Alto estrés laboral podría aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular | Por: @rigotordoc
Trabajar en un sitio altamente estresante puede aumentar el riesgo de ictus (anteriormente llamado accidente cerebrovascular), especialmente para las mujeres, sugiere un estudio de meta-análisis publicado en línea el 14 de octubre de 2015 en la revista Neurology.
Según el investigador Dr. Dingli Xu, de la Universidad Médica Sur en Guangzhou, China, los estudios epidemiológicos han demostrado que los puestos de trabajo de alta tensión se asocian con un mayor riesgo de enfermedad coronaria. Sin embargo, los estudios acerca de la asociación entre las diferentes categorías de tensión en el trabajo y el riesgo de ictus son inconsistentes.
Los puestos de trabajo de alta tensión tienen altas demandas y bajo control. Estos trabajos tienen un alto riesgo de tensión psicológica y de enfermedad física.
Estos tipos de trabajo se definen por un bajo poder de toma de decisiones y altas demandas físicas y / o psicológicas. El lugar de trabajo es a menudo rígido e inflexible, tanto en el medio ambiente y como en las políticas, por lo que los trabajadores no pueden tomar acciones con el fin de controlar su entorno y hacer frente al estrés. Como es de esperar, estos puestos de trabajo conducen a altos niveles de enfermedad mental y física entre los empleados. Como ejemplo de estos trabajos podemos mencionar las camareras, las asistentes de las enfermeras y los trabajadores del correo.
En este meta-análisis, se incluyeron datos de más de 130.000 personas y se encontró que aquellos que están expuestos a trabajos de alta tensión tuvieron un mayor riesgo de ictus, especialmente para el de tipo isquémico. Según los investigadores, el efecto nocivo del estrés en el trabajo puede ser más significativo en las mujeres.
El análisis incluyó seis estudios acerca de la tensión laboral y el riesgo de ictus con un total de 138,782 participantes que fueron seguidos durante 3 a 17 años.
Los trabajos se clasificaron en 1 de 4 categorías de acuerdo a que tanto control tenían los trabajadores sobre sus trabajos y lo duro que trabajaban, o a las demandas psicológicas (pero no físicas) del trabajo, tales como la presión del tiempo, la carga mental, y las cargas de coordinación. Ellas son:
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- Empleos pasivos con baja demanda y bajo control, incluyendo los trabajos realizados por los trabajadores de limpieza, mineros y otros trabajadores manuales.
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- Empleos de baja de tensión con baja demanda y alto control, como los realizados por los científicos naturales y arquitectos.
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- Empleos de alta de tensión con alta demanda y bajo control, como los que se encuentra en los trabajadores de la industria de servicios (camareras y ayudantes de enfermería, por ejemplo). En esta categoría se incluyó entre el 11% al 27% de los participantes en los seis estudios.
- Empleos activos con alta demanda y alto control, incluidas los realizados por los médicos e ingenieros.
Los investigadores encontraron que las personas con empleos de alta tensión tenían un riesgo 22% mayor de ictus que aquellos con empleos de baja tensión (riesgo relativo [RR], 1,22). El riesgo con los trabajos de alta tensión fue 58% más pronunciado para el ictus isquémico (RR, 1,58) y 33% mayor para las mujeres (RR, 1,33). Ningún otro tipo de trabajo se asoció con el riesgo de ictus.
Los investigadores calcularon un riesgo atribuible poblacional para el ictus con empleos de alta tensión de 4,4% en general y de 6,5% para las mujeres trabajadoras.
Según el Dr. Xu, muchos mecanismos pueden estar involucrados en la asociación entre el trabajo de alto estrés y el riesgo de ictus. Lo más importante es que los empleos de alto estrés pueden conducir a comportamientos menos saludables, como los malos hábitos alimenticios, el tabaquismo y la falta de ejercicio. De tal manera que es de vital importancia para los sujetos con ocupaciones de alto estrés adoptar estilos de vida saludables.
En segundo lugar, los métodos de psicoterapia con el objetivo de ayudar a los trabajadores para lidiar con el estrés psicológico, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de relajación, y las intervenciones multimodales, pueden ser necesarias en las subpoblaciones de alto riesgo con ocupaciones de alta tensión en combinación con otros factores de riesgo cardiovascular, especialmente en las mujeres, añadió el Dr. Xu.
Según dicen los autores, el hecho de que el estrés laboral se midió en un solo punto y que otros factores, como la hipertensión arterial o el colesterol alto, no se ajustaron adecuadamente en los estudios originales son limitaciones del meta-análisis.
Mayor impacto en la salud pública
La Dra. Jennifer J. Majersik, MS, de la Universidad de Utah en Salt Lake City y miembro de la Academia Americana de Neurología, comenta acerca del estudio en un editorial correspondiente.
“Como neuróloga especialista en ictus, mis pacientes o sus familiares me preguntan regularmente si el estrés causó su evento. Esta es una pregunta muy común cuando el ictus se produjo en medio de un evento difícil de la vida, o en alguien joven, trabajando horas extras en la escuela o trabajo. Hasta este punto, realmente no he podido responder a mis pacientes preocupados”.
Sobre la base de este nuevo estudio, con respecto a esa misma pregunta de mis pacientes, voy a decir «tal vez» y luego discutir específicamente acerca del tipo de trabajo y las condiciones en las que se produjo el evento. Esto es importante porque puede haber formas de reducir la tensión laboral, sin perder el trabajo», dice la Dra. Majersik.
Según ella comenta, basada en este estudio, es razonable considerar probar intervenciones destinadas a aumentar el control del trabajo, como la descentralización de la toma de decisiones y la flexibilidad en la estructura de trabajo, como en el teletrabajo. Si es efectivo, tales cambios en el sitio de trabajo podrían tener un impacto importante en la salud pública.
Neurology. Publicado en Internet el 14 de octubre de 2015. Abstract Editorial
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Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier @rigotordoc
Medicina Interna
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