Bebés tienen mayor riesgo de ser asmáticos si su padre fuma antes de concebirlos | Por: @linternista
Aquel hombre que fume antes y durante la concepción de una nueva vida, aumenta el riesgo de que el ser por nacer sea asmático.
Por esa razón es mejor abstenerse de fumar si tiene niños, e incluso antes de ser padre. Según un nuevo estudio que se presentó en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS, por sus siglas en inglés), celebrado en Munich (Alemania), los bebés tienen más riesgo de sufrir asma si sus padres -en masculino- fumaron antes de la concepción.
Ya se sabe que la exposición de los niños al humo del tabaco empeora los síntomas del asma infantil, requiriendo en mayor número de ocasiones ingreso hospitalario por complicaciones derivadas.
Numerosos estudios han descrito los efectos perjudiciales que tiene sobre el niño el hecho de que su madre fume durante el embarazo, entre ellos las infecciones respiratorias y el asma. Incluso hay trabajos más revolucionarios que han encontrado este tipo de problemas más a largo plazo, saltando generaciones. Un trabajo publicado en la revista Chest en 2005 observó que los niños cuyas abuelas fumaron en la etapa de la gestación tenían doble riesgo de desarrollar esta enfermedad respiratoria.
La literatura científica se ha centrado mucho en el papel de la gestante a la hora de valorar la repercusión del hábito tabáquico. Pero, dados los últimos datos extraídos de trabajos realizados en animales, el hombre también influye. Por pimera vez, tal y como recalcan los autores del actual análisis que se presentó en el Congreso de Munich, se analizó en humanos la asociación entre el hábito de fumar de los padres -en masculino- antes de la concepción y el asma de sus hijos.
Los resultados mostraron que el asma fue significativamente más frecuente en los niños con un padre que fumaba antes de la concepción, especialmente si lo hacía desde antes de los 15 años. El riesgo incrementaba con la suma de años de este hábito.
Cuestión de herencia
Probablemente, la clave esté en la herencia genética. «En el ADN se marcan unos códigos que son latentes y hacen que en el momento de la exposición al humo del tabaco o de la primera calada haya algunas personas con más predisposición a ser fumadores», argumenta Adolfo Sequeiros, responsable de la sección de Neumología del Hospital Niño Jesús de Madrid. «El ADN se modifica en el fumador y eso se transmite». Este trabajo es una pincelada más de hasta qué punto puede influir la condición genética heredada. Al fin y al cabo, «el ADN se hereda de los dos progenitores».
Las conclusiones del equipo de la Universidad de Bergen (Noruega) se extrajeron después de valorar los hábitos de tabaco de más de 13.000 hombres y mujeres mediante un cuestionario. Los investigadores analizaron varios aspectos, como la incidencia de asma infantil, el número de años que cada uno de los progenitores había fumado antes de la concepción, también si habían dejado el tabaco…
Al contrario que ocurre con la relación entre padre fumador antes de su paternidad y asma infantil, los investigadores no observaron ninguna asociación entre el tabaquismo de la madre antes de la concepción y el asma de sus niños. En este punto, señala Sequeiros al comentar el artículo, hay que tener en cuenta que se trata de un estudio poblacional, no multicéntrico. «Habrá que seguir trabajando en esta línea, con mayor significación estadística para poder ayudar a concluir definitivamente».
«Nuestro estudio es importante por ser el primero que analiza cómo afecta el hábito de fumar antes de la concepción de un padre sobre la salud respiratoria de los niños», señala Cecile Svanes, uno de los autores del estudio. Un buen motivo más para que los gobiernos dirijan sus intervenciones a los jóvenes, advirtiéndoles de todos los riesgos que conlleva el tabaco para su salud, para los fumadores pasivos y también para sus futuros hijos.
Fuente: El Mundo.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social