Dieta mediterránea con alto contenido de lípidos no condiciona aumento de peso | Por: @linternista
Según los resultados del estudio español aleatorizado y controlado Prevención con Dieta Mediterránea (PREDIMED) publicado en versión electrónica el 6 de junio de 2016 en Lancet Diabetes & Endocrinology, seguir una dieta mediterránea sin restricción calórica y rica en lípidos saludables, como aceite de oliva o frutos secos, no produce aumento de peso en el curso de cinco años, en comparación con una dieta baja en lípidos.
De acuerdo al Dr. Ramón Estruch, PhD, de CIBER OBN-University, Barcelona, España, y sus colaboradores, «estos resultados tienen implicaciones prácticas, pues el temor al aumento de peso por los alimentos con alto contenido de lípidos ya no tiene que ser un obstáculo para cumplir un patrón alimentario como la dieta mediterránea, que proporciona un gran beneficio clínico y metabólico».
Añade: «También son relevantes para la salud pública pues respaldan no restringir la ingesta de lípidos saludables como consejo para el mantenimiento del peso corporal y la salud cardiometabólica general, según lo reconoce el Comité Asesor para las Directrices Alimentarias para Estadounidenses – 2015».
El estudio es el primer estudio aleatorizado en evaluar los efectos a largo plazo de una dieta mediterránea sin restricción de calorías sobre el peso corporal y el perímetro de la cintura.
Mucha evidencia se ha vinculado a una dieta de tipo mediterránea rica en lípidos vegetales como frutos secos y aceite de oliva, con una menor mortalidad por todas las causas, enfermedad cardiovascular y cáncer.
Sin embargo, en los últimos 40 años, los consejos alimentarios estándar para prevenir o tratar la obesidad han exigido una restricción de calorías y un aumento de la actividad física, con una creencia persistente de que la alta ingesta de lípidos favorece el aumento de peso. No obstante, tales recomendaciones no necesariamente toman en cuenta los diferentes tipos de lípidos. No obstante, algunas sociedades científicas ― incluida la Organización Mundial de la Salud ― siguen recomendando limitar los lípidos de la alimentación.
La idea de que todos los lípidos alimentarios no son saludables ha dado por resultado que muchos estadounidenses detengan su consumo de grasas, a menudo a costa de consumir calorías vacías y alimentos procesados ricos en azúcar, sal e hidratos de carbono. La demonización de todos los lípidos, no obstante, no ha logrado detener la marea de la epidemia de diabetes y obesidad.
El estudio aleatorizado controlado PREDIMED tuvo lugar en centros de atención primaria conectados con 11 hospitales en España entre 2003 y 2019. Contó con la participación de 4282 mujeres de 60 a 80 años y 3165 hombres de 55 a 80 años con diabetes de tipo 2 o con tres o más factores de riesgo cardiovascular. Todos los pacientes estaban asintomáticos y más de 90% tenían preobesidad u obesidad al inicio. Su media de edad era 67 años; 97% eran caucásicos europeos.
Los investigadores asignaron de manera aleatoria a los participantes a una dieta mediterránea sin restricción de calorías con aceite de oliva extra virgen (n = 2543), una dieta mediterránea sin restricción de calorías con frutos secos (n = 2454) o una dieta de control con bajo contenido de lípidos (n = 2450). Dietistas capacitados proporcionaron consejos alimentarios a los tres grupos. Se recomendó a los participantes no restringir calorías o aumentar la actividad física.
Los participantes recibieron aceite de oliva extra virgen, rico en polifenol libre y frutos secos (almendras, nueces o avellanas). Los resultados demostraron buen cumplimiento en los grupos que recibieron aceite de oliva y frutos secos, según los cuestionarios llenados por los participantes, y las muestras de sangre y orina en un subgrupo aleatorio.
Los resultados a cinco años demostraron que los lípidos totales aumentaron en los dos grupos con dieta mediterránea. Los dos grupos con dieta mediterránea de hecho tuvieron un leve incremento en el consumo de lípidos ― de 40% a 41,8% en el grupo con aceite de oliva y 40,4% a 42,2% en el grupo con frutos secos (p < 0,0001 para todos) ― en tanto que disminuyó su consumo de proteínas e hidratos de carbono (p < 0,001).
Los tres grupos redujeron algo el peso corporal. En el curso de cinco años, el grupo con aceite de oliva fue el que bajó más de peso (0,88 kg), seguido del grupo de control con bajos lípidos (0,60 kg) y luego el grupo con frutos secos (0,40 kg).
Los análisis multifactoriales ajustados para 12 posibles factores de confusión demostraron que la diferencia en el cambio de peso a los cinco años fue significativa sólo para el grupo que recibió aceite de oliva frente al grupo de control (p = 0,044).
Asimismo, los tres grupos tuvieron un leve incremento del perímetro de la cintura promedio, pero el aumento fue más pequeño para los grupos con dieta mediterránea (grupo de control con bajos lípidos: 1,2 cm; grupo con aceite de oliva: 0,85 cm; grupo con frutos secos: 0,37 cm). Los análisis multifactoriales ajustados con respecto a 12 posibles factores de confusión demostraron que la diferencia en el cambio del perímetro de la cintura a los 5 años fue significativa, tanto para el grupo que recibió aceite de oliva como para el que recibió frutos secos, en comparación con el grupo de control (p = 0,048 y 0,006).
En un comentario relacionado, el Dr. Dariush Mozaffarian, doctor en salud pública, de la Escuela de Ciencia y Política de la Nutrición Friedman en la Universidad Tufts en Boston, Massachusetts, señala que estos resultados proporcionan «evidencia sólida adicional de que añadir liberalmente alimentos saludables a la dieta que incluyan opciones con alto contenido de lípidos, como frutos secos y aceite de oliva extra virgen, no incrementa el aumento de peso».
«Estos importantes hallazgos debieran darse a conocer en todo el mundo», afirma, a la vez que pidió la revisión de las directrices alimentarias.
Puntualizó que durante décadas en los consejos alimentarios se ha ignorado la calidad del alimento y los diferentes efectos de los ácidos grasos específicos.
Al resaltar la importancia en la restricción de calorías y lípidos, tales consejos han producido «advertencias paradójicas y advertencias en torno al consumo de alimentos saludables ricos en lípidos» y han fomentado la proliferación de alimentos con bajo contenido de lípidos ― a menudo ricos en azúcar e hidratos de carbono ― en la alimentación estadounidense.
«La evidencia científica moderna respalda un énfasis en consumir más calorías derivadas de frutas, frutos secos, verduras, frijoles, pescado, yogurt, aceites vegetales ricos en fenol y granos integrales mínimamente procesados; y menos calorías derivadas de alimentos muy procesados ricos en almidón, azúcar, sal o lípidos trans. Ignoramos esta evidencia ― incluidos estos resultados del estudio PREDIMED ― para nuestro perjuicio», termina diciendo.
Referencia: Lancet Diabetes Endocrinol. Publicado en versión electrónica el 6 de junio de 2016. Resumen Comentario
Fuente: espanol.medscape.com