Téngalo claro: ¡La obesidad afecta a su vida sexual! | Por: @linternista
Tanto la comida como la sexualidad pueden ser momentos de intimidad y placer que ayudan a construir y fortalecer los vínculos. En general la comida precede al sexo. En una salida, no es habitual tener intimidad sexual para después ir a cenar y cada uno a su casa.
Habitualmente el ritual consiste en juntarse, comer algo, ir a dar una vuelta o pasar por algún bar y, si se puede, subir a tomar un café que termina en un encuentro apasionado en el cual se queman algunas de las calorías que se hayan sumado en la salida. Cuando hablamos de juegos previos, solemos acotarlos al encuentro sexual propiamente dicho, pero en realidad los juegos previos comienzan frente al plato.
Más allá de que la respuesta sexual se ve favorecida cuando se tiene el estómago vacío, porque la energía no está puesta en la digestión y el organismo puede centrarse en los mecanismos involucrados y necesarios para la sexualidad, la alimentación puede jugar un rol fundamental en la calidad de nuestra vida sexual.
La buena comida da buenos resultados
Si bien es cierto que algunos alimentos, usualmente conocidos como afrodisíacos, parecen favorecer la respuesta sexual, lo que sin duda podemos afirmar, es que la alimentación más amigable con la sexualidad es la comida sana.
De acuerdo con Patricio Gómez Di Leva, docente de la Cátedra Libre de Sexualidad y Salud Reproductiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y Sexólogo del Departamento de Educación Sexual de Prime Argentina, tanto la sexualidad como la comida y la alimentación son temas de los que se habla mucho, pero no son tan frecuentes los artículos que se ocupen de la relación entre la obesidad y el sexo. Tal vez la falta de estos artículos se deba a que las noticias que hay para dar no son buenas.
Si algo tienen en común la obesidad y la sexualidad es que no distinguen géneros, etnias ni clases sociales. No importa ser hombre, mujer, rico o pobre, la posibilidad de disfrutar la sexualidad siempre está y parece que la obesidad no se queda atrás.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), mil millones de adultos tiene sobrepeso y se calcula que para el 2015 se superarán los 1.500 millones.
Aunque anteriormente se consideraba un problema de los países de altos ingresos, en la actualidad también se observa en países de ingresos bajos y medianos y hasta se puede encontrar que la desnutrición y la obesidad coexisten en un mismo país o región.
Lo que ocurre puertas adentro
La pregunta es ¿cómo es la sexualidad de estas 1.500 millones de personas? Por más antipático que pueda sonar -precisa Gómez Di Leva- la sexualidad de la persona obesa es muy limitada. No sólo por una cuestión de posiciones, sino por varios temas de salud que se asocian a la obesidad y que repercuten en forma negativa en la sexualidad.
Algunas de las formas en las que el exceso de peso afecta la salud es a través del aumento en los niveles de azúcar y colesterol, dificultades para respirar, problemas arteriales producidos por la acumulación de grasa, enfermedades cardiovasculares (principalmente cardiopatía y accidente cerebrovascular), trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones), el cáncer (de endometrio, de mama o de colon) y apneas del sueño.
Un dato fundamental es que la obesidad produce la disminución de los niveles de testosterona, hormona que regula el deseo sexual, por cual el deseo de la persona obesa se ve afectado y esto se va acrecentando a medida que aumenta el peso, dice el especialista.
El exceso de peso y el sedentarismo conducen a problemas de circulación y condiciones cardíacas que afectan el correcto flujo de la sangre, lo que se traduce, en los hombres, en dificultad para lograr y sostener la erección y, en las mujeres, en dificultades vinculadas con la falta de lubricación y menor sensibilidad en el clítoris, debido a que no llega el flujo de sangre adecuado.
Otro de los conflictos con los que se encuentra la persona obesa es que, por un lado, el sedentarismo es uno de los factores de riesgo y, al mismo tiempo, hace que realizar actividad física sea muy cansador. Teniendo en cuenta que el coito es un ejercicio cardiovascular importante, los encuentros sexuales se hacen cada vez más rutinarios, menos frecuentes y poco satisfactorios.
A esto hay que sumarle que la obesidad reduce los niveles de fertilidad tanto en hombres como en mujeres, porque está relacionada con el aumento de la posibilidad de padecer de ovarios poliquísticos y espermatozoides de menor calidad.
El remedio es usted mismo
Lo positivo es que los consejos que da la OMS para bajar de peso o prevenir la obesidad son los mismos que hay que tener en cuenta para mejorar la calidad de la vida sexual:
- Limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total.
- Aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos.
- Limitar la ingesta de azúcares y sal.
- Realizar una actividad física periódica.
- Lograr un equilibrio energético y un peso normal.
Llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico y mantener una vida saludable son aspectos importantes para tener, también, encuentros sexuales plenos y satisfactorios, añade Gómez Di Leva.
Pero hay uno de los consejos de la OMS que es muy importante y consiste en realizar actividad física de intensidad moderada por 30 minutos al día a lo largo de toda la vida para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer de colon y mama.
Sabiendo las ventajas de la sexualidad como actividad aeróbica sobre nuestro organismo, algunos días se le puede dedicar 30 minutos al sexo y aprovechar los beneficios de un cuerpo, una vida y una sexualidad más saludable y placentera.
Fuente: El Clarín.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social