Ocho grupos de bacterias de la flora intestinal están asociadas con la acumulación de grasa corporal | Por: @linternista
Investigadores de la Universidad de Yale en New Haven (EE.UU.) han hecho un descubrimiento que puede abrir la puerta al desarrollo de nuevas terapias para prevenir el exceso de peso en los niños y los adolescentes. Concretamente, el nuevo estudio, publicado en la revista «Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism», muestra que la flora intestinal de los niños y adolescentes obesos contiene algunos tipos de bacterias que no presentan sus homónimos sin exceso de peso.
Una evidencia que, como explica Nicola Santoro, director de la investigación, «podría emplearse para hallar la manera de actuar sobre estas especies bacterianas específicas y, así, ayudar a prevenir o tratar precozmente la obesidad».
La obesidad constituye una de las grandes pandemias del presente siglo. De hecho, actualmente conviven en el mundo más de 641 millones de adultos con obesidad. Una población, además, a la que hay que sumar los menores afectados por la enfermedad, que igualmente se cuentan por millones. De hecho, y según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2014 ya había en el planeta más de 41 millones de niños menores de cinco años con exceso de peso y, por tanto, con un riesgo superior de desarrollar a largo plazo enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes y el cáncer. Por tanto, es fundamental, sino vital, contar con tratamientos eficaces para evitar o tratar la obesidad en los menores.
Bacterias sospechosas
Para llevar a cabo el estudio los autores analizaron la flora intestinal, la dieta y el índice de masa corporal (IMC) de 84 niños y adolescentes con edades comprendidas entre los 7 y los 20 años. Concretamente, 15 de los participantes tenían un peso normal –esto es, su IMC era inferior a 25 kg/m2–, 7 padecían sobrepeso –un IMC superior a 25 kg/m2–, 27 eran obesos –IMC igual o superior a 30 kg/m2– y 35 presentaban obesidad mórbida –un IMC igual o mayor a 35 kg/m2.
Los resultados mostraron la existencia de ocho grupos de bacterias de la flora intestinal asociadas con la acumulación de grasa en el organismo. Y si bien los ocho grupos fueron más comunes en los participantes con exceso de peso, cuatro de los mismos habían prosperado especialmente en los intestinos de los menores obesos.
Como indican los autores, «por lo general, la flora intestinal de los menores obesos era más eficiente a la hora de digerir los carbohidratos que las bacterias encontradas en aquellos que no padecían sobrepeso».
Es más; los análisis de sangre también revelaron que los participantes obesos tenían mayores niveles plasmáticos de ácidos grasos de cadena corta que aquellos con un peso normal. Un hallazgo importante dado que, recuerdan los autores, «estos ácidos grasos de cadena corta, que son sintetizados por algunos tipos de bacterias de la microbiota intestinal, se asocian con la producción de grasas en el hígado».
De hecho, como concluye Nicola Santoro, «nuestro trabajo sugiere que los ácidos grasos de cadena corta se podrían convertir en grasas en el hígado y posteriormente acumularse en el tejido adiposo. Así, esta asociación podría ser una señal de que los niños con cierto tipo de bacterias en su flora intestinal se enfrentarían a un mayor riesgo de desarrollar obesidad».
Fuente: abc.es