Aprenda a cuidar su vista de las pantallas de la computadora y el teléfono | Por: @linternista
A las horas que se pasan delante de una computadora ahora se van añadiendo las que se acumulan ante la pantalla del teléfono o de la tablet, un hábito que varía con la edad y con la profesión.
De las dos horas al día, el tiempo máximo recomendado, es fácil llegar a las diez horas, sobre todo entre la población con menos de 30 años, o entre las personas que trabajan habitualmente con ordenadores, sean informáticos, community managers, periodistas o jugadores de videojuegos, entre otros.
Tantas horas puede afectar a la vista y causar problemas como fatiga visual, sequedad, picazón, visión borrosa o doble, enrojecimiento, dolor en los párpados o incluso en la cabeza.
No se trata de abandonar la profesión ni dejar de leer o de jugar: simplemente tomando algunas medidas es posible paliar en parte los efectos negativos de estar enfocando la vista en un objeto muy próximo. Ante todo es importante identificar los primeros síntomas para poner remedio.
De hecho, el 70% de la población sufre fatiga ocular debido a un uso excesivo de pantallas, que puede llegar a provocar sequedad e irritación ocular. “El sentido de la visión es esencial para el ser humano. Más del 80% de la información que recibimos es a través de nuestros ojos, por lo que es muy importante prevenir posibles afecciones y cuidar nuestra visión”, explica Mariví Pérez, especialista en oftalmología.
Esta experta comenta que una de las afecciones que más se encuentran en las consultas “es el síndrome del ojo seco, consecuencia de pasar tantas horas delante de pantallas. Aunque suele ser más común con la edad, es frecuente que se presente en personas que gozan de buena salud ocular”. Este síndrome provoca desde escozor o sensación de quemazón hasta disminución de la agudeza visual, dolores de cabeza o mareos. Estos signos aparecen cuando el ojo tiene escasez o falta de lágrima. Y es que las lágrimas son fundamentales “para tener una buena visión puesto que eliminan las partículas y cuerpos extraños”.
Las personas mayores de sesenta años pasan casi cuatro horas delante de una pantalla, sea la del celular, la computadora, la tablet o el e-book. Pero en los menores de 30 años, esta cifra sobrepasa las diez horas, cuando el máximo recomendable son dos
No sólo eso. Alfons Bielsa, presidente del Colegio Oficial de Ópticos Optometristas de Catalunya, España (COOOC), añade que centrar la mirada en la pantalla “obliga a los ojos a realizar un esfuerzo constante en unas condiciones extremas que en muchas ocasiones se traduce en una sobrecarga fruto de las muchas horas que pasamos delante de la pantalla”. Esta institución realizó una encuesta sobre una muestra de 1.400 personas entre 14 y 70 años para averiguar sobre el uso excesivo de las pantallas y “las cifras son escandalosas”, afirma Alfons Bielsa. La mayoría de la población pasa más tiempo del que sería recomendable, unas dos horas al día como máximo.
Según dicho estudio, las personas mayores de sesenta años pasan casi cuatro horas delante de una pantalla, sea la del celular, la computadora, la tablet o el e-book. Pero en los menores de 30 años, esta cifra sobrepasa las diez horas, de las que 3 horas y media corresponden a las del teléfono móvil (la pantalla más pequeña). En el caso de las personas entre 31 y 45 años, la media se sitúa en 9,3 horas, una cifra que disminuye a las 8,3 horas entre la población de 46 a 60 años.
Todas superan las dos horas recomendadas. Como consecuencia del uso excesivo de las pantallas, más del 70% de la población tiene molestias visuales que forman parte del síndrome visual informático, constata Alfons Bielsa.
Esto se traduce que en los mayores de 60 años, uno de cada dos personas presenta molestias visuales. Entre los 30 y 60 años, dos de cada tres personas, y en menores de 30 años, ocho de cada diez jóvenes. Sólo el 29,9% de la población afirma ver las pantallas sin dificultades. “Además, el síndrome visual informático se agrava si la persona sufre previamente una alteración visual”, comenta Alfons Bielsa.
De los síntomas más habituales, casi el 50% de la población destaca que «los ojos se le cansan». Es una sensación de fatiga que se produce durante o después de realizar tareas que requieren mirar de cerca.
Al 27,5% se les resecan, surge la necesidad parpadear para humedecer los ojos. Si la sequedad persiste los puede dañar. Al 24,5% le pican y hay ganas de rascarse los ojos para notar un alivio que de esta manera no se produce.
Otro síntoma es el de la visión borrosa que se produce al mirar la pantalla y darse cuenta que se desenfoca. De manera refleja se parpadea con cierta intensidad para conseguir volver a ver nítidamente. Esto le sucede al 20% de la población.
Al 10,5% se les enrojecen. La parte blanca del ojo se pone más rojiza después de pasar un rato ante una pantalla, como si se hubiera llorado. Y al 10% sí les lloran. Debido al esfuerzo de mirar de cerca, los ojos están llorosos, rojos, con un exceso de lágrima. Sólo un 2,4% afirma que se les desdobla la imagen en dos. Los expertos comentan que todos estos síntomas pueden disminuir si se tiene presente una serie de factores.
Hay varios elementos a considerar en el uso de las pantallas. Joan Gispets, decano de la facultad de Óptica y Optometría de Terrassa de la Universitat Politècnica de Catalunya, comenta que con “tantas pantallas en nuestra vida cotidiana, el uso de la vista de cerca ha aumentado de forma exponencial, y que siga siendo eficiente es fundamental”.
