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Precaución: Pueden quedar cerdas metálicas al limpiar las parrilleras con cepillos de alambre | Por: @linternista

Ha sido alertado en EEUU por especialistas en otorrinolaringología acerca del peligro de limpiar las parrilleras con cepillos de alambre: Las cerdas de dicho material se pueden desprender, adherirse a la parrilla y, posteriormente, incrustarse inadvertidamente en los alimentos que allí se cocinen. Al ingerirse, se puede encajar en nuestros tejidos en su paso por la boca, faringe, esófago o más abajo en las vías digestivas e incluso en tráquea o brónquios y ocasionar infecciones.

Según un estudio que acaba de publicar la revista ‘Otolaryngology-Head and Neck Surgery’, entre 2002 y 2014 se han registrado en EEUU 1.698 lesiones en los servicios de urgencias causadas por la ingestición de cerdas de alambre de acero de cepillos de parrilla. «La estimación no incluye los casos que se presentan en las urgencias de ambulatorios, por lo que, claramente, el problema está infradiagnosticado», apunta David Chang, médico y uno de los responsables del artículo. Dada la incidencia, los autores hacen un llamamiento a los médicos y a los consumidores para evitar usar este método o asegurarse de que ninguna cerda del cepillo se haya desprendido.

En la base de datos del Sistema Nacional de Vigilancia Electrónica de Lesiones, la edad media fue de 30 años, y la distribución por sexo de los pacientes fue similar (21 varones frente a 22 mujeres). La localización más frecuente de la lesión fue la orofaringe (la zona de la faringe que está al final de la boca), tanto en la base de datos NEISS (23 de 43, 53,4%) como en la revisión de la literatura (11 de 36, 30,5%). Sin embargo, la cavidad oral fue el sitio más frecuente en la base de datos SaferProducts.gov informado al consumidor (9 de 24, 37,5%). La mayoría de los pacientes en el NEISS fueron tratados en el servicio de urgencias (31 de 43, 69,7%). Los casos fueron más frecuentes en junio, julio y agosto, con el mayor número de eventos en el mes de julio.

«Este sistema de limpieza se utiliza mucho menos en España que en América», señala Pablo Parente, presidente de la Comisión de Cirugía de Cabeza y Cuello de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL). «Aquí solemos usar utensilios menos peligrosos, de piedra, acero inoxidable o cepillos, pero no metálicos».

Los otorrinolaringólogos son los especialistas que más experiencia tienen en la entrada de cuerpos extraños que se incrustan en cualquiera de las zonas de la vía respiratoria, ya sea la boca, la faringe, la laringe, la parte superior del esófago e incluso la tráquea y los bronquios. «Es frecuente que acaben en el pulmón y haya que realizar broncoscopias para extraerlo». A partir de los cuatro años, estos incidentes están más relacionados con partes de juguetes como la rueda de un coche, por ejemplo. A veces, también aspiran material con aristas o semiagudos. «Espinas o huesos de pollo o conejo que quedan escondidos en la carne o el pescado y se enganchan en las amígdalas en el proceso de deglución».

En los servicios de urgencia europeos se ven con menos frecuencia lesiones producidas por material metálico, como las cerdas de alambre de los cepillos de limpieza del que advierten los otorrinolaringólogos estadounidenses. Este tipo de sustancias metálicas «tienen capacidad de migración», argumenta Parente. «Pueden acabar lejos de la zona por la que han entrado y producir infecciones graves».

El problema, además, señala el artículo de ‘Otolaryngology-Head and Neck Surgery’, es que «el afectado no llega a sospechar del alambre de las cerdas del cepillo». La ingiere introducida en la comida y no le produce ninguna sensación. Y, al ser un material tan fino no se puede ver tan fácilmente para percatarse.

Sólo realizando una exploración de la vía respiratoria a través de una endoscopia y una radiografía se puede encontrar el origen de la infección que le hace acudir al servicio de urgencias. Para ello, es fundamental que los médicos que atienden sean conscientes de que existe esta posibilidad. «Si se localiza en un tiempo razonable, las complicaciones son raras. Una vez identificado el fragmento de alambre, se extrae.

Dependiendo de la zona, requerirá intervención quirúrgica». Algunos de los pacientes del estudio, de hecho, necesitaron una operación, especialmente, en verano, que es cuando más se utilizan las parrillas. Independientemente de estos casos extremos, la mayoría de las lesiones registradas se localizaban en la boca y la garganta.

Es importante, apuntan los autores del artículo, que «los médicos de urgencias, radiólogos y otorrinolaringólogos se conciencien de esta posibilidad para poder realizar las pruebas apropiadas y que el diagnóstico y la intervención no sean tardías».

Por su parte, «los usuarios de las parrillas deben tener especial cuidado al limpiarlas si usan los cepillos de alarme y descartar que queden sueltos fragmentos después de la limpieza». Mejor aún si se utilizan métodos alternativos.

Fuente: elmundo.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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