La migraña aumenta riesgo de enfermedades cardiovasculares | Por: @linternista
Según un estudio reciente, publicado en la versión electrónica de The BMJ, el 31 de enero de 2018, la migraña puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio, el ictus isquémico y hemorrágico (anteriormente llamados accidentes cerebro-vasculares), el tromboembolismo venoso y la fibrilación auricular.
Se pudo comprobar que durante el año siguiente al diagnóstico, la migraña estaba asociada a un riesgo ocho veces más alto de ictus, y aproximadamente dos veces más alto de infarto de miocardio, tromboembolismo venoso, y fibrilación auricular o aleteo auricular, en comparación con controles emparejados de la población general.
Estas asociaciones se mantuvieron durante el periodo de seguimiento, y eran más firmes en pacientes con migraña con aura, en comparación a aquellos con migraña sin aura, y más firmes en mujeres que en hombres.
El Dr. Kasper Adelborg, investigador posdoctoral del Departmento de Epidemiología Clínica del Hospital Universitario de Aarhus, en Dinamarca, y autor principal del estudio, declaró que «en la actualidad se acumulan los indicios que señalan que la migraña debe considerarse un factor de riesgo de la mayoría de las enfermedades cardiovasculares, tanto en hombres, como en mujeres». También aclaró que «el riesgo absoluto de enfermedades cardiovasculares era bajo a nivel individual, pero considerable a nivel poblacional, ya que la migraña es una enfermedad muy frecuente».
Más allá del infarto de miocardio y del ictus
«La migraña afecta a casi 15% de la población, o aproximadamente a mil millones de personas en todo el mundo, y es una de las causas principales de incapacidad, con un impacto notable en la calidad de vida, y una carga sustancial para la sociedad», señalaron los autores.
El Dr. Adelborg comentó que «varios estudios previos han señalado un vínculo entre migraña e ictus, y entre migraña e infarto de miocardio, sobre todo en las mujeres, pero el vínculo entre la migraña y otros trastornos cardiacos es menos conocido».
Probablemente los mecanismos biológicos que pueden ser responsables de la relación entre la migraña y las enfermedades cardiovasculares son «multifactoriales, y diferentes de los resultados cardiovasculares individuales», explicó.
Por ejemplo, «un posible mecanismo puede ser el vasoespasmo en las arterias cerebrales, que provoca migraña, y al mismo tiempo puede aumentar el riesgo de sufrir un ictus; otro mecanismo puede ser la migraña asociada a inmovilización, que a su vez aumenta el riesgo de tromboembolismo venoso», puntualizó.
Para mejorar el conocimiento de diversas enfermedades cardiovasculares potencialmente relacionadas con la migraña, los autores del estudio no solo examinaron el riesgo de infarto de miocardio y de ictus isquémico y hemorrágico, sino también el riesgo de arteriopatía periférica, tromboembolismo venoso, insuficiencia cardiaca, y fibrilación auricular o aleteo auricular, en pacientes con un diagnóstico de migraña por primera vez, en comparación con la población general.
También investigaron si estas asociaciones diferían entre ambos géneros, o en presencia o ausencia de aura.
Los investigadores llevaron a cabo un estudio poblacional de cohortes emparejadas, basándose en datos de los registros médicos y administrativos daneses, que incluían a todos los pacientes con un diagnóstico por primera vez de migraña primaria o secundaria, entre el 1 de enero de 1995, y el 30 de noviembre de 2013.
Compararon pacientes con migraña, con una cohorte pareada de la población general (n = 51.032 y n = 510.320, respectivamente; mediana de edad en el momento del diagnóstico: 35 años [rango: 22 a 47]) pareados por edad, género y año de diagnóstico. La mayor parte de la población del estudio (71%) pertenecía al género femenino.
Los investigadores analizaron otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, tales como diabetes, obesidad, hiperlipidemia, hipercolesterolemia, hipertensión, cardiopatía valvular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia renal, hepatopatía, cáncer, enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol y patología de la glándula tiroides.
Asociaciones a largo plazo
Después de 19 años de seguimiento, las incidencias acumuladas de infarto de miocardio, ictus isquémico, ictus hemorrágico, arteriopatía periférica, tromboembolismo venoso, fibrilación auricular o aleteo auricular, e insuficiencia cardiaca por 1000 personas, eran más altas en aquellas de la cohorte con migraña, que en la población general (25 frente a 17 para infarto de miocardio, 45 frente a 25 para ictus isquémico, 11 frente a 6 para ictus hemorrágico, 13 frente a 11 para arteriopatía periférica, 27 frente a 18 para tromboembolismo venoso, 47 frente a 34 para fibrilación auricular o aleteo auricular, y 19 frente a 18 para insuficiencia cardiaca).
Después de que los investigadores ajustaran las covariables, encontraron que la migraña estaba asociada a infarto de miocardio, hazard ratio [HR] ajustado de 1,49 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,36 – 1,64) ictus isquémico (HR: 2,26; IC 95%: 2,11 – 2,41), ictus hemorrágico (HR: 1,94; IC 95%: 1,68 – 2,23), así como tromboembolismo venoso (HR: 1,59; IC 95%: 1,45 – 1,74) y fibrilación auricular (HR: 1,25; IC 95%: 1,16 – 1,36).
No había asociación con arteriopatía periférica ni con insuficiencia cardiaca.
El riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares era máximo durante el primer año, con ocho veces más riesgo de ictus cerebrovascular, y dos veces más riesgo de infarto de miocardio, tromboembolismo venoso, y fibrilación auricular o aleteo auricular.
La asociación con infarto de miocardio (1,5 veces), ictus isquémico (1,6 – 2,1 veces), ictus hemorrágico (1,4 veces), tromboembolismo venoso (1,3 a 2 veces), y fibrilación auricular (1,2 veces) se mantuvo durante más de 1 a 5, y durante más de 5 a 19 años.
Un análisis de la presencia o ausencia de aura, con datos disponibles de 59% de pacientes con migraña, encontró que la migraña con aura estaba asociada a riesgos a largo plazo, de infarto de miocardio, ictus isquémico y hemorrágico, y tromboembolismo venoso.
La mayoría de las asociaciones persistió incluso en quienes no tomaban antiinflamatorios no esteroideos, y en los que no tomaban medicación específica para la migraña.
El Dr. Adelborg añadió: «Encontramos varios hallazgos interesantes. En general, las asociaciones eran más firmes en el año siguiente al diagnóstico, pero se mantenían a largo plazo, hasta 19 años después del mismo».
Además, «la mayoría de las asociaciones estaba presente tanto en pacientes con migraña con aura (signos de aviso antes de una migraña, como ver luces parpadeantes), como en pacientes con migraña sin aura, de ambos géneros».
Reconoció estar sorprendido por los resultados y citó varios puntos fuertes del estudio, como «el tamaño muy grande de la muestra y la cohorte de comparación emparejada por edad y género de la población general, que permitió incluir la migraña en un contexto de población y realizar varios análisis de subgrupos».
Fuente: espanol.medscape.com
Referencias:
- Adelborg K, Szépligeti SK, Holland-Bill L, Ehrenstein V, y cols. Migraine and risk of cardiovascular diseases: Danish population based matched cohort study. BMJ. 31 Ene 2018;360:k96. doi: 10.1136/bmj.k96. PMID: 29386181. Resumen
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Kurth T, Rohmann JL, Shapiro RE. Migraine and risk of cardiovascular disease. BMJ. 31 Ene 2018;360:k275. doi: 10.1136/bmj.k275. PMID: 29386182. Editorial