Mujeres y hombres tienen capacidad similar para soportar el dolor | Por: @linternista
Eso de que las mujeres representan el sexo débil es una falacia. Por lo general, cuando se trata de soportar dolor, los hombres suelen tener menos resistencia que las féminas. Sin embargo, hay investigaciones que han detectado que esas capacidades de aguantar dolores no son tan diferentes entre ambos géneros.
Se dice que los hombres se quejan más y que y las mujeres demuestran ser más fuertes. A lo largo de los años, diversos estudios clínicos han manifestado importantes diferencias de género en la susceptibilidad al dolor por enfermedad, efectividad a los analgésicos y recuperación tras la anestesia. Es más, dichos resultados han sido recogidos por el imaginario popular, y no es complicado escuchar que las mujeres toleran mejor el dolor que los hombres.
Sin embargo, ahora un nuevo estudio de la Universidad de Málaga, en Andalucía, España, cuyo objetivo ha sido analizar las diferencias entre hombres y mujeres en relación a su experiencia con el dolor crónico, puede terminar definitivamente con esa hipótesis al desvelar que tales diferencias son mínimas.
El trabajo señala que no es una cuestión de tolerancia al dolor, sino que es la resiliencia de una persona -la capacidad para sobreponerse a situaciones adversas- la que determina la alta o baja capacidad de aceptación del dolor, al verse relacionada con el conjunto de características que dotan al individuo de recursos para afrontar el sufrimiento crónico.
Resiliencia
Las conclusiones se obtuvieron tras estudiar una muestra de 400 pacientes con dolor crónico espinal (190 hombres y 210 mujeres) atendidos en centros de atención primaria, los resultados señalan más semejanzas que diferencias entre ambos sexos.
«Las personas más resilientes tienden a aceptar su dolor, esto es, a entender que su dolencia es crónica y dejar de centrar sus esfuerzos en conseguir que el dolor desaparezca para volcar su energía en lograr una vida más satisfactoria, a pesar del dolor», explica a Sinc Carmen Ramírez-Maestre, autora principal e investigadora de la institución andaluza.
En este sentido, añade, «los pacientes que lo aceptan manifiestan percibir una menor intensidad de dolor, tienen un mayor nivel de actividad diaria y un mejor estado de ánimo».
Los resultados del trabajo que publica la revista The Journal of Pain, muestran que los pacientes con más miedo al dolor experimentan mayores niveles de ansiedad y depresión. «No obstante, solo en la muestra de varones dicho miedo se relaciona con una mayor intensidad de dolor, siendo esta la única diferencia encontrada en función del sexo del paciente», concluye la autora.
Sin embargo, otro trabajo también publicado en esta misma revista señalaba en 2013 que la mujer es más sensible al dolor. El equipo de la Universidad de Stanford, (EE.UU.), aseguran, tras analizar más de 160.000 mediciones de dolor referidas a más de 72.000 pacientes adultos atendidos en los hospitales de la zona, que las mujeres perciben un dolor más intenso que los hombres en prácticamente todas las enfermedades.
Los datos de este último estudio confirmaban anteriores hallazgos clínicos -por ejemplo, que la fibromialgia o la migraña afecta más a mujeres que a hombres-, pero también revelaron una diferencia de género no conocida en lo que respecta a la intensidad del dolor que causan determinadas enfermedades, como la sinusitis aguda y problemas de columna.
La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos (Instituto Español de Resiliencia)
También le llaman entereza
La resiliencia, es el convencimiento que tiene un individuo o equipo en superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en la derrota a pesar de que los resultados estén en contra, al final surge un comportamiento ejemplar a destacar en situaciones de incertidumbre con resultados altamente positivos.
Esa capacidad de resistencia se prueba en situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo el debido a la pérdida inesperada de un ser querido, al maltrato o abuso psíquico o físico, a prolongadas enfermedades temporales, al abandono afectivo, al fracaso, a las catástrofes naturales y a las pobrezas extremas.
Se habla de niños con una enorme capacidad de resiliencia al maltrato, en contraposición con aquellos que posteriormente presentan enormes problemas de adaptación a diversas actividades de su vida (escuela, establecimiento de relaciones sociales consistentes, entorno familiar, etc.), pudiendo manifestar retraimiento excesivo o una gran agresividad, que en cualquier caso les lleva a ser muy vulnerables ante los demás y a proyectar sus sentimientos de rabia contra objetos o personas.
Podría decirse que la resiliencia es la entereza más allá de la resistencia. Es la capacidad de sobreponerse a un estímulo adverso. El ser resiliente no es ser extraordinario: esta capacidad está en toda persona. La tarea es desarrollar esta capacidad con actitud y firmeza.
Fuente: ABC.es
Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh
Comunicador Social