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Los telómeros son responsables de que las células del corazón no puedan regenerarse | Por: @linternista

Según un estudio que ha sido publicado en «The Journal of Cell Biology» la capacidad de regenerarse de los cardiomiocitos (las células musculares cardíacas capaces de contraerse), y por tanto la capacidad de regeneración del corazón, depende en gran medida de la longitud de los telómeros. según un reciente estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC).

Esas pequeñas ‘capuchas’ ubicadas al final de los cromosomas parecen tener múltiples funciones en la salud de los mamíferos, ya que están implicados en el envejecimiento, el cáncer y ahora en la regeneración cardíaca.

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Se sabe que los cardiomiocitos dejan de dividirse una vez que han transcurrido los primeros días de vida por lo que las células que mueren después de un infarto no pueden ser reemplazadas, lo que dificulta la recuperación de estos pacientes. Ahora, los investigadores han descubierto que los responsables de esta incapacidad de regenerarse de los cardiomiocitos son los telómeros, que experimentan un acortamiento acelerado justo después del nacimiento. Los resultados podrían servir en el futuro para aumentar la capacidad de regeneración de los corazones de los mamíferos.

Los investigadores en regeneración cardiaca llevan tiempo tratando de desvelar los mecanismos que pueden estar implicados en la regeneración cardíaca. Se sabe que el corazón de los mamíferos tiene la capacidad de regenerarse después de haber sufrido un infarto de miocardio. El problema es el breve espacio de tiempo durante el cual es posible la regeneración: únicamente en los recién nacidos, pero se pierde a los pocos días del nacimiento. Los expertos, dirigidos por Ignacio Flores, han analizado los mecanismos moleculares que actúan durante los primeros días de vida para que los cardiomiocitos dejen de dividirse. Utilizando el ratón como modelo experimental, los investigadores han descubierto que los telómeros se acortan rápidamente justo después del nacimiento.

Para averiguar si la erosión de los telómeros y su consecuente daño en el ADN observado tras el nacimiento contribuían a la pérdida de la capacidad de división de los cardiomiocitos, los científicos del CNIC emplearon ratones que carecían de telomerasa -la enzima que alarga los telómeros-. Así comprobaron que los animales recién nacidos sin telomerasa presentaban un acortamiento prematuro de sus telómeros, lo que provocaba que disminuyese el número de cardiomiocitos en división. Este resultado, señala Flores, indica que «el acortamiento telomérico contribuye a la pérdida de la capacidad de división de los cardiomiocitos neonatales».

Sin telomerasa

El paso siguiente fue investigar si dicho acortamiento de los telómeros impedía la regeneración cardiaca. Para ello, los investigadores provocaron una lesión al corazón de ratones con solo un día de edad, y «vimos que se regeneraba el corazón de ratones con sus reservas teloméricas intactas», explica Esther Aix. Sin embargo, los cardiomiocitos de los animales con acortamiento telomérico prematuro no eran capaces de dividirse tras la lesión cardiaca, «lo que provocaba que el corazón fuese incapaz de regenerarse», añade esta investigadora. «Estos resultados demuestran que el acortamiento de los telómeros impide la regeneración del corazón», apunta Flores.

Los resultados abren la puerta al estudio de nuevas terapias destinadas a aumentar la regeneración cardiaca tras el infarto de miocardio basadas en reguladores de reservas teloméricas.

Fuente: abc.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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