Algunas señales que indican que hay que cambiar de celular (si se consigue) | Por: @linternista
Estrenar el último modelo de celular de Apple o Samsung es ley de vida, especialmente en un país como Venezuela donde el esnobismo es casi cultura; aunque la escasez actual no da mucho margen para ser muy esnobista.
Pero jugando un poco a hacerle porras al espíritu esnobista de cualquier usuario de teléfono celular, he aquí algunas señales que indican cuáles son las señales que indican que es hora de cambiarlo:
Los fabricantes le han abandonado. Las dichosas actualizaciones de los sistemas operativos pueden crear un gran dolor de cabeza, sobre todo si utiliza un terminal con Android. La fragmentación es un problema grave que muchos fabricantes no se lo toman en serio, utilizando versiones antiguas o dejando vendido al usuario sin ofrecerle actualizaciones.
Esta situación se da sobre todo en la gama media-baja, pero también en fabricantes menos conocidos que “pasan” de tener al día sus teléfonos. Para un usuario básico puede ser suficiente, pero cuando los amigos tienen más funciones que uno en apps, no es descabellado que uno se plantee comprar un teléfono nuevo.
El equipo se ha quedado pequeño. Este punto puede referirse a dos cosas: a la pantalla o al espacio del dispositivo. Es comprensible que atraigan los pantallones, incluso los de los ‘phablets’ (hasta Apple se ha sumado a la moda). Si nota que cada vez pasa más tiempo frente a la pantalla y que deja los ojos no lo dude: que su siguiente teléfono sea mayor de 4.5 pulgadas.
Otra cosa es que se quede pequeño en cuanto a memoria y capacidad. Por ejemplo, con el espacio del dispositivo, que puede llegar a ser una fastidio. Sobre todo cuando nos ponemos tacaños a la hora de elegir un modelo, que te sale barato pero al que luego no le puedes instalar nada. Ni siquiera deja almacenar las fotos de las cadenas de WhatsApp que reenvía alguien fastidioso.
Si tiene que hacer malabares eliminando la caché de las aplicaciones o borrando y volviendo a instalar apps que necesita va a tener que comprar un teléfono con una buena memoria interna o, al menos, que admita tarjetas microSD.
La obsolescencia programada. Una cosa es la obsolescencia percibida, que es la que nos creamos en nuestra mente pensando que nuestro teléfono se nos ha quedado viejo a pesar de estar en buenas condiciones, y luego está la obsolescencia programada, que pensamos que es cuando los fabricantes dejan de actualizar el sistema operativo, pero también sucede cuando después de actualizarlo comprobamos que se ralentiza.
A esta fiesta de la programación de la vida útil de un teléfono se le une que la batería suele tener un número de ciclos a partir de los cuales la carga comienza a durar menos. Y, no vamos a ser malpensados, pero quizá algún duende ralentice el teléfono más de lo necesario para que estrene teléfono antes de tiempo.
Está harto del sistema operativo. Hay dos tipos de personas que jamás cambian de sistema operativo: los ‘fanboys’, que son como parroquianos y tienen un odio militante hacia los “rivales”, y los que sienten cómodos en un ecosistema porque “ahí tienen sus cosas”.
Luego están los aventureros o los que tienen envidia de las apps o funcionalidades del teléfono de un amigo. Como ya cantaba el gran David Bowie (más o menos) a lo mejor es hora de un cambio en el smartphone.
Fuentes: Antena 3, TecnoExplora.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social