Existe inflamación crónica en pacientes obesos «metabólicamente sanos» | Por: @linternista
Según un nuevo estudio publicado por investigadores argentinos de la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Luján, la Fundación Barceló, y el Departamento de Cardiología del Hospital FLENI, los obesos «metabólicamente sanos» presentan un fenotipo intermedio entre aquellos con síndrome metabólico (resistencia a la insulina y un estado proinflamatorio) y los no obesos metabólicamente sanos, lo que permitiría establecer su riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y diabetes de tipo 2.
El concepto de obeso «metabólicamente sano» es centro de muchas polémicas. No existe una definición única y los mecanismos que justifican el perfil metabólico favorable de los obesos metabólicamente sanos no están completamente elucidados. Los datos, publicados en PLoS One sustentan que los obesos metabólicamente sanos presentan inflamación crónica similar a la de los obesos con síndrome metabólico, pero una menor resistencia a la insulina.
Ante las dificultades de que los pacientes con obesidad disminuyan su peso y mantengan el peso perdido, se ha propuesto que los médicos cambien el foco de atención en estos pacientes, explicando los beneficios de la pérdida de peso en el contexto de cambios en los parámetros metabólicos y la presión arterial.
El objetivo inicial sería volverse un obeso metabólicamente sano, un objetivo difícil ya que solo 25% se convierte en obeso metabólicamente sano al perder 5% de su peso corporal. Sin embargo, concluida la conversión a obeso metabólicamente sano, el paciente podría obtener más beneficios para la salud reduciendo aun más su peso.
La resistencia a la insulina y un estado subclínico de inflamación sistémica intervienen en la fisiopatología de los factores de riesgo que definen al síndrome metabólico.
En el estudio los investigadores caracterizaron la resistencia a la insulina y la inflamación de bajo grado de un grupo de individuos obesos metabólicamente sanos, y los compararon con individuos diagnosticados con síndrome metabólico.
Replicaron el trabajo en dos poblaciones argentinas independientes, una de 940 individuos en Buenos Aires y otra de 518 en la localidad de Venado Tuerto.
«Encontramos que el grado de inflamación, medida por los niveles de proteína C reactiva ultrasensible, de los obesos metabólicamente sanos no se diferencia al de los obesos con síndrome metabólico, pero es significativamente mayor que el de individuos no obesos sin síndrome metabólico» comentó Andrea Iglesias Molli, del Instituto de Inmunología, Genética y Metabolismo (INIGEM), en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, y primera autora del trabajo.
Además, cuando se utilizó como covariable la circunferencia de la cintura, la resistencia a insulina no difirió entre los obesos metabólicamente sanos y los individuos no obesos sin síndrome metabólico, pero fue significativamente menor que para los obesos con síndrome metabólico.
«Esto demuestra que el desarrollo de resistencia a la insulina en los obesos metabólicamente sanos está estrechamente relacionado con la obesidad central, y que está relacionado con las otras variables metabólicas en los obesos con síndrome metabólico. Con esta evidencia, se plantea como discusión la importancia de medir otros parámetros como la inflamación, la insulinorresistencia y la obesidad central para definir el estado de obeso metabólicamente sano», dijo Iglesias Molli.
El hallazgo de un valor elevado de proteína C reactiva ultrasensible, especialmente ante la presencia de grasa abdominal, sería determinante de un mayor riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares, siendo necesario generar cambios en el estilo de vida para lograr una reducción del peso. En segundo lugar, conocer la presencia de insulinorresistencia a través del cálculo de HOMA (Homeostasis Model Asssessment) permite detectar en este grupo una población con mayor riesgo de diabetes.
Los obesos metabólicamente sanos se caracterizan por preservar la sensibilidad a la insulina, la masa grasa visceral relativamente baja y presentar menos disfunción del tejido adiposo. También se ha demostrado que los obesos con sensibilidad a la insulina tienen menor grasa ectópica en el hígado que los individuos obesos con resistencia a la insulina.
