By-pass gástrico para adolescentes con obesidad mórbida ¿Opción adecuada? | Por: @linternista
Realizar un by-pass gástrico para reducirle el estómago a un adolescente con obesidad mórbida es un asunto controvertido, pero un estudio acaba de revelar su capacidad para cambiar la vida de los jóvenes de entre 15 y 18 años con malos hábitos alimenticios y extremadamente sedentarios.
Basándose en el fracaso para cambiar estas conductas -referidas a malos hábitos de vida, malos hábitos alimenticios-, el Centro Laparoscópico del Doctor Ballesta en España hizo públicos los resultados de una investigación centrada en evaluar la calidad de vida de 32 pacientes adolescentes sometidos a cirugía bariátrica con laparoscopia, que tenían un índice de masa corporal superior a 40 o por encima de 35 con alguna patología añadida como diabetes tipo 2.
La investigación, presentada en el XIX World Cogress IFSO 2014 (International Federation for the Surgery of Obesity and Metabolic Disorders), celebrado en Montreal (Canadá), demuestra el cambio «radical» que experimentaron estos menores hasta el punto de que su calidad de vida no difería de quienes están libres de sobrepeso.
En la intervención, que requiere una mínima incisión al ser por vía laparoscópica, se usan corchetes quirúrgicos para reducir el estómago, que se une a un asa de intestino delgado mediante el denominado by-pass. Como resultado, el paciente come menos y, al mismo tiempo, absorbe menos del alimento que ha ingerido.
Los jóvenes operados «mantenían una calidad de vida cercana a personas sin antecedentes de obesidad a un año de la intervención»,declaró a doctor Ballesta, padre de la cirugía laparoscópica aplicada a la obesidad en España, donde realizó la primer intervención en 1995.
Pese a estos resultados, el experto aboga por «combatir los hábitos de esta sociedad de forma firme», porque, en su opinión, no debería ser necesario tener que escoger entre aplicar una cirugía de la obesidad a un adolescente ante la evidencia de que la intervención «tiene menor riesgo que seguir con el peso mórbido que presenta».
En nuestros días, comenta el médico endocrino Juan Ybarra, hay «una sociedad enferma de una mala alimentación y sedentaria como nunca antes» se había visto, y la obesidad que experimentan los niños es «similar» a la de los adultos, incluso desarrollando enfermedades como diabetes e hipertensión.
Ambos expertos aclaran que la decisión de realizar una cirugía bariátrica en los adolescentes, que lo han intentado todo sin éxito, deberá ser tomada en conjunto por el paciente y los familiares.
Del mismo modo, el menor deberá ser evaluado por un equipo multidisciplinar que incluya nutricionistas, psicólogos y cuadro médico, así como a los propios cirujanos bariátricos.
La edad de posible aplicación vendrá determinada por la maduración ósea, en las niñas de 13 a 14 años en adelante y en los niños de 15 a 16, puntualizan los doctores.
El citado estudio se centró en 32 pacientes con obesidad mórbida de entre 15 y 18 años, intervenidos mediante un by-pass gástrico de asa larga, realizado por laparoscopia. La operación les dejó un estómago replegado de entre 30 y 40 centímetros cúbicos.
A todos los adolescentes se les realizó el test de índice de calidad de vida gastrointestinal, con preguntas relativas a síntomas digestivos o sobre la condición física (cansancio, malestar, insomnio, no mejoría de aspecto físico, nivel de energía y entusiasmo).
Otras cuestiones iban dirigidas a aspectos emocionales (grado de tolerancia a situaciones de estrés, depresión, nerviosismo, miedo, satisfacción y frustración); referentes al entorno social y a la adaptación a éste (capacidad para llevar a cabo labores cotidianas, actividades de diversión, así como cambios en la forma de relacionarse con familiares, amigos y vida sexual), o sobre el impacto y efecto del tratamiento médico.
Cada paciente fue vigilado con macrocontroles a los 3 meses, a los 6 meses y al año de la intervención, con resultados «claramente esclarecedores» de los beneficios que les reportó la cirugía bariátrica: «Su calidad de vida no difería de la de personas sin antecedentes de obesidad».
Fuentes: EFE, La Razón.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social