sabemos que tratar la presión sanguínea elevada reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, la insuficiencia cardiaca o el ictus, por lo que es muy importante continuar con los tratamientos para, así, poder disminuir este riesgo. Sin embargo, necesitamos estudios aleatorios controlados para determinar si el tratamiento de la hipertensión, sobre todo en la mediana edad, también reducirá el riesgo de deterioro cognitivo en etapas más avanzadas de la vida. Y es que los estudios observacionales no están diseñados para probar la existencia de una relación del tipo ‘causa y efecto’».
Entonces, ¿no se puede afirmar que la hipertensión cause directamente, aun a largo plazo, el deterioro cognitivo? Pues la verdad es que no, dado que la mayoría de estudios no analizan de forma directa el efecto de la presión sanguínea elevada sobre la cognición. De hecho, entre que se diagnostica la hipertensión y aparecen los problemas cognitivos pasan muchos años, por lo que se requieren estudios a largo plazo que permitan establecer cuándo iniciar el tratamiento antihipertensivo, cuáles son las cifras de presión que se deben alcanzar con las terapias, y cuáles son los medicamentos más adecuados para evitar este ulterior daño cerebral.
Además, existe una necesidad urgente de solventar todas estas cuestiones. Y es que como recuerda la AHA, la cifra de pacientes con demencia, que ya en la actualidad supera los 40 millones en todo el mundo, se triplicará para el año 2050 como consecuencia del envejecimiento poblacional.
Corazón, riñón y cerebro
La buena noticia es que parece que no habrá que esperar mucho tiempo para responder a estos interrogantes.
Como destaca Constantino Iadecola, «el Estudio SPRINT-MIND, nuevo trabajo diseñado para evaluar el papel del tratamiento de la hipertensión sobre el deterioro cognitivo, podrá ofrecernos las respuestas a algunas de estas preguntas».
Y hasta la publicación de los resultados, ¿qué se debe hacer? Pues evidentemente, tal y como recomienda la AHA, seguir tratando la hipertensión arterial para evitar no solo los daños en el corazón y los riñones, sino también en el cerebro.
Fuente: abc.es