Aprenda a cuidar la vista de sus hijos | Por: @linternista

Las radiaciones ultravioletas del sol producen, como en la piel, daños a corto y a largo plazo en la retina. Por ese motivo, y porque a medida que se cumplen años ese daño se va acumulando, la oftalmóloga española Laia Jaumandreu Urquijo recomienda el uso de medidas preventivas como sombreros, viseras y lentes de sol para evitar la exposición solar.

Siempre  que vamos a la playa proteger la delicada piel de los niños y le colocamos un buen bloqueador solar para prevenir el riesgo de que se queme su piel, pues así debería existir la misma concienciación para proteger  los ojos, ya que este tejido no se regenera tras el daño y, por lo tanto, la laceración es acumulativa y se convierte en un factor de riesgo para el desarrollo de diferentes patologías oftálmicas.

Las lesiones que se pueden producir

A corto plazo son:

• Quemaduras solares de la cornea por la exposición directa
• Conjuntivitis alérgicas relacionadas con el sol
• Maculopatías

A largo plazo se ha asociado a:

• Desarrollo temprano de cataratas
• Degeneración conjuntivales

Asimismo, aunque aún no existe investigaciones concluyentes, «parece que los medios internos y las estructuras que componen los ojos en los niños son más transparentes y menos maduras,  eso podría permitir el paso de mayor radiación ultravioleta que en un ojo adulto».

Las principales recomendaciones son evitar la exposición directa y las horas de mayor intensidad de radiación, como es básicamente las horas que comprenden el mediodía. «Se ha visto que los niños están tres veces más expuesto al sol principalmente por sus hábitos diarios», señaló.

Por tanto, lo principal es llevar a cabo medidas de prevención:

• Evitar la exposición solar
• Evitar mirar directamente al sol,
• Uso de gorros y viseras
• Uso de lentes de sol desde los seis meses.

En niños menores de 6 meses no tiene sentido poner lentes de sol, en ellos puede ser suficiente con la propia protección del carro y un sombrero o una visera como medidas de barrera, pero cuando empiezan a moverse si requieren de protección.

El principal aspecto de seguridad exigible a unos lentes de sol es que sus vidrios protejan de los rayos ultravioletas, lo contrario podría perjudicar gravemente sus ojos. Según explica, las lentes oscuras favorece que las pupilas se dilaten, pero si las lentes no filtran los rayos UV en un porcentaje adecuado, entrarán más rayos y los exponemos a posibles daños oculares.

Por eso, describe dos requisitos fundamentales que son que cumplan estrictamente con la reglamentación de la Comisión Europea y un Filtro UV 400, que protege cerca del 98 por ciento de las radiaciones de rayos UV. Para ello lo mejor es acudir a un sitio especializado y, sobre todo, evitar los lentes de sol de juguete.

«Una forma buena para saber cuándo ponérselas al niño es hacerlo al mismo tiempo que cuando se pone el protector solar o crema de sol», explica, para ello hay que tratar de que el niño se sienta a gusto con las gafas y, sobre todo, «dar ejemplo al niño usando los padres lentes de sol».

A la hora de comprarlas, la experta recomienda que cubran bien todo el ojo y que deje pasar el mínimo de luz alrededor de los cristales; que la lente no dificulte la visión, «no debe ser un cristal muy oscuro»; y el material debe ser «flexible, resistente y que pese poco». Además, se pueden elegir unas lentes polarizados que dan una protección «extra» porque bloquean reflejos de superficies horizontales, evitando fatiga visual.

La experta recuerda que a los niños no les resulta fácil ponérselas, por eso aconseja que sean lentes de calidad, sea el niño el que elija las que más le guste. Se deben rechazar los lentes homólogas, es decir las imitaciones ya que pueden causar más daño que beneficios porque la mayor parte de estos lentes no llevan filtros.

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Fuente: La Razón.

Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh

Comunicador Social