Desde una perspectiva visual, todos los dispositivos electrónicos son parecidos, ya que tienen unas pantallas que se iluminan y “miramos desde una distancia muy corta en la que fijamos la vista durante un buen rato. Los síntomas se reducen cuando disminuimos el tiempo de uso de pantallas, pero también es necesario tener presente otros tres factores que pueden aliviar el esfuerzo del ojo: la distancia, la luminosidad y el parpadeo”.
Un poco lejos, es mejor
Siempre se puede situar la pantalla un poco más lejos de lo que habitualmente hacemos. Ser conscientes y probarlo. La vista lo agradecerá. “Incrementando la distancia nuestro sistema gastará menos energía, no se fatigará tanto”, asegura Gispets.
También es beneficioso seguir la regla del 20-20-20: apartar la mirada durante 20 segundos cada 20 minutos enfocando a una distancia de 20 pies (seis metros). Por otra parte la pantalla debe estar por debajo de la línea horizontal de los ojos. O la parte superior del monitor a la altura de los ojos.
Las pantallas, cuanto más grandes mejor, porque obligan al movimiento ocular. Según explica Joan Gispets, mirar a una distancia muy corta provoca un esfuerzo superior de enfoque que mirar de lejos porque la visión humana está diseñada para ver de lejos. Sólo hace un siglo que gran parte de la población hacía muchas tareas al aire libre, en espacios abiertos que requerían una visión de lejanía, por lo que los ojos estaban relajados en gran parte del día. En poco tiempo nuestra actividad visual ha cambiado mucho. Mirar una pantalla de cerca durante tantas horas seguidas supone para nuestro sistema óptico un sobreesfuerzo muy importante”.
En los móviles y las tablets, el factor distancia es primordial. Las medidas de la pantalla y del cuerpo de la letra son más pequeños, y esto hace que nos acerquemos todavía más sin darnos prácticamente cuenta. “En la computadora la distancia puede ser de unos 60 centímetros. Pero los móviles y tablets suelen ponerse a una distancia de 15 o 20 centímetros, lo que obliga a un mayor esfuerzo de convergencia de los ojos”, aporta Alfons Bielsa.
Luz, ante todo
Procurar tener una iluminación adecuada, evitando tanto estar en penumbra como bajo un tipo de iluminación fluorescente o una luz azul de led. Es importante que no haya una gran diferencia de contraste entre la luminosidad de la pantalla y la del resto de la habitación. Asimismo evitar los reflejos en la pantalla, especialmente de luces superiores o de ventanas.
Se puede usar un filtro antirreflejos en la pantalla. También se pueden tomar más medidas. “En un monitor apagado, es necesario asegurarse que no aparecen ráfagas o imágenes reflejadas en el fondo negro. Además, las pantallas con demasiado contraste o brillo, también suponen una mayor tensión para el sistema visual”. Gispets comenta que los reflejos en la pantalla también dificultan la visualización de textos e imágenes. Y eso puede desembocar en estrés visual.
Por otra parte, mirar una pantalla también supone mirar de forma directa una fuente de luz intensa no natural. “Cada vez utilizamos un tipo de luminosidad menos parecida a la del sol, que manera que nuestros ojos se deben esforzar más, de aquí viene la fatiga ocular”.
Además, estos dispositivos emiten una luz azul de led. Es cierto que consume menos energía, pero a largo plazo puede provocar daños en las células de la retina, que no se regeneran. En los primeros ensayos in vitro con células de la retina realizados hasta ahora en la industria oftalmológica, se ha puesto en evidencia que la exposición acumulada a la luz azul violeta aumenta el riesgo de sufrir daños en la retina, lo que contribuye al desarrollo de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE).
Picar el ojo
La función del parpadeo es esencial para tener lubricado el ojo. Forzar el parpadeo voluntario o tener los ojos cerrados durante 20 segundos de forma periódica, son algunas de las maneras de mantener la córnea lubricada. Algunos síntomas de los problemas con la vista se manifiestan con la sequedad del ojo, cuando éste parpadea poco. Y esto sucede sobre todo frente a las pantallas.
Cuando se pasan muchas horas delante de una pantalla, disminuye la secreción lacrimal. “Es una mirada fija que aumenta la evaporación de la lágrima causando sequedad ocular, picazón e irritación, entre otros síntomas. En estas circunstancias la humedad se reduce más de un 50%. Cuando una persona habla con otra cara a cara, puede parpadear un promedio de 25 veces por minuto. Delante de una pantalla, sea ordenador o teléfono móvil, esta frecuencia puede llegar a reducirse a sólo cinco veces por minuto”, explica Joan Gispets.
En los videojuegos, la atención ocular es máxima y hace que el parpadeo prácticamente desaparezca. Además, en este último caso, cuando el parpadeo se produce, la superficie ocular ya lleva unos segundos sin lágrima, lo que puede dañar dicha superficie.
Se trata de parpadear más y de forma completa, forzar el parpadeo voluntario o mantener los ojos cerrados durante veinte segundos de forma periódica, vuelve a insistir Alfons Bielsa. También evitar ambientes muy secos. Esto generalmente puede suceder tanto por la calefacción como por el aire condicionado. Es aconsejable evitar un exceso en el uso de aparatos de climatización. Y en caso de necesitar tenerlos encendidos, mantener una temperatura entre los 21 y los 23 grados centígrados para evitar el llamado síndrome de ojo seco. Llorar puede ser saludable.
Fuente: Clarin.
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social