Medicina Interna

El vaginismo: pánico al dolor en las relaciones sexuales | Por: @linternista

Hay mujeres que nunca han tenido una relación sexual con penetración por el miedo al dolor: Esta disfunción sexual femenina llamada vaginismo es sufrida por un 5 % de las mujeres que incluso sufren cierre involuntario de la vagina, convirtiéndose en toda una barrera para el coito.

Muchas mujeres que lo tienen no están conscientes de que la padecen, porque desconocen de que se trata. Francisca Molero,  ginecóloga codirectora del Instituto de Sexología de Barcelona y directora del Instituto Iberoamericano de Sexología asegura que «A las mujeres les produce mucho pudor y vergüenza contarlo, ni siquiera su círculo más íntimo de amigas lo saben, se sienten bichos raros» .

No es igual vaginismo que dispareunia.

Ambos son dos problemas sexuales femeninos donde el factor dolor está presente, pero se diferencian:

En el vaginismo: Nunca han tenido una relación sexual con penetración, por el componente psicológico importante del miedo el hecho de pensar que pueda dolerles, fundamentalmente, una fobia. Una fobia al dolor.

«Es un miedo irracional basado, sobre todo, en el desconocimiento del propio cuerpo», argumenta Molero. El cuerpo se pone en una situación de defensa sólo por el hecho de pensarlo. Sin embargo, ellas quieren hacerlo, pero cuando lo intentan, el cuerpo se bloquea y la vagina se contrae.

En la dispareunia: Sí han tenido relaciones sexuales con coito, pero la práctica les produce dolor, es decir, sí practican relaciones coitales, pero son dolorosas.

Blanca Rovira, psicóloga, sexóloga y directora del Centro de Sexología Sabadell, tiene una amplia experiencia con mujeres con vaginismo. Entre sus pacientes, realizó una encuesta para contabilizar cuáles eran las causas más comunes de esta disfunción.

Los resultados en una muestra de 184 encuestadas fueron los siguientes: el 56 %, por miedo al dolor; el 15 %, por problemas ginecológicos, como puede ser un himen hipertrófico o alteraciones inflamatorias; el 10 %, por haber tenido experiencias negativas en sus primeras relaciones sexuales (sin coito); el 7 %, por miedo al embarazo y el 3 %, por miedo a perder el control.

La característica principal de personalidad de las mujeres con este problema es el perfecccionismo,son controladoras, con un nivel cultural bastante alto y son excesivamente responsables.

Normalmente, la edad media de las que vienen a la consulta de sexología para tratar el tema es a partir de los 30 años. «Cuando quieren empezar a ser madres, fundamentalmente», pero se encuentran también mujeres adultas, rozando incluso los 60, aclara Rovira.

Realmente, las relaciones sexuales de estas mujeres suelen ser muy satisfactorias, pues tienen cualquier tipo de sexo. Todo, menos la práctica del coito. «No suele haber problema de relación de pareja», asegura Molero. Pero las mujeres, a pesar de todo, tienen un gran sufrimiento: saben que algo raro les pasa, que no es normal, pero no saben lo que es ni mucho menos a dónde acudir.

Hace falta más información

Existe un gran desconocimiento sobre esta disfunción, pero «no sólo por parte de la sociedad sino también por muchos profesionales, incluso dentro de la ginecología», explica Rovira.

Por esto, «es fundamental darle visibilidad, porque seguramente haya muchas mujeres que no sepan el nombre de su problema. Y tienen que saber que esto tiene solución», asegura.

Es importante, además, la educación en valores. No deben existir tantos temas tabú en cuanto al sexo, porque luego pasan esta serie de cosas: Que hay mujeres que tienen un problema y no se dan cuenta hasta que lo buscan en Internet o dan con el especialista adecuado. O bien porque al fin se atreven a contárselo a su médico.

Consulta médica

El tratamiento para este tipo de disfunción es parecido al que se utiliza ante cualquier otra fobia. Molero, en sus consultas, utiliza un esquema de desensibilización: exponerse de forma progresiva al problema. Explica que en primer lugar es fundamental trabajar la vagina: con información, ejercicios de contracción y, por último, se realiza una exploración y exposición progresiva.

«Es importante que la pareja venga a la segunda sesión de la terapia, para que también se sienta tranquila», añade Molero.

.

Fuente: El Mundo.

Daniel Ricardo Hernández

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: