¿La dieta «occidental» no incrementa el riesgo de eventos cardiovasculares adversos graves? | Por: @linternista
Según un estudio de prevención secundaria publicado en versión electrónica el 24 de abril de 2016 en el European Heart Journal, de más de 15.000 pacientes con cardiopatía isquémica crónica de alto riesgo, consumir alimentos fritos, bebidas azucaradas y otros componentes de una dieta «occidental» no incrementó el riesgo de eventos cardiovasculares adversos graves y consumir alimentos característicos de una dieta mediterránea típica de hecho redujo ese riesgo en una mediana de 3,7 años de seguimiento.
«Esto fue sorprendente, y desconocemos los motivos», dijo el investigador, el Dr. Ralph A. Stewart (Universidad de Auckland, Nueva Zelanda). No hubo ninguna relación entre el incremento en la puntuación en la dieta occidental y los eventos cardiovasculares adversos graves en modelos sin ajuste o con ajuste, informan los investigadores. Como era de esperar, el apego a un tipo de dieta mediterránea tradicional que resalta la importancia de granos integrales, frutas, verduras, legumbres, pescado y menos carne se relacionó con menos eventos cardiovasculares adversos graves.
En los pacientes con una puntuación de dieta mediterránea de más de 12, un incremento de un punto en la puntuación de la dieta mediterránea se relacionó con un menor riesgo de eventos cardiovasculares adversos graves, este se mantuvo significativo después del ajuste completo (hazard ratio [HR]: 0,95; p = 0,007) y fue congruente para las diversas regiones geográficas y subgrupo de pacientes especificados de antemano.
Los datos no deben malinterpretarse como una luz verde para que los pacientes con cardiopatía isquémica crónica consuman alimentos no saludables; más bien, «necesitamos esforzarnos más en incrementar los alimentos saludables que parecen ser más protectores», dijo Stewart.
El Dr. Laurence Sperling (Centro de Prevención de Cardiopatía Emory, Atlanta, Georgia), quien no intervino en el estudio, dijo que aun cuando la repercusión de la dieta occidental fuese nula, la dieta mediterránea era protectora y que se dispone de sólida evidencia que respalda que «un patrón alimentario de tipo mediterráneo sería el método de alimentación preferido».
Una explicación de los inesperados resultados en los datos de la dieta occidental podría ser que la puntuación fuese una medida relativamente burda de los alimentos reales ingeridos, de manera que fácilmente se podrían pasar por alto efectos adversos moderados de alimentos específicos, dijo Stewart.
Se utilizó un cuestionario simple de frecuencia de alimentos, autoadministrado por 15.482 participantes de 39 países en el estudio STABILITY para informar sobre cuántas veces en una semana típica consumían alimentos comunes y alcohol. Los puntos fueron asignados para la puntuación de la dieta mediterránea con base en los alimentos de la dieta mediterránea en estudios previos y para la puntuación de la dieta occidental con base en el consumo de granos refinados, dulces y postres, bebidas azucaradas y alimentos fritos. No se incluyeron los lípidos alimentarios en ninguna de las dos puntuaciones.
«En análisis separados, la puntuación de la dieta mediterránea se relacionó sólo débilmente o no se relacionó con los lípidos plasmáticos, la glucosa en ayunas y la presión arterial medida, de manera que creo que este tipo de alimentación sólo tiene una pequeña influencia en los factores de riesgo habituales», dijo Stewart.
«Otro aspecto a tomar en cuenta es que los alimentos de la puntuación de la dieta occidental posiblemente contribuyan a la obesidad, cuya importancia para la salud en el curso de la vida conocemos. Sin embargo, son menos seguras las ventajas de la reducción de peso en personas mayores con cardiopatía documentada».
La edad promedio de los pacientes fue de 64,2 años y el 81,1% eran del sexo masculino.
El menor riesgo de muerte, infarto de miocardio e ictus en pacientes con una puntuacion de la dieta mediterránea alta parece indicar que los alimentos como las frutas y verduras, el pescado y el consumo moderado de alcohol, tienen un efecto protector, dijo. «Sin embargo, la mayoría de los pacientes con cardiopatía isquémica estable a nivel mundial no comen suficientes alimentos de este tipo para lograr este beneficio».
Sperling observó que la ventaja de la alimentación no suele ser bien apreciada por cardiólogos, pese a la evidencia de estudios recientes, como PREDIMED, que demostró una reducción de 30% en los desenlaces cardiovasculares en pacientes con cardiopatía isquémica crónica de alto riesgo que seguían una dieta mediterránea complementada con aceite de oliva extra virgen o frutos secos mixtos.
«Esto tiene la misma potencia que todos los medicamentos que aceptamos ―estatinas o inhibidores de ECA― y ciertamente más potencia que realizar una angioplastia en una persona con angina de pecho estable», dijo.
Al inicio, la mayoría de los pacientes estaban recibiendo medicamentos antihipertensivos y a casi 97% se le administraba una estatina. «Por consiguiente los resultados parecen indicar que las ventajas de este tipo de alimentación (dieta mediterránea) son adicionales a las ventajas conocidas de las estatinas», observó Stewart.
El Dr. Michael H. Davidson (Universidad de Chicago, Ilinois), quien no intervino en el análisis, dijo que los datos del cambio de paradigma reciente en la reducción del riesgo cardiovascular, resaltado por el Comité Asesor de las Directrices Alimentarias en el 2015, aparte del colesterol de los alimentos.
Dijo: «Contamos con datos que indican que no tiene un beneficio cardiovascular decir a las personas que dejen de consumir grasas saturadas y que reduzcan su ingesta de colesterol alimentario. Sin embargo, ahora el estudio de prevención secundaria PREDIMED muestra evidencia de que incorporar alimentos saludables de una alimentación de tipo mediterránea puede proporcionar una ventaja cardiovascular«.
No obstante, señaló Stewart, puesto que no pudieron estimar de manera confiable los lípidos de la alimentación con base en el cuestionario de frecuencia de alimentos, el estudio no pudo abordar la importancia de reducir los lípidos saturados.
Referencia: Stewart RA, Wallentin L, Benatar J, y cols. Dietary patterns and the risk of major adverse cardiovascular events in a global study of high-risk patients with stable coronary heart disease. Eur Heart J 2016; DOI:10.1093/eurheartj/ehw125. Artículo