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Maltratos físicos intrafamiliares reducen la capacidad cerebral | Por: @linternista

Después de tres años de seguimiento a un grupo de familias víctimas del maltrato intrafamiliar y abuso sexual, un equipo de investigación de la Universidad Javeriana, en Colombia, encontró que las agresiones, además de todo el daño que causan por sí mismas, reducen la capacidad de las mujeres y de sus hijos para pensar, recordar, sentir, analizar y relacionar.

“En medio del escenario del maltrato, la mujer pierde la capacidad de defenderse y, paulatinamente, renuncia a la expresión de sus deseos y al ejercicio de sus propias capacidades: deja de existir psíquicamente”, explica Nubia Torres, una de las investigadoras de la Maestría de Psicología Clínica de la Universidad Javeriana.

El maltrato intrafamiliar es un problema tan frecuente. Para estudiar el impacto del maltrato en el funcionamiento mental de las afectadas, los investigadores de la Universidad Javeriana analizaron la situación de cerca de 70 mujeres, de Bogotá y sus alrededores, que asisten con sus hijos a centros de refugio para recibir protección y ayuda psicológica.

El equipo logró establecer que los ataques a muerte hacia las madres, en los casos más extremos, afectan directamente a los niños, que cuando no son golpeados o víctimas de abuso, son testigos de la violencia lo que los hace crecer con miedo y terror, reduciendo también sus capacidades mentales.

“Nos encontramos con que la violencia hace que las funciones de las víctimas queden disminuidas hasta llevarlas a reaccionar de manera reactiva, con una capacidad de pensar empobrecida que no les permite organizar una idea o crear mecanismos para defenderse y defender a sus hijos”, asegura la psicóloga.

Incluso, esto podría explicar, según Torres, el hecho de que algunas mujeres víctimas regresen al lado de sus esposos agresivos y maltratadores o de otros que tengan la misma conducta, pues no saben o no se sienten capaces de salir adelante por sí mismas.

A raíz de las conclusiones, además de la prevención, la psicóloga advierte la importancia de políticas sociales para que a las mujeres víctimas de violencia se les ayude a conseguir un trabajo, no solo para sobrevivir sino para apartarse del maltratador, hasta que puedan recuperar su lugar en la sociedad y experimenten un crecimiento personal.

Otro de los hallazgos del estudio es que las mujeres afectadas logran superar episodios de violencia con mayor facilidad si cuentan con el respaldo de sus madres, que ya son abuelas, y resultan al final las orientadoras para que sus hijas y nietos salgan de ese círculo de horror.

Según la psicóloga es como si, después de los años, las abuelas pudieran entender de una manera distinta el maltrato, porque lo sufren sus propias hijas y deciden tener una reacción que evite que se repita la historia que ellas pudieron vivir.

“Puede haber una reacción a ese modelo de repetición de la historia, porque ahora (las abuelas) tienen una relación distinta con sus nietos, y por fin han podido reconstruir una relación con sus hijas. ‘Aprendí a ser mamá, ahora que soy abuela’, dicen, y ello es signo de que su psiquis se vuelve a expandir un poco, en parte porque las urgencias vitales han cedido”, concluye Torres y su colega investigadora Cecilia Muñoz.

Fuente: El Tiempo.

Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

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