Hay quienes se estresan con las redes sociales, aunque no la mayoría | Por: @linternista
Tener cuentas activas en Facebook, Twitter, Instagram y mandar varios correos electrónicos al día no es en sí estresante, afirma un nuevo estudio realizado por investigadores estadounidenses. Lo que estresa, sobre todo a las mujeres, es enterarse por esa vía de episodios tristes o conflictivos que atraviesan amigos o familiares cercanos.
De lo que se trata, entonces, es del “costo de la compasión” que afecta a algunos usuarios de redes sociales, concluyeron especialistas del Centro de Investigaciones Pew y la Universidad Rutgers que formularon sus conclusiones en base a datos arrojados por una encuesta de la que participaron 1.801 adultos.
“No hay evidencia en nuestros datos de que los usuarios de redes sociales se estresen más o menos dependiendo de su uso de las tecnologías digitales”, explicó el sociólogo Keith Hampton, coautor del estudio. Lo que resulta angustiante “es enterarse y recibir recordatorios de eventos indeseables en la vida de otras personas. Este hallazgo sobre el costo de la compasión es la evidencia de que el estrés puede ser contagioso”, afirmó el investigador de Rutgers.
«Cuando una forma de comunicación -verbal o no- ingresa a nuestro conocimiento o cognición produce una repercusión emocional que puede producir estrés», sostiene en diálogo con Clarín Daniel López Rosetti, jefe del servicio de Medicina del Estrés del Hospital de San Isidro. “El estrés -continúa- es un fenómeno normal del organismo, pero por encima de un nivel deja de serlo y produce signos y síntomas.» Para el médico, el estrés malo o distrés «verdaderamente es contagioso» porque tiene que ver con el manejo emocional y el ser social del hombre.
Así lo explica: «El cerebro funciona interconectadamente con la sociedad que lo rodea, con lo cual las emociones se transmiten desde el punto de vista histórico en la evolución de nuestra especie en forma más directa, plena e intensa que los mecanismos racionales. Esto es porque somos seres emocionales que razonan, con lo cual el concepto de contagio en términos alegóricos y metafóricos vinculado a que el estrés en última instancia es algo parecido a una virosis es científicamente sostenible porque el hombre es un animal social y el cerebro interactúa socialmente.”
Para muchos, Facebook es una plataforma catártica. En los muros se mezclan fotos de la vida cotidiana, de situaciones alegres y post banales con despedidas de familiares o amigos que fallecieron, pedidos de oración por enfermos, divorcios, pérdidas de empleos, muertes de mascotas, etc. Por eso, los investigadores consideran que la de Mark Zuckerberg es la red “que provee mayores niveles de conciencia de los eventos estresantes que ocurren en la vida de amigos íntimos y no tan próximos”. «El ingreso de información por cualquier vía puede producir estrés y, en el caso de las redes sociales, la comunicación por imagen potencia enormemente la comunicación escrita», dice al respecto López Rosetti, que es además presidente de laSociedad Argentina de Medicina del Estrés.
El informe señala que el “contagio” es más fuerte entre las mujeres. Eso se debe, analiza el especialista argentino, a que “la mujer tiene mayor condición empática que el hombre. Tiene mayor sensibilidad por empatía para colocarse en el lugar del otro. Las cosas se le hacen más carne”.
Más allá de esa excepción, los investigadores establecieron que los usuarios intensivos de Internet y redes sociales no sufren más estrés que aquellos que usan esos medios con menos frecuencia. “Los celos de los amigos con mayor poder adquisitivo que tienen mejores vacaciones y niños más felices resultaron no ser ciertos”, afirmó Lee Rainie, director de Internet, Ciencia y Tecnología del Pew y coautor del informe.
Observaron, incluso, que los hechos angustiantes provocan aumento del estrés sólo cuando afectan a amigos o familiares cercanos. Si el que atraviesa un mal momento es alguien no tan íntimo, los niveles bajan. Consideran que lo que se experimenta en esos casos es una especie de gratitud por estar exentos de esos factores de preocupación o angustia.
Entre dos bandos
El equipo de investigación midió los niveles de estrés de los participantes del estudio mediante el uso de una escala que clasifica las respuestas de las personas a las preguntas sobre sus vidas. En paralelo, midieron la frecuencia de su uso de los medios digitales. Los resultados no arrojaron una relación directa entre el uso de la tecnología y el aumento del estrés (más allá de la excepción hallada).
Por el contrario, encontraron que las mujeres que usan con frecuencia Twitter, el correo electrónico y aplicaciones para subir fotos tienen un 21% menos de estrés que aquellas que no los utilizan. “Podría deberse a que compartir eventos de la vida aumenta el bienestar”, especulan los especialistas. En los hombres no se encontraron variaciones.“Este es un ejemplo más de cómo se sobrestima el efecto que estas tecnologías están teniendo en nuestras vidas”, concluyó Hampton.
El estudio sobre los efectos del uso de Internet y redes sociales en nuestros cerebros se encuentra todavía en sus primeras etapas. Algunos consideran que puede aumentar la ansiedad y disminuir la capacidad para concentrarse, recordar y aprender. Otros sostienen que incrementa la confianza, los niveles de apoyo social y refuerza las relaciones cercanas. Y cada vez hay más que buscan explorar las zonas grises entre las posturas de apocalípticos e integrados.
Fuente: Clarín.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social