Un tema controvertido
El concepto mismo de la existencia de una obesidad más saludable todavía es centro de controversias. Una revisión y metanálisis de 22 estudios prospectivos publicada en el año 2016 sugirió que los obesos metabólicamente sanos tenían un riesgo mayor de eventos cardiovasculares que los individuos metabólicamente sanos de peso normal (riesgo relativo [RR]: 1,45; 95% CI: 1,20 – 1,70), pero que el riesgo era considerablemente menor que de los obesos metabólicamente no saludables. Otro estudio que evaluó más de medio millón de individuos demostró que, a 7 años de seguimiento, en un grupo de individuos obesos metabólicamente sanos aumentó el riesgo de enfermedad coronaria en 28%, comparado con aquellos con peso saludable.
Por otro lado, los autores de otro estudio danés, con más de 6.200 participantes con 10 años de seguimiento, directamente cuestionan el término «metabólicamente sano» dado que a 5 años de iniciado el estudio, los pacientes de género masculino clasificados como obesos metabólicamente sanos tuvieron 3 veces más riesgo de presentar cardiopatía coronaria (hazard ratio [HR]: 3.1; IC 95%: 1,1 – 8,2), mientras que las mujeres obesas duplicaron el riesgo (HR: 1,8; IC 95%: 0,7 – 4,8).
Si es que existe, el fenotipo obeso benigno deberá aun definirse de forma estricta, ya que no hay estudios suficientes para ello; sin embargo, este trabajo permite avanzar un paso en ese conocimiento.
Un obstáculo adicional es que todavía no existe, en las distintas publicaciones del tema, un criterio unificado de «obeso metabólicamente sano». Algunas lo catalogan como a aquel que no presenta ningún factor de riesgo metabólico. En otras, los obesos pueden tener hasta 1 o 2 alteraciones metabólicas, y ser considerado como metabólicamente sano. Para este trabajo se aplicó el consenso mundial de sociedades médicas, considerando como obeso metabólicamente sano a un individuo obeso que presenta hasta 2 de los componentes característicos del síndrome metabólico (glucemia, presión arterial, circunferencia de cintura o triglicéridos aumentados, o colesterol HDL disminuido), o presentar otras alteraciones metabólicas no consideradas en el diagnóstico del síndrome metabólico (inflamación e insulinorresistencia, por ejemplo).
Otro punto importante es que se ha postulado que la obesidad metabólicamente sana sería apenas un estado inicial en la progresión a la obesidad metabólicamente enferma, lo que ocurriría en una media de 8,2 años después.
«Nuestro artículo pone de manifiesto la importancia de medir la inflamación mediante el dosaje de proteína C reactiva ultrasensible, como otro indicativo del riesgo metabólico. Es probable que este parámetro esté determinando aquellos individuos que siendo obesos metabólicamente sanos progresarán a un estado de obesidad con síndrome metabólico en el futuro y, por lo tanto, es importante incluirlo en la práctica clínica», dijo Iglesias Moll, que agregó: «Además, sería importante incluir esta determinación en próximos estudios longitudinales que investiguen la evolución de obesos metabólicamente sanos a situaciones de empeoramiento metabólico. Nuestro grupo de trabajo pretende contactar nuevamente a los mismos individuos con el objetivo de estudiar su evolución a 10 años y buscar algún parámetro que pueda relacionarse con la progresión o no al fenotipo de síndrome metabólico».
Fuente: espanol.medscape.com
Referencia: Iglesias Molli AE, Penas Steinhardt A, López AP, González CD, y cols. Metabolically healthy obese individuals present similar chronic inflammation level but less insulin-resistance than obese individuals with metabolic syndrome. PLoS One. 28 Dic 2017;12(12):e0190528. doi: 10.1371/journal.pone.0190528. PMID: 29284058. Artículo