Uso de melatonina después de la cena aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 | Por: @linternista
La melatonina «no es un inductor del sueño sino un regulador y por sí sola no es muy eficaz. Su indicación principal es el ajuste en los cambios de huso horario, es decir, el jet lag y su indicación es poner “en hora” el reloj biológico lo antes posible. Sin embargo, a pesar del carácter «natural» de estos suplementos no están exentos de efectos adversos: tomar esta hormona al poco tiempo de haber comido puede aumentar el riesgo de sufrir diabetes tipo 2 en pacientes sanos.
Dentro de la oferta de suplementos para regular el ciclo del sueño, la melatonina ocupa un lugar preferente. Lo que hace unos años estaba destinado a ser el «remedio» para combatir el jet lag, hoy en día se ha convertido en el aliado «natural» de un gran número de españoles que siguen dando vueltas en la cama y son reacios a tomar fármacos contra el insomnio.
El doctor Nicolás González Mangado, jefe del Servicio de Neumología y director de la Unidad Multidisciplinar del Sueño (UMS) de la Fundación Jiménez Díaz en Madrid, aclara que «existen dos tipos de preparados de melatonina, la usual de acción rápida y la retardada, que sólo se vende en farmacias y bajo prescripción médica».
También se usa junto a otras pautas médicas para regular el ciclo de sueño como en sujetos que se duermen y levantan a unas horas que no son las habituales. En estos casos, los profesionales de las unidades de sueño la pueden ajustar siempre junto a otras medidas terapéuticas para hacer el reajuste», explica González.
En este sentido, el momento en el que se tome es determinante para asegurar su eficacia. Debe hacerse, según González, «siempre a la misma hora y con el intervalo suficiente antes de irse a dormir (60-90 minutos). No es útil para el tratamiento de una sola noche, sino que es un tratamiento a largo plazo. Hay que tener en cuenta que no es un fármaco y, por tanto, no se puede asegurar la pureza biológica de los preparados ni su origen».
Es precisamente el momento de su ingesta lo que ha llevado a un grupo de investigadores españoles y estadounidenses a desarrollar un estudio sobre los efectos del uso de suplementos de melatonina en el metabolismo de los azúcares. La investigación, desarrollada por los profesores Marta Garaulet, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia y profesora en la Unidad del Sueño y Cronobiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (EE UU) y Frank Scheer, de la citada Universidad, revela que tomar esta hormona al poco tiempo de haber comido puede aumentar el riesgo de sufrir diabetes tipo 2 en pacientes sanos. La investigación aparece publicada en la revista Metabolism.
Se trata del primer trabajo que demuestra que el perfil genético de una persona puede afectar a su capacidad para tolerar carbohidratos cuando se toma melatonina. Precisamente, «el uso de melatonina en personas que tienen una determinada variante genética –presente en más del 50 por ciento de la población de ascendencia europea– puede desembocar en diabetes, aunque sólo sucede si la melatonina se toma cerca del consumo de alimentos», matiza la investigadora.
Por tanto, aquellas personas que quieran tomar «la hormona del sueño» deberán hacerlo, según Garaulet, «al menos dos horas y media después de cenar. Por ejemplo, si queremos acostarnos a las doce de la noche, deberíamos ingerirla a las once y media y cenar a las nueve y media». En el estudio se empleó una dosis de 5 miligramos, una cantidad «muy frecuente entre personas que tienen alteraciones de sueño», añade.
No obstante, el efecto sobre la insulina sí podría variar según la dosis. Sin embargo, prosigue Garaulet, «estudios posteriores en los que estamos midiendo la melatonina endógena (la que tenemos de forma natural en el organismo y que es mucho menor de la que se produce debido a esta dosis terapéutica) muestran resultados semejantes: en aquellas personas que cenan tarde se produce una coincidencia entre la melatonina natural, que comienza a elevarse sobre las 11 de la noche, y el aumento de azúcar en sangre producido por la cena que se presenta durante las dos horas y media siguientes, también se acompaña de una resistencia a la insulina».
Pese al carácter «natural» de estos suplementos no están exentos de efectos adversos. A este respecto, Garaulet advierte de que «todas las hormonas tienen funciones y éstas deben realizarse a unos tiempos determinados. Si suministramos una hormona a una hora que no le corresponde o coincidiendo con la comida como sucede en el caso del estudio, se pueden producir efectos indeseados».
Para los que sean reacios al consumo de estos suplementos pero, sin embargo, tengan problemas a la hora de conciliar el sueño, la dieta puede «imitar» los efectos que ejerce la melatonina en el organismo, aunque sobre este aspecto la opinión de los expertos se divide. Para Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, «la melatonina es una hormona que sintetiza nuestro cuerpo a partir de triptófano y la serotonina. Además, buenos niveles de vitaminas del grupo, sobre todo la B6, son esenciales para una correcta producción.
Hay alimentos –frutos secos, sobre todo las nueces, tomate, plátano, cerezas y cereales como el maíz, el arroz o la avena, el alga espirulina y el jengibre– que poseen cantidades pequeñas de melatonina y nos ayudan a inducir el sueño, pero también actúa en otros procesos como la capacidad de proteger al organismo de la liberación de radicales libres, aumentar la inmunidad y en la regulación de la tensión arterial».
Por su parte, Eduard Baladía, del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas, sostiene que «durante mucho tiempo se ha mantenido que la ingesta de triptófano puede aumentar los niveles de melatonina durante la noche, pero no hay suficiente evidencia científica para recomendarlo como estrategia para mejorar el sueño».
Fuente: La Razón.
Daniel Hernández
Comunicador